Mujica, o ícone de uma derrota

Por Ernesto Herrera.

Los “escépticos” descolocados. No habría que esperar hasta el año 2020 para  meterse, nuevamente, en el “mundo desarrollado”. El Presidente Mujica -corrigiendo la predicción que había realizado meses atrás-, acaba de comunicar que los plazos se acortaron. Los “números objetivos” de la “recuperación” económica son tan elocuentes que ya vuelven a colocarnos “en aquellos años venturosos” de los ’50, cuando “se consideraba a nuestro país la Suiza de América”.[1]

El sueño helvético de Mujica es tan desopilante como el personaje. O resultado de la filosofía que predica: “como te digo una cosa, te digo otra cosa”. No obstante, se sustenta en algunas estadísticas oficiales que cuentan que los tiempos de crisis y penurias quedaron en el pasado. Las mismas dicen que los signos de confort son inequívocos. La sociedad está “muchísimo mejor”. El consumo “volvió a explotar” en shoppings, supermercados y grandes tiendas; los autos cero kilómetros  los electrodomésticos se venden como pan caliente; el “turismo interno” se extendió y dejó de ser un lujo para pocos; el desempleo se sitúa en el índice más bajo de los últimos cuarenta años. Y lo más importante: cada vez son menos los uruguayos pobres y muchos más los de “clase media”.

Los patrones dan fe del “momento excepcional”. La rentabilidad de las empresas aumentó en las principales ramas (agro-negocios, sector financiero, industria de exportación). El 65% de los empresarios declara que el “clima de negocios” es “bueno o muy bueno”.[2] Las compra-ventas de empresas superaron los US$ 910 millones en 2012. Los “expertos” de fusiones-adquisiciones confirman el interés de firmas multinacionales para “concretar en el mercado local” en 2013. Llegarán de la mano de “fondos de inversión”, que se interesan por tierras, empresas de consumo, de servicios y del sector inmobiliario.[3] Más decisivo todavía. Los bolsillos empresariales registran el beneficio de una “distribución” que los tiene como ganadores. El 22,8% de lo que recauda el IRPF (Impuesto a la Renta de las Personas Físicas)  corresponde a “los ingresos del capital y a la riqueza”; el 67,2% corresponde “al consumo y a los ingresos del trabajo”.[4] Ninguna duda sobre quienes pagan más.
Las clases propietarias constatan lo evidente: el “país productivo” que prometió el progresismo se asienta en los mismos pilares que instaló el neoliberalismo en los años 1990. Vale decir: desregulación financiera; desnacionalización de la producción y de la comercialización de los rubros tradicionales (carne, arroz, trigo, lácteos)[5]; concentración-extranjerización de la tierra[6]; multiplicación del régimen de zonas francas; exoneraciones tributarias a las multinacionales sojeras, pasteras (celulosa), mineras[7]; privatizaciones, tercerizaciones, ley de “participación público-privada”.
Las instituciones financieras internacionales extienden el certificado de buena conducta. La representante del Banco Mundial en Uruguay, Penélope Brook, subrayó que la concesión de un préstamo por U$S 448 millones “es un acontecimiento único”, fundado “en la confianza” que el Banco tiene de los “buenos resultados” económicos del gobierno.[8]
El “mujiquismo” no cambió la ecuación. Se remite a lo heredado. Por un lado, la aplicación de los fundamentos de “disciplina fiscal” acordados con el Fondo Monetario Internacional; por otro lado, políticas sociales de carácter “compensatorio” como ordena el Banco Mundial. Las obras de infraestructura son financiadas por el Banco Interamericano de Desarrollo o por la “asociación público-privada”. El “rescate del Estado social” se abraza con los “intereses del mercado”. Las “reformas estructurales” que antaño proponía la izquierda (reforma agraria, nacionalización de la banca y del comercio exterior, reforma urbana, no pago de la deuda externa, rompimiento con el FMI), se apolillan en el baúl.
Para el economista Luis Bértola, doctor en Historia Económica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República y adherente del Frente Amplio, no caben las confusiones: la “matriz productiva” continúa siendo la que viene de lejos. Aunque el buen precio internacional de los commodites[9] que exportamos empuje a celebrar. Advierte: este “modelo agro-exportador” (en el cual se destaca la producción  forestal), puede conducir a un “callejón sin salida” cuando “la corriente de los mercados cambie una vez más”.[10]
La derecha es más punzante en el juicio. El gobierno Mujica, “será recordado por no haber concretado los desastres que los tupamaros proponían hace cuatro décadas (.) “No hay ‘reforma agraria’ (salvo la que desarrollaron con indudable éxito los empresarios brasileños en el campo uruguayo), la banca privada es toda extranjera, las relaciones con el FMI son excelentes, las multinacionales y el capital extranjero no sólo son bienvenidos sino que han sido llamados con desesperación por el liderazgo tupamaro (.) y la ‘extranjerización de la tierra’ se expandió como pocas veces en la historia del Uruguay durante los dos gobiernos del Frente Amplio”.[11]

