A contracorrente da revolução

Por Orlando Balbás.

El escenario electoral del 2012 ha servido para descubrir las grandes contradicciones de los que, en su odio de clases, se manifiestan contra los humildes y los trabajadores. Su desprecio por el pueblo los conduce a utilizar procedimientos propagandísticos que impactan la psiquis social.

Indudablemente que en medio de este ambiente preeleccionario se van definiendo posiciones políticas en pro o en contra de un cambio social. Las palabras: cambio, llegó la hora, despierta, fueron expresiones utilizadas por el mismo sector de la derecha política para mantener o llegar al poder durante la cuarta república.

Los estudios de las tendencias en la sociedad, sus descontentos, preferencias e inclinaciones, se han perfeccionado y en la actual guerra política en Venezuela, las clases económicamente poderosas utilizan los medios de comunicación de manera avasallante con la finalidad de desviar la conciencia de liberación en el seno del pueblo adquirida en estos años de duro batallar por la transformación social.

Los que dirigen la campaña contraria a la revolución comenzaron utilizando como principal consigna, el término “progreso”, tratando de arrancarle un tajo a las políticas que dirige el Presidente Chávez. Esta táctica publicitaria no les ha dado los resultados esperados, por eso ahora, se desplazan con todos los hierros al uso de la guerra sucia, la acusación temeraria y dislocada hacia los funcionarios más cercanos al líder de la revolución bolivariana y relacionarlos al narcotráfico y los delitos. Toda la guerra desatada contra el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela busca debilitar el apoyo popular que tiene y continúa en aumento.

Los propios dueños de algunos medios de comunicación privado ya hablan incluso de la desaparición física de Chávez. Los jefes de la religión católica, deben pronunciarse ante esta monstruosa conducta de los “dirigentes” de la derecha en campaña. En el caso de la alta jerarquía eclesiástica, se evidencia que ellos también marchan en la onda de la desesperación que tienen los fascistas por el poder y más bien hacen apología al extinto cardenal Ignacio Velasco, que acompañó a los golpistas en Miraflores y estuvo presente en el secuestro de Chávez en la Orchila y hasta lo han superado en sus delirantes andanzas políticas.

Aun cuando la derecha venezolana haya sido desplazada y los revolucionarios estén en el poder, todavía la contrarrevolución tiene fuerzas y recursos, está apoyada desde el exterior y ha decidido retomar el país y apoderarse del Estado. Para ello han venido desarrollando una especie de golpe por fases, desconociendo poco a poco la labor legítima del gobierno e intentando crear un gobierno paralelo que rompa la unión pueblo-Presidente.

Con la presencia en los Estados Unidos, del magistrado Aponte, destituido por procedimientos corruptos para favorecer el delito, se abre un nuevo episodio de descalificación que pudiera influenciar a los más desprevenidos, pero este guión ya resulta conocido y se augura su fracaso, Este abogado, pagado por grandes empresarios derechistas, no tendrá la resonancia calculada por la ¿“mesa de la unidad”?

La unión de los revolucionarios y todos los que apoyen al Comandante Chávez es la vía del triunfo del bien contra el mal. La construcción de una sociedad justa y socialista se expande aceleradamente en América latina y esto tiene preocupado al gran imperio norteamericano.

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