Einstein, Alfredo Guevara e a Cuba atual


Por Narciso Isa Conde.

Albert Eienstein es conocido como un genio de la física-matemática, inventor de la energía  nuclear, pero su pensamiento político social ha sido cuidadosamente silenciado por la maquinaria capitalista.

¿Qué opinaba Einstein sobre el capitalismo?

“La anarquía económica de la sociedad capitalista tal y como existe hoy- afirmó- es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal”.

¿Cuál fue su propuesta alternativa?

”Estoy convencido –agregó- de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males, el establecimiento de una economía socialista, acompañada por un sistema educativo orientado hacia metas sociales”.

¿Qué entendía Eienstein por una economía socialista?

… “En una economía así los medios de producción son poseídos por la sociedad y utilizados en forma planificada. Una economía planificada –enfatizó– que ajuste la producción a las necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre todos los capacitados para trabajar a  y garantizaría un sustento a cada hombre o mujer y niño”. . . .

¿Cómo concibió el rol de la educación en ese proceso?

….”La educación del individuo, además de promover sus propias capacidades naturales, procuraría –según su concepción- desarrollar en el un sentido de la responsabilidad para sus compañeros-hombres (y mujeres agrego) en lugar de la glorificación del poder y del éxito que se da en nuestra sociedad actual”. . .

¿Acaso Einstein entendió que la economía planificada era sinónimo de socialismo?

Por el contrario, advirtió que “es necesario recordar que una economía planificada no es todavía socialismo. Una economía planificada puede estar acompañada de la completa esclavitud del individuo”. . .

¿Cuáles otros requisitos entendió necesarios para realizar el socialismo?

…”La realización del socialismo –subrayó- requiere solucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todo poderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y como asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?”

Estas últimas inquietudes expresadas en su artículo titulado “¿POR QUÉ SOCIALISMO?”, forman parte de su  aguda y temprana preocupación por  “la falta de socialismo en el camino hacia él”, por la creciente negación de las libertades individuales y colectivas  cuando las transformaciones emprendidas en su época se vieron adulteradas por la hipertrofia burocrática que conllevó la estatización total y la ausencia de democracia socialista en la antigua Unión Soviética

  • Un pensamiento asombrosamente actual

Visión certera ayer y vigente en mayor grado en el presente.

Porque ahora que el capitalismo es peor que el que le tocó vivir a este portentoso talento humano. . . Después del colapso del llamado “socialismo de Estado” euro-oriental. . . . Con posterioridad al fracaso que le impuso a importantes procesos de orientación socialista del siglo XX “una burocracia todopoderosa y  arrogante”.

Por qué  ahora que se reflexiona y se debate en torno a la pregunta  ¿Cuál socialismo para el siglo XXI?,  las palabras de Albert Einstein retoman una actualidad impresionante tanto frente al capitalismo central como al  periférico (integrado por estas sociedades dependientes); igual ante el significado del colapso de las referidas experiencias socialistas bajo el signo del estatismo-burocrático, implícitamente objetadas en sus visionarias reflexiones.

Eienstein refuerza la idea de que la clave del éxito consiste en socializar la propiedad, la economía y todo el poder: instituciones, sistemas políticos, relaciones de géneros, relaciones inter-generacionales, vínculos entre fenotipos humanos, entre seres humanos y naturaleza toda.

La clave está en desprivatizar, en colectivizar, en socializar y democratizar allí donde predomine la propiedad privada sobre los medios de producción, distribución, servicio… y prime el autoritarismo y el elitismo sobre partidos, estados, arte, cultura…como acontece en las sociedades capitalistas de diferentes niveles de desarrollo.

Frente al orden mundial capitalista-imperialistas –reitero- se impone colectivizar, socializar, no simplemente estatitizar.

Democratizar sin burocratizar el poder. Descentralizar, no concentrar las decisiones. Impedir que tanto la propiedad privada como es el Estado se apropien de la sociedad y del territorio.

Al compás de la superación del capitalismo, debilitar progresivamente el Estado a través de la autogestión y auto- organización, del impulso de los procesos asociativos, de la participación popular, de la democracia directa, del poder revocatorio de las comunidades…

Y en sociedades estatista-burocráticas (post-capitalistas), con instituciones, partidos y organizaciones sociales cuasi fusionadas, es imprescindible  -para crear socialismo y liberar al individuo y a la sociedad del control infecundo del súper-estado-  socializar lo estatal, traspasar lo público al pueblo como su legitimo dueño, controlar y disminuir el Estado en un proceso paulatino hacia su extinción; liberar a los seres humanos de toda coerción, opresión, discriminación…

Fortalecer la tendencia hacia la libre asociación y relación armoniosa entre seres humanos y entre estos y el resto de la naturaleza.

Socializar, no privatizar. Reducir el Estado y  no a favor de la propiedad privada y de la explotación del trabajo ajeno, sino del interés colectivo.

Democratizar el poder y desarrollar  el control social y ciudadano, sin traspasarle la hegemonía ni al capital privado (nacional o transnacional) ni al capitalismo de Estado y su buro-tecnocracia. Tampoco favorecer el predominio de la combinación de propiedad estatal y trabajo asalariado con propiedad privada y explotación del trabajo ajeno y sistema político centralizado.

Democratizar en detrimento del monopolio del partido único fundido con el Estado.

Democratizar en detrimento de la burocracia “todopoderosa y arrogante”.