Más cerca de África

Comparando el ingreso per cápita, estamos bien ubicados en la tabla de posiciones regional: terceros, detrás de Chile y Argentina, muy por delante de Brasil, Colombia, México,  Venezuela. Entramos en el medallero. Mejor que en el mundial de fútbol de Sudáfrica 2010, donde no alcanzamos la de bronce. Pero lejísimo del “paraíso suizo”. A no ser por aquellas señas de identidad que tradicionalmente nos asocian: el secreto bancario y las estafas financieras.

La Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), una institución “seria y profesional” -en cuya escuela se formaron muchos de los economistas que hoy administran el país-, no comparte el absurdo de Mujica. Si bien reconoce los “avances” logrados en los últimos años es más tacaña a la hora de clasificar a Uruguay: el país “menos desigual” del “continente más desigual del mundo”.[12] Apenas, diríamos, una performance mediocre. Aún si la medimos con la catástrofe social del vecindario. No es sólo la clasificación de la Cepal que resulta incómoda. Distintos informes aterrizan en una realidad que nos acerca al “continente más desigual del mundo”. O peor: al temido “infierno africano”.Un estudio del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales, concluye que la “clase media baja” (categoría tomada del Banco Mundial), se encuentra al borde del abismo.[13] Es decir, las capas sociales que “sin ser necesariamente pobres” comparten la mayoría de “necesidades básicas insatisfechas” que tienen las personas clasificadas en condición de pobreza. En términos de ingresos, empleo, vivienda y educación, la línea divisoria entre ambos grupos es apenas tenue. A los 460.000 pobres del “núcleo duro” que se registraban en 2011[14], hay que agregarle 370.000 más en “riesgo de pobreza” que “en cualquier ciclo que empiece a bajar el PIB o en cualquier etapa de debilitación económica”, pueden caer en la escala social más baja.[15] La suma es una durísima fotografía: 24% de la población total del país. Bastante más que el 13% que nos cuentan las estadísticas oficiales.
El Anuario Estadístico 2001 -divulgado por el Ministerio de Educación y Cultura el miércoles 26 de diciembre de 2012-, es otro botón de muestra. Confirma la crisis de un sistema que, supuestamente, iba a contribuir -según el progresismo- a “cerrar” la brecha social. El Anuario indica que el 50,3% de las capas más ricas de la sociedad completa la educación de nivel terciario; el 60% de las capas más empobrecidas de la sociedad no culmina la educación primaria. Esta “desigualdad simétrica” entre ricos y pobres representa un mapa indicativo de la “desigualdad educativa” que, luego, se traduce en analfabetismo funcional y precariedad laboral. De acuerdo con los datos oficiales, el 38% de los jóvenes de 15 a 20 años de edad no concurren a ningún establecimiento educativo. Siete de cada diez de estos jóvenes pertenecen a “hogares de bajos recursos”.
Con datos de 2009, Unicef ubicaba la tasa de “repetición global” de la Administración Nacional de Educación Pública en 19%. El índice superaba incluso el de países del África subsahariana como Tanzania, Zambia, Camerún y Burkina Faso. El Anuario Estadístico de Educación 2011 actualizó los registros: la repetición en la Educación Media Básica (1º a 3º de liceo) tuvo un incremento: de 27,8% en 2010 a 29,6% en 2011. A pesar de los “buenos resultados entre los escolares”, el índice de “repetición global” del sistema educativo uruguayo es uno de los diez más elevados en el mundo. Haciendo memoria. En su discurso de posesión el 1º de marzo de 2010, Mujica había anunciado las tres prioridades, inmediatas, de su administración: “educación, educación, educación”.
La crisis social tiene otras caras. El embarazo adolescente es una de las más dramáticas: asciende al 16% de los nacimientos. Son unas 7.800 madres, o “niñas-madres”, de 10 a 19 años en aproximadamente 50.000 nacimientos al año. Siete de cada diez de ellas pertenecen a familias pobres. En 2010 fue el 14,8%. Los datos de 2011 aún no se completaron. De acuerdo al informe “Estado de la población Mundial del 2012”, del Fondo de Poblaciones de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), Uruguay tiene una tasa de embarazo adolescente superior al promedio mundial. La tasa de mujeres de embarazadas entre 15 y 19 años, es de 60 cada 1.000; la media mundial es de 49 cada 1.000. De hecho, Uruguay presenta una tasa cercana a un país destruido como Sudán (70), duplica la del Reino Unido (25) y es cuatro veces superior a la de España (13).
Estos “números objetivos” desmienten, categóricamente, los mitos que re-alimenta el discurso oficial: la existencia de una “movilidad social” basada en la “inclusión de sectores vulnerables”, en una “ampliación de la clase media” y, sobre todo, en una mayor “igualdad de oportunidades”.
Debe reconocerse de todas maneras. El progresismo ha hecho un esfuerzo por mitigar la miseria. En “repartir algo” y “contener socialmente”, como le gusta decir al jefe de Estado. Focalizó nuevos programas asistenciales y aumentó los recursos en los Ministerios de Desarrollo Social, Salud Pública y Educación; extendió las “transferencias directas” (monetarias) a familias pobres; y asegura una canasta de alimentos para que nadie se muera de hambre. No obstante, este aumento del “gasto social” ha sido más que insuficiente para “combatir la pobreza”. No hablemos de “erradicarla”. Y sigue estando muy por debajo del monto destinado, por ejemplo, a los Ministerios de Defensa e Interior que, sumados, se embolsan 9,3% del presupuesto nacional.

