Los “escépticos” descolocados. No habría que esperar hasta el año 2020 para meterse, nuevamente, en el “mundo desarrollado”. El Presidente Mujica -corrigiendo la predicción que había realizado meses atrás-, acaba de comunicar que los plazos se acortaron. Los “números objetivos” de la “recuperación” económica son tan elocuentes que ya vuelven a colocarnos “en aquellos años venturosos” de los ’50, cuando “se consideraba a nuestro país la Suiza de América”.[1]
El sueño helvético de Mujica es tan desopilante como el personaje. O resultado de la filosofía que predica: “como te digo una cosa, te digo otra cosa”. No obstante, se sustenta en algunas estadísticas oficiales que cuentan que los tiempos de crisis y penurias quedaron en el pasado. Las mismas dicen que los signos de confort son inequívocos. La sociedad está “muchísimo mejor”. El consumo “volvió a explotar” en shoppings, supermercados y grandes tiendas; los autos cero kilómetros los electrodomésticos se venden como pan caliente; el “turismo interno” se extendió y dejó de ser un lujo para pocos; el desempleo se sitúa en el índice más bajo de los últimos cuarenta años. Y lo más importante: cada vez son menos los uruguayos pobres y muchos más los de “clase media”.
Más cerca de África
Comparando el ingreso per cápita, estamos bien ubicados en la tabla de posiciones regional: terceros, detrás de Chile y Argentina, muy por delante de Brasil, Colombia, México, Venezuela. Entramos en el medallero. Mejor que en el mundial de fútbol de Sudáfrica 2010, donde no alcanzamos la de bronce. Pero lejísimo del “paraíso suizo”. A no ser por aquellas señas de identidad que tradicionalmente nos asocian: el secreto bancario y las estafas financieras.
Capitalismo en serio
El mandato de Mujica se aproxima al tercer año.[16] Muchos de sus simpatizantes esperaban un “giro a la izquierda” para forzar el curso del “gobierno en disputa”. No obstante, el jefe de los “tupamaros oficiales” continuó la obra de su antecesor el “socialista” Tabaré Vázquez. Predecible fidelidad. Ambos defienden el mismo programa.
Cada tanto, el presidente de la República se encarga de hacer saber que progresismo no es sinónimo de izquierda. Y que aquellas “ideas radicales” que defendía -en los años de “propaganda armada”-, se evaporaron. Cuando se dirige a los dueños del dinero lo recalca. El 9 de agosto de 2012, durante una reunión organizada por el Council of the Americas[17] en el Hotel Radisson de Montevideo, les dijo a empresarios de Estados Unidos, Argentina y Uruguay: “Antes quería llevarme todo por delante, arreglar todo por la fuerza, pero ahora con suerte termino arreglando las veredas”.[18] El 19 de diciembre de 2012, almorzando con 200 empresarios hoteleros, inmobiliarios y gastronómicos de una “entidad público-privada”, el Presidente volvió a manifestar su conversión: “Me limité a decir mis ideas, las que todos conocen, las que pasan por lo que yo creo es ayudar a que Uruguay tenga un capitalismo en serio para que haya más trabajo y por tanto más para repartir. Fue eso”.[19] En los dos casos, Mujica no hizo otra cosa que marcar su premisa: la reivindicación del capitalismo como “herramienta” de la “prosperidad económica”.
Frente a un auditorio compuesto de sindicalistas, matiza el discurso. Se disfraza de keynesiano y promete “grandes inversiones” de las empresas públicas. Vuelve a sus “raíces libertarias” y reivindica la existencia de empresas “auto-gestionadas” por los trabajadores.[20] Hasta critica el “modelo despilfarrador” del capitalismo. Su liga con la burocracia del PIT-CNT (central sindical única) no le impide tirar de la oreja a un sindicalismo que, según él, “persiste en un lenguaje de otra época”, anclado en “la industrialización pesada”, que se imagina un mundo “tapado de chimeneas”. Es decir, que no tendría como paradigma de sociedad moderna a Nueva Zelanda, un país de “producción similar a la de Uruguay”.[21]
Las “coincidencias estratégicas” entre sindicatos y progresismo no eliminan ciertas tensiones y “contradicciones” ya que, como lo afirma la senadora Lucía Topolansky, “las prioridades que el gobierno visualiza no coinciden con las del movimiento sindical”.[22] Nada que se vaya de las manos. La alianza gobierno-aparatos sindicales funciona. Es la garantía de “paz social”, si bien la palabra maldita no figura en ningún convenio. Cuentan los hechos. El PIT-CNT “tuvo el mayor crecimiento de afiliados a nivel mundial”,[23] no obstante, bajo el gobierno Mujica se registra el menor índice de “conflictividad laboral” (léase luchas sindicales) desde 2007.[24] La Dirección Nacional del Trabajo da prueba de la eficaz colaboración: el 95% de los “conflictos” llegaron a la negociación tripartita (gobierno, patrones, sindicatos), “sin medidas de lucha previa y se resolvieron satisfactoriamente para las partes”.[25]
En todo caso, cuando algunas luchas se “exceden en sus demandas” y las cosas se desmadran, el “presidente-compañero” invita a los sindicalistas (sean “moderados” o “radicales”) a su residencia-chacra en Rincón del Cerro. Hace gala de su “perfil negociador”. Dialoga y “destraba” conflictos. Tal cual haría el más experto de los rompehuelgas.
