Estratégia de dominação dos EUA na região e alternativa dos povos latino-caribenhos

Por Narciso Isa Conde.

El sobre-dimensionamiento de lo militar y lo mediático

(Ponencia Encuentro Norte Sul)

En la actualidad, determinado por la declinación de sus palancas de dominación política y económica y por sus graves carencias de recursos naturales estratégicos (pe­tróleo, gas, carbón, uranio, agua y reservas de biodiver­sidad, entre otros), el poder imperialista estadounidense ha sobredimensionado en forma espectacular tanto su ca­pacidad bélica como su enorme fuerza mediática (redes mundiales de comunicación escritas, radiales, televisivas y cibernéticas; centros de investigación y de elaboración de ideas y áreas de integración de talentos), a fin de pro­longar su dominación y contener su decadencia.

Estamos en plena era del imperialismo “pentagonizado” y del imperialismo ideologizado, neo-liberalmente ideologizado; esto es, del imperialismo que ejecuta simultáneamente un plan poítico-militar para conquistar y reconquistar zonas de ex­traordinario valor estratégico por razones geopolíticas y, sobre todo, para controlar recursos naturales imprescindi­bles para su permanencia a corto y a mediano plazo; y un plan de dominación masiva de mentes y hegemonía ideológica-cultural.

EEUU  ha padecido, además de una creciente pérdida de control político en nuestra América y otras regiones del mundo, el grave proble­ma de un enorme consumo de recurso energéticos (mas del 20% del total mundial), combinado con su escasa producción de ellos (poco mas del 2%) y con la perspectiva de una gran escasez de agua. Esto hasta tanto no se descubra recursos que los sustituyan, descontada esa posibilidad en el caso del agua.

La persistencia en sus programas de recolonización integral desestabilización de procesos autodeterminados acompañado del diseño y la  determinación de desatar “guerras preventiva, ha sido la vía escogida para intentar asegurar esos “medios de vida” del sistema. Y esa vía exige de una enorme maquinaria productora de ideas que la “justifi­quen”.

Estados Unidos de América (USA) no solo es sede del imperialismo más poderoso desde el punto de vista po­lítico, militar y cultural-ideológico, sino además el hogar de ciertas mentes dedicadas a pensar para dominar el mundo a como de lugar.

  • El Consejo de Relaciones Exteriores de EEUU: “Cerebro del mundo”

A esos fines sirve el denominado Consejo de Relaciones Ex­teriores, una organi­zación con bajo perfil público, pero con mucho poder y mu­chísima efectividad.

El mismo está integrado por los jerarcas de las grandes em­presas financieras, industriales, comerciales, medios de co­municación, universidades, centros de investigación, insti­tuciones armadas, tecnocracia oficial, funcionarios de alto nivel, ex-presidentes y entidades culturales.

Los objetivos globalizadores han sido bien precisados por la CRE:

  • Creación de un gobierno privado mundial
  • Erosión sistemática de las estructuras de los estados-na­ciones (aunque no de igual manera ni al mismo tiempo).
  • Estandarización socio-cultural.
  • Imposición de un sistema financiero globalizado de ca­rácter especulativo usurario.
  • Alineamiento de la opinión pública mediante una agresi­va acción psicológica desde los medios de comunicación y a escala planetaria.
  • Administración de un sistema de guerra global mediante el permanente azuzamiento contra algún “enemigo”.

El Consejo de Relaciones Exteriores es el cerebro del poder real, ubicado por encima del poder formal que opera desde Washington (Administración, Departamento de Estado, Congreso…). Y ese poder real no pasa por elecciones: necesita continuidad y permanencia más allá los cambios de gobiernos en EEUU para decidir las cuestiones fundamentales de la estrategia de dominación estadounidense:

  • El sistema de deuda externa diseñado desde ese centro es una mecanismo de saqueo y coloniaje eficaz.
  • Las “áreas de libre comercio” posibilitan liquidar todos los mercados nacionales y garantizar que la “libre com­petencia” sirva exclusivamente a los monopolios y oli­gopolios.
  • Las privatizaciones permiten absorber a favor de las cor­poraciones transnacionales las empresas públicas y los patrimonios naturales. Pero no solo. Facilita también la privatización del poder y el avasallamiento de todo lo social y colectivo.
  • La guerra “antiterrorista” es un magnífico instrumento para conquistar territorios ricos en gas, petróleo, uranio, agua, opio…
  • Las desregulaciones de las relaciones laborales absolu­tiza las explotación del trabajo asalariado y precariza en extremo el componente trabajo respecto al incremento constante del gran capital.
  • La imposición de un sistema financiero especulativo, montado sobre la supervelocidad que le imprime la in­formática, multiplica las ganancias usureras desde la propiedad del dinero y posibilita apropiarse de grandes estructuras productivas, bienes, inmuebles, recursos na­turales y países enteros, sin tirar un tiro.
  • La estandarización de la cultura, empleado los medios masivos para enajenar a gran parte de la sociedad, entro­nizar el miedo y ejercer una acción psicológica podero­sa, introduce enormes dificultades para el desarrollo de una conciencia crítica.
  • La preparación de una nueva guerra mundial, la exten­sión de la guerra que hay en Palestina, Irak y Afganistán a otros países y regiones (Irán, Colombia, Venezuela…).