Capitalismo en serio                                                

El mandato de Mujica se aproxima al tercer año.[16] Muchos de sus simpatizantes esperaban un “giro a la izquierda” para forzar el curso del “gobierno en disputa”. No obstante, el jefe de los “tupamaros oficiales” continuó la obra de su antecesor el “socialista” Tabaré Vázquez. Predecible fidelidad. Ambos defienden el mismo programa.

Cada tanto, el presidente de la República se encarga de hacer saber que progresismo no es sinónimo de izquierda. Y que aquellas “ideas radicales” que defendía -en los años de “propaganda armada”-, se evaporaron. Cuando se dirige a los dueños del dinero lo recalca. El 9 de agosto de 2012, durante una reunión organizada por el Council of the Americas[17] en el Hotel Radisson de Montevideo, les dijo a empresarios de Estados Unidos, Argentina y Uruguay: “Antes quería llevarme todo por delante, arreglar todo por la fuerza, pero ahora con suerte termino arreglando las veredas”.[18]  El 19 de diciembre de 2012, almorzando con 200 empresarios hoteleros, inmobiliarios y gastronómicos de una “entidad público-privada”, el Presidente volvió a manifestar su conversión: “Me limité a decir mis ideas, las que todos conocen, las que pasan por lo que yo creo es ayudar a que Uruguay tenga un capitalismo en serio para que haya más trabajo y por tanto más para repartir. Fue eso”.[19] En los dos casos, Mujica no hizo otra cosa que marcar su premisa: la reivindicación del capitalismo como “herramienta” de la “prosperidad económica”.

Frente a un auditorio compuesto de sindicalistas, matiza el discurso. Se disfraza de keynesiano y promete “grandes inversiones” de las empresas públicas. Vuelve a sus “raíces libertarias” y reivindica la existencia de empresas “auto-gestionadas” por los trabajadores.[20] Hasta critica el “modelo despilfarrador” del capitalismo. Su liga con la burocracia del PIT-CNT (central sindical única) no le impide tirar de la oreja a un sindicalismo que, según él, “persiste en un lenguaje de otra época”, anclado en “la industrialización pesada”, que se imagina un mundo “tapado de chimeneas”. Es decir, que no tendría como paradigma de sociedad moderna a Nueva Zelanda, un país de “producción similar a la de Uruguay”.[21]

Las “coincidencias estratégicas” entre sindicatos y progresismo no eliminan ciertas tensiones y “contradicciones” ya que, como lo afirma la senadora Lucía Topolansky, “las prioridades que el gobierno visualiza no coinciden con las del movimiento sindical”.[22] Nada que se vaya de las manos. La alianza gobierno-aparatos sindicales funciona. Es la garantía de “paz social”, si bien la palabra maldita no figura en ningún convenio. Cuentan los hechos. El PIT-CNT “tuvo el mayor crecimiento de afiliados a nivel mundial”,[23] no obstante, bajo el gobierno Mujica se registra el menor índice de “conflictividad laboral” (léase luchas sindicales) desde 2007.[24] La Dirección Nacional del Trabajo da prueba de la eficaz colaboración: el 95% de los “conflictos” llegaron a la negociación tripartita (gobierno, patrones, sindicatos), “sin medidas de lucha previa y se resolvieron satisfactoriamente para las partes”.[25]

En todo caso, cuando algunas luchas se “exceden en sus demandas” y las cosas se desmadran, el “presidente-compañero” invita a los sindicalistas (sean “moderados” o “radicales”) a su residencia-chacra en Rincón del Cerro. Hace gala de su “perfil negociador”. Dialoga y “destraba” conflictos. Tal cual haría el más experto de los rompehuelgas.