Genuina y para siempre
En el Frente Amplio ya no hay izquierda. Sus diferentes partidos y grupos aportan – según su caudal de votos y capacidad de cabildeo-, el cuerpo de funcionarios. Un cuerpo que se estructura y se reproduce a través de las funciones administrativas de Estado. Para esta nueva elite la “democracia de mercado” es un sistema insuperable. Esto es: cualquier lucha por la transformación política, económica, social, desapareció del horizonte. Su función específica es la de gestionar los negocios capitalistas, “intermediando” entre trabajadores y patrones. En aras de los “intereses generales” de la sociedad.
Mujica es un emblema de esta nueva elite de funcionarios. No por casualidad, algunas las corporaciones mediáticas internacionales (BBC, CNN, New York Times, Le Monde, El País, O Globo, Clarín, La Nación, etc.) destacan sus virtudes “incomunes”. Difunden la imagen ridícula del “presidente más pobre del mundo”. Otras, como Courrier International, le agregan el “componente místico”: un “viejo guerrillero” que, como “presidente normal”, parece “inmune a los cantos de sirena del poder”.[26] Elogios típicos de una operación político-ideológica. Si los milmillonarios del Foro Económico Mundial de Davos distinguieron a Lula como “estadista global”, ¿por qué no darle el título de “mejor presidente del mundo” -como lo hizo la revista británica Monocle-, al inofensivo jefe tupamaro que “aconseja a los pobres” y permite a los ricos hacer su juego?
La “fascinación por el outisder” se extiende al mundo del espectáculo y la literatura. Ricky Martin y Mario Vargas Llosa, entre otros, lo felicitan por “legalizar” la comercialización de marihuana. Aunque Mujica haya puesto “un freno” a la propuesta luego de saber que -según recientes encuestas-, el 64% de los uruguayos se opone. El llamado “movimiento ambientalista” lo aplaude por su discurso en la cumbre Río+20. Aunque se conozca que Mujica es un ferviente partidario de la soja transgénica (100% de la que se produce en Uruguay), de la minería a cielo abierto, de la fabricación de pasta de celulosa.
Los capitalistas locales no se quedan atrás. Se valen del sponsor. Para la directiva de la Unión de Exportadores, Teresa Aishemberg, la imagen mundial de Mujica “favorece las exportaciones”, porque “la forma de ser y la forma de vida del presidente es muy distinta a la de otros mandatarios y eso llama la atención. Atrás de él está Uruguay”.[27]
Por el lado del campo progresista y antiimperialista también abundan las cortesías. Sociólogos y periodistas resaltan sus “rasgos notables”[28] y sus dotes de “estadista”.[29] Lula, Correa y Chávez, no se cansan de presentarlo como el “Nelson Mandela de América Latina”.
Sin embargo, los juicios amigables de unos y otros no logran tapar la verdadera dimensión política del “fenómeno Mujica”. En tal sentido, la descripción de Ana Bolón apunta con precisión: se trata del “héroe de la más exitosa operación mediático-ética” de la que haya registro en el país.[30] Su conclusión es demoledora: “El ‘Pepe’ fue el regalo con el que la derecha uruguaya nunca se había atrevido a soñar”.[31] Por tanto, la expresión más icónica de lo que define como “la derrota genuina” y “para siempre”[32] del MLN (Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros). En otras palabras: de la espantosa metamorfosis de una fuerza que supo practicar el desafío revolucionario.
No tomaron el poder por asalto. Pero alcanzaron el gobierno por las urnas. Uno de los “históricos” se convirtió en jefe de Estado. Otros comandan ministerios claves como Interior y Defensa. Su tropa de senadores y diputados defiende, desde el ámbito parlamentario, la “democracia representativa”. Nadie lo discute. Los “tupamaros oficiales” se han convertido en una fuerza decisiva de la “gobernabilidad”. Es decir, del orden del capital.