Recrear las fuerzas de vanguardia, la voluntad transformadora de la parte más conciente y organizada de la sociedad; reconstruir todo el tejido social organizado y horizontalizar en gran escala las relaciones políticas; desatar la hermosa rebeldía femenina, las energías revolucionaria de la juventud, y muy especialmente la capacidad emancipadora del trabajo y la cultura frente al Estado y al capital.

Crear, en fin, democracia participativa, auto-gestionaria, con predominio de la propiedad social y la planificación democrática.

  • Pensando en Cuba

Leyendo a Einstein pensé en la Cuba actual y futura.

Recordé estas palabras recientes de Alfredo Guevara, destacado intelectual cubano de la generación histórica, refiriéndose  a la hora de liberar la revolución de la prisión del Estado.

…creo que hemos entrado en el período de la lucha (no diré que es la primera vez que es sistémica, pero yo creo que es la primera vez que se va a lograr de verdad) de la desestatización….

…Todo lo vemos, todo lo leemos en un plano económico-productivo de salvación, pero yo creo que el fenómeno más interesante esta subyacente e irreversible: la desestatización de la sociedad cubana. La sociedad cubana saldrá, parece, de la prisión del Estado.… considero imprescindible… que la sociedad cubana se libere del Estado.

(Fragmentos transcritos de la intervención de Alfredo Guevara en el Panel de discusión:”Julio Antonio Mella: marxismo, herejía y heterodoxia. Propuestas de relecturas sobre su obra y su vida”, 11 de diciembre de 2010).

  • ¿En qué dirección desestatizar?

Me grada su optimismo.

Pero el tema crucial a partir de esa trascendente decisión es definir en cuál de las direcciones iría el proceso de desestatización de la sociedad cubana y hasta que grado.

Sigo pensando que pesa mucho en la actual visión oficial y en no pocos sectores partidarios de la revolución, considerar socialistas las empresas estatales, sin autogestión, sin co-gestión, sin socialización a favor de las/os productores.

Aprecio que todavía no hay una corriente fuerte a favor de la superación de la relación económica estatal-trabajo asalariado; ni de la necesidad de obstruir una desestatización a favor de la propiedad privada con explotación de mano de obra asalariada y con un fuerte componente de capital privado transnacional. Por eso se sigue considerando a China como un “país socialista”, y autorizando los campos de Golf, los transgénicos, la venta de inmuebles a inversionistas extranjeros y la posibilidad de contratar mano de obra en empresas privadas en el contexto de facilidades mayores al capital transnacional.

Nada se habla de avanzar en dirección a una economía de equivalencia, que supere progresivamente la concepción capitalista sobre mercado-precios

No queda claro el peso real de la importante propuesta de cooperativización de determinadas áreas, mucho menos definido el “contrapeso democrático” a crear frente al poder de la burocracia”; la cual no deja de ser tan poderosa porque se lance al cuenta-propismo a más de un millón de trabajadores/as de Estado sin un preciso programa de colectivización paulatina del sector o porque se entreguen predios estatales con vocación agrícola al usufructo privado sin estímulos a la producción asociada.

Hay líneas positivas de desestatización limitada y de descentralización insuficiente, y sigue omnipresente el verticalismo en la conducción política así como la esencia del modelo político-institucional.

Hay una tendencia también positiva a redefinir dentro del modelo y la institucionalidad vigente los roles del partido, el Estado y las organizaciones sociales; pero no está clara la apuesta hacia una democracia participativa e integral, hacia un sistema político no monopolizado por un partido sesgado por un grado considerable de autoritarismo y hacia un régimen de libertades no sujeto a sistemas de censura y a  múltiples restricciones.

Tampoco se habla de superar cierta unilateralidad de la política exterior condicionada por las relaciones inter-estatales y con serias ausencias en cuanto a internacionalismo revolucionario y pro-socialista.

  • Abrir en mayor escala y a más profundidad el debate

Hay muchas cosas por redefinir dentro de un debate con canales todavía muy restringidos y con escasos espacios abiertos autorizados, lo que obstruye  su despliegue.

En los lineamientos propuestos al VI Congreso del PCC y en las medidas en marcha no está contemplado un proyecto estratégico de desestatización total a favor del socialismo que reclama este siglo XXI; con cierre de puertas a la restauración progresiva de la privatización y al híbrido de un capitalismo de Estado modernizado mezclado con un capitalismo privado acompañado de políticas sociales social heredadas del viejo orden.

Por eso en Cuba, el cómo y cuanto desestatizar, sigue siendo la pregunta clave si nos ponemos de acuerdo en que el modelo estatista- burocrático se agotó. Y ella nos conduce a otras dos de carácter estratégico: ¿Cuál socialismo y cuál democracia son deseables y posibles en este siglo XXI?

Y más allá de Cuba es urgente responder: ¿cuál alternativa a una sociedad capitalista que no “solo es la verdadera causa del mal”, sino que pone en riesgo la existencia del planeta con todo su contenido?

Ojala se proyecten al presente y sean asumidas como válidas e imperiosas las geniales consideraciones de Einstein incluidas en el artículo citado, de manera que contribuyan  a  profundizar el debate sobre los nuevos socialismos a escala mundial y específicamente sobre  el preciado futuro cubano; indisolublemente ligado a la suerte de promisorio, pero cada vez más frenado y amenazado, proceso de cambio continental.

Ojala que el hecho de que lo haya dicho una personalidad de tanto prestigio y autoridad intelectual, contribuya a debilitar los prejuicios oficiales y no oficiales frente a esa manera de pensar y a impulsar la “creación heroica” y los sueños realizables en estos tiempos propicios para nuevas y necesarias revoluciones.

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