Genuina y para siempre

En el Frente Amplio ya no hay izquierda. Sus diferentes partidos y grupos aportan – según su caudal de votos y capacidad de cabildeo-, el cuerpo de funcionarios. Un cuerpo que se estructura y se reproduce a través de las funciones administrativas de Estado. Para esta nueva elite la “democracia de mercado” es un sistema insuperable. Esto es: cualquier lucha por la transformación política, económica, social, desapareció del horizonte. Su función específica es la de gestionar los negocios capitalistas, “intermediando” entre trabajadores y patrones. En aras de los “intereses generales” de la sociedad.

Mujica es un emblema de esta nueva elite de funcionarios. No por casualidad, algunas las corporaciones mediáticas internacionales (BBC, CNN, New York Times, Le Monde, El País, O Globo, Clarín, La Nación, etc.) destacan sus virtudes “incomunes”. Difunden la imagen ridícula del “presidente más pobre del mundo”. Otras, como Courrier International, le agregan el “componente místico”: un “viejo guerrillero” que, como “presidente normal”, parece “inmune a los cantos de sirena del poder”.[26] Elogios típicos de una operación político-ideológica. Si los milmillonarios del Foro Económico Mundial de Davos distinguieron a Lula como “estadista global”, ¿por qué no darle el título de “mejor presidente del mundo” -como lo hizo la revista británica Monocle-, al inofensivo jefe tupamaro que “aconseja a los pobres” y permite a los ricos hacer su juego?

La “fascinación por el outisder” se extiende al mundo del espectáculo y la literatura. Ricky Martin y Mario Vargas Llosa, entre otros, lo felicitan por “legalizar” la comercialización de marihuana. Aunque Mujica haya puesto “un freno” a la propuesta luego de saber que -según recientes encuestas-, el 64% de los uruguayos se opone. El llamado “movimiento ambientalista” lo aplaude por su discurso en la cumbre Río+20. Aunque se conozca que Mujica es un ferviente partidario de la soja transgénica (100% de la que se produce en Uruguay), de la minería a cielo abierto, de la fabricación de pasta de celulosa.

Los capitalistas locales no se quedan atrás. Se valen del sponsor. Para la directiva de la Unión de Exportadores, Teresa Aishemberg, la imagen mundial de Mujica “favorece las exportaciones”, porque “la forma de ser y la forma de vida del presidente es muy distinta a la de otros mandatarios y eso llama la atención. Atrás de él está Uruguay”.[27]

Por el lado del campo progresista y antiimperialista también abundan las cortesías. Sociólogos y periodistas resaltan sus “rasgos notables”[28] y sus dotes de “estadista”.[29] Lula, Correa y Chávez, no se cansan de presentarlo como el “Nelson Mandela de América Latina”.

Sin embargo, los juicios amigables de unos y otros no logran tapar la verdadera dimensión política del “fenómeno Mujica”. En tal sentido, la descripción de Ana Bolón apunta con precisión: se trata del “héroe de la más exitosa operación mediático-ética” de la que haya registro en el país.[30] Su conclusión es demoledora: “El ‘Pepe’ fue el regalo con el que la derecha uruguaya nunca se había atrevido a soñar”.[31] Por tanto, la expresión más icónica de lo que define como “la derrota genuina” y “para siempre”[32] del MLN (Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros). En otras palabras: de la espantosa metamorfosis de una fuerza que supo practicar el desafío revolucionario.

No tomaron el poder por asalto. Pero alcanzaron el gobierno por las urnas. Uno de los “históricos” se convirtió en jefe de Estado. Otros comandan ministerios claves como Interior y Defensa. Su tropa de senadores y diputados defiende, desde el ámbito parlamentario, la “democracia representativa”. Nadie lo discute. Los “tupamaros oficiales” se han convertido en una fuerza decisiva de la “gobernabilidad”. Es decir, del orden del capital.