En Uruguay no existe la re-elección presidencial. Así que la “experiencia de poder” presidida por el “combatiente” se termina el último día de febrero de 2014. Aunque las consecuencias perdurarán. No solo porque el gobierno Mujica mantuvo intacto el “modelo de crecimiento” instaurado por la “agenda neoliberal”. Sino porque consiguió “marcarle la cancha” a todo “desborde” o manifestación de protesta popular. En definitiva, porque desmontó -en sociedad con estalinistas y socialdemócratas-, toda idea de radicalización política o social. Su más notable contribución a la “unidad nacional”, ha sido, justamente, la de alejar el horizonte anticapitalista. Las clases dominantes le deben un caro tributo. Por haber cambiado de bando.
Notas
[1] Audición radial del presidente en la emisora (privada) M24, 27-12-2012.
[2] Datos de la 6ª Encuesta de Expectativas Empresariales, Consultora Deloitte, radio El Espectador, Montevideo, noviembre 2012
[3] Informe sobre la compra-venta de empresas, El País, 29-12-2012.
[4] Jorge Notaro, “La distribución social del ingreso en Uruguay. Diagnóstico y propuestas. Cuadernos del Claeh Nº 100, 2012.
[5] Cerca del 80% de los frigoríficos y de las empresas arroceras está en manos de empresas brasileñas.
[6] El 2,6% de las explotaciones tienen un tercio de la tierra (33,6%) y si se toma el 9,2% de las explotaciones, esas poseen 61% de la superficie. En los últimos 10 años, desaparecieron 12.2241 establecimientos agropecuarios (entre 10 y 100 hectáreas).
[7] Al calor de la Ley de Inversiones (aprobada en 1997 durante el segundo gobierno de Sanguinetti) tanto firmas extranjeras como las locales se benefician de un sistema de “inversión exonerada” de impuestos. El monto de las exoneraciones fiscales se estima -según la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones- en alrededor 1.600 millones de dólares anuales.
[8] Uypress, Montevideo, 12-12-2012.
[9] Los principales productos de exportación son la soja (17,2%), carne (11,1%), arroz (6,5%) y trigo (4,8%). Informe de Coyuntura, Instituto Cuesta-Duarte, diciembre 2012.
[10] Entrevista en el semanario Búsqueda, Montevideo, 8-11-2012.
[11] “Dos años de Mujica”, editorial de Claudio Paolillo, semanario Búsqueda, Montevideo, 1-3-2012.
[12] Cepal, Panorama Social de América Latina 2012
[13] “La Protección a los Sectores Medios Bajos”, coordinado por la socióloga Carmen Midaglia, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República, Montevideo, noviembre 2012. El informe fue realizado a solicitud del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES).
[14] Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 2011.
[15] Carmen Midaglia, entrevista en El País, Montevideo, 2-12-2012.
[16] Las próximas elecciones presidenciales tendrán lugar en octubre de 2014. El nuevo gobierno debe asumir el 1º de marzo de 2015.
[17] El Council of the Americas es un conclave empresarial estadounidense que tiene como objetivo “promover el libre comercio”. Fue fundado en 1965 por el banquero David Rockefeller y en la actualidad lo integran más de 200 compañías.
[18] Contratapa del semanario Búsqueda, Montevideo, 16-8-2012.
[19] Actividad organizada por “Destino Uruguay” en el restaurante Boca Chica de Punta del Este. Nota en el semanario Búsqueda, Montevideo, 27-12-2012.
[20] Reunión de Mujica con el Secretariado del PIT-CNT en la sede de la central sindical. Nota de La Diaria, Montevideo, 5-12-2012.
[21] Ibídem.
[22] Declaraciones citadas por UNoticias, Montevideo, 9-8-2012.
[23] Los afiliados sindicales pasaron de 110.000 en 2004, a 340.000 en 2012. La proporción es del 20,5 de la fuerza de trabajo, según datos de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
[24] Las relaciones laborales en el 2012. Instituto de Relaciones Laborales, Universidad Católica del Uruguay, Montevideo, diciembre de 2012.
[25] Nota en el semanario Búsqueda, Montevideo, 27-12-2012.
[26] “El verdadero presidente”, semanario Courrier International, París, 29-11-2012.
[27] Declaraciones al semanario Búsqueda, Montevideo, 29-11-2012.
[28] Adolfo Garcé, “Uruguay tal cual es”, El Observador, Montevideo, 5-12-2012.
[29] Raúl Zibechi, “Más que un presidente”, semanario Brecha, Montevideo, 6-5-2012.
[30] Ana Bolón, “El 14 de abril”, semanario Brecha, Montevideo, 13-4-2012.
[31] Ibídem.
[32] Ibídem.