En Uruguay no existe la re-elección presidencial. Así que la “experiencia de poder” presidida por el “combatiente” se termina el último día de febrero de 2014. Aunque las consecuencias perdurarán. No solo porque el gobierno Mujica mantuvo intacto el “modelo de crecimiento” instaurado por la “agenda neoliberal”. Sino porque consiguió “marcarle la cancha” a todo “desborde” o manifestación de protesta popular. En definitiva, porque desmontó -en sociedad con estalinistas y socialdemócratas-, toda idea de radicalización política o social. Su más notable contribución a la “unidad nacional”, ha sido, justamente, la de alejar el horizonte anticapitalista. Las clases dominantes le deben un caro tributo. Por haber cambiado de bando.

Notas

[1] Audición radial del presidente en la emisora (privada) M24, 27-12-2012.
[2] Datos de la 6ª  Encuesta de Expectativas Empresariales, Consultora Deloitte, radio El Espectador, Montevideo, noviembre 2012
[3] Informe sobre la compra-venta de empresas, El País, 29-12-2012.
[4] Jorge Notaro, “La distribución social del ingreso en Uruguay. Diagnóstico y propuestas. Cuadernos del Claeh Nº 100, 2012.
[5] Cerca del 80% de los frigoríficos y de las empresas arroceras está en manos de empresas brasileñas.
[6] El 2,6% de las explotaciones tienen un tercio de la tierra (33,6%) y si se toma el 9,2% de las explotaciones, esas poseen 61% de la superficie. En los últimos 10 años, desaparecieron 12.2241 establecimientos agropecuarios (entre 10 y 100 hectáreas).
[7] Al calor de la Ley de Inversiones (aprobada en 1997 durante el segundo gobierno de Sanguinetti) tanto firmas extranjeras como las locales se benefician de un sistema de “inversión exonerada” de impuestos. El monto de las exoneraciones fiscales se estima -según  la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones- en alrededor 1.600 millones de dólares anuales.
[8] Uypress, Montevideo, 12-12-2012.
[9] Los principales productos de exportación son la soja (17,2%), carne (11,1%), arroz (6,5%) y  trigo (4,8%). Informe de Coyuntura, Instituto Cuesta-Duarte, diciembre 2012.
[10] Entrevista en el semanario Búsqueda, Montevideo, 8-11-2012.
[11] “Dos años de Mujica”, editorial de Claudio Paolillo, semanario Búsqueda, Montevideo, 1-3-2012.
[12] Cepal, Panorama Social de América Latina 2012
[13] “La Protección a los Sectores Medios Bajos”, coordinado por la socióloga Carmen Midaglia, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República, Montevideo, noviembre 2012. El informe fue realizado a solicitud del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES).
[14] Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 2011.
[15] Carmen Midaglia, entrevista en El País, Montevideo, 2-12-2012.
[16] Las próximas elecciones presidenciales tendrán lugar en octubre de 2014. El nuevo gobierno debe asumir el 1º de marzo de 2015.
[17] El Council of the Americas es un conclave empresarial estadounidense que tiene como objetivo “promover el libre comercio”. Fue fundado en 1965 por el banquero David Rockefeller y en la actualidad lo integran más de 200 compañías.
[18]  Contratapa del semanario Búsqueda, Montevideo, 16-8-2012.
[19] Actividad organizada por “Destino Uruguay” en el restaurante Boca Chica de Punta del Este.   Nota en el semanario Búsqueda, Montevideo, 27-12-2012.
[20] Reunión de Mujica con el Secretariado del PIT-CNT en la sede de la central sindical. Nota de La Diaria, Montevideo, 5-12-2012.
[21] Ibídem.
[22] Declaraciones citadas por UNoticias, Montevideo, 9-8-2012.
[23] Los afiliados sindicales pasaron de 110.000 en 2004, a 340.000 en 2012. La proporción es del 20,5 de la fuerza de trabajo, según datos de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
[24] Las relaciones laborales en el 2012. Instituto de Relaciones Laborales, Universidad Católica del Uruguay, Montevideo, diciembre de 2012.
[25] Nota en el semanario Búsqueda, Montevideo, 27-12-2012.
[26] “El verdadero presidente”, semanario Courrier International, París, 29-11-2012.
[27] Declaraciones al semanario Búsqueda, Montevideo, 29-11-2012.
[28] Adolfo Garcé, “Uruguay tal cual es”, El Observador, Montevideo, 5-12-2012.
[29] Raúl Zibechi, “Más que un presidente”, semanario Brecha, Montevideo, 6-5-2012.
[30] Ana Bolón, “El 14 de abril”, semanario Brecha, Montevideo, 13-4-2012.
[31] Ibídem.
[32] Ibídem.

Foto: http://movimientorevolucionariolatinoamerica.blogspot.com.br/2012/06/pepe-mujica-es-el-presidente-mas-pobre.html

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