Pero el “cerebro del mundo”, al intentar darle respuesta por esa vía a la crisis del capitalismo de final de siglo XX, ha lanzado a la humani­dad a una crisis de existencia, a una crisis de la civilización humana

La inteligencia imperialista piensa bien para sí mismo, pero no para la huma­nidad.

Y la humanidad definitivamente no quiere dejarse exterminar.

  • Militarización extrema del imperialismo EU.

Esto es lo que determina que EEUU pase a darle todavía más relieve a la cuestión estrictamente militar, hasta alcanzar las características de una especie de posicionamiento, moviliza­ción y ensayo para una variante de la guerra de gran inten­sidad.

Previsiones en ese orden y guerras de baja intensidad han estado ejecutándose, incluidas reestructuraciones, re-posicio­namientos de sus fuerzas militares fijas y de maniobras operativas. Y para esos fines la Administración Bush ha saltado los límites que le impone el Congreso y le pasado por encima a la ONU cuantas veces se le antoja.

En Colombia la vertiente militar del Plan Colombia-Ini­ciativa Andina (y específicamente su derivada como Plan Patriota), tiene todas las características de una guerra de baja intensidad. Allí se ha reforzado la inteligencia militar del Pentágono, la CIA y otras agencias estadounidenses. La DEA ha servido también de canal para esa intensa penetración.

Se ha renovado el sistema técnico de vigilancia, introducien­do radares de altura (vía satélite) que cubren todo el país.

Se han diseñado corredores inter-bases militares, que a su vez se comunican con el exterior.

Consolidaron primero la base Tres Esquinas, dirigida hacia la alta Amazonía. Y se ha construido la base de Larendia, prepa­rada con pista para B52, con propósitos militares que van mucho más allá de las fronteras colombianas y de la lucha anti-narcótica.

A continuación el Pentágono amplió en Colombia su dotación de helicóp­teros y aviones, así como su intervención en los entrena­mientos, la formación de batallones bajo su dirección y la conducción directa de determinados combates contra la in­surgencia, para dar el salto hacia  el acuerdo que le posibilita instalar siete bases en territorio colombiano, algunas de ellas cerca de las fronteras con Venezuela.

El número de oficiales gringos en Colombia se estimaba en tres y cuatro mil antes de elevar a siete el número de bases militares, además del uso de fuerzas mercenarias contratadas a través de empresas privadas

Todo eso se ejecuta obviando la resolución del Congreso que había limitado a 800 el personal militar estadounidense y a 400 el personal de apoyo en territorio colombiano.

Pero no solo. La base de Manta en los hechos ha sido desplazada del Pacífico en la costa Norte del Ecuador (una especie de “portaviones” contra la insurgencia colombiana) hacia el interior de  Co­lombia.

Además, desde la administración Bush EEUU ha estado interesado en incorpo­rar a Colombia como “miembro extra” o como “acompa­ñante” o aliada en misiones de paz de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) con sede en Europa.

Persigue con ese propósito ampliar su posibilidades de equi­pamiento milita, facilita su carrera armamentista dirigida contra Venezuela e involucrar a países europeos en sus pla­nes de agresión en el norte de Sur América, vórtice de la oleada transformadora en marcha.

Recordemos que la figura “miembros extra” de la OTAN fue aplicada a la relación con la argentina de Menem (aliado “carnal” de EU) y está vigente para los casos de países como Israel, Egipto, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Jordania, consideradas “estratégicas” por el Pentágono.

Al mismo tiempo ha reactivado su IV Flota, imprimiéndole una actitud amenazante a sus maniobras en los mares de la región.

El avance del ALBA contra el ALCA, los cambios positivos en el Mercosur, el impulso de Petro-Caribe y Petro-América, el proyecto de gasoducto conti­nental, la nacionalización de lo hidrocarburos en Bolivia y el reforzamiento de la unidad entre Cuba, Venezuela, Boli­via y Nicaragua (núcleo duro del proyecto ALBA), los acuerdos energéticos entre Venezuela y Ecuador, y los avances de la lucha popular contra el TLC en ese país, junto al auge de las alternativas progresistas y de las luchas sociales en la región, incluida las crisis en México y en Perú, determinaron que EEUU  elevara el perfil de sus planes militares y procure involucrar a la OTAN en la región.

El Comando Sur de las Fuerzas Militares de EEUU ha pre­valecido sobre el Comando Atlántico, asumiendo desde el Sur de México el control y la conducción para toda América Latinoamérica y el Caribe, lo que procura superar las grietas en las operaciones “antidroga”- y ahora “antiterroristas”- en los adiestramientos y en los nuevos procesos de tutelaje so­bre los militares de la región.

A esos propósitos sirven las llamadas operaciones “Nuevos Horizontes”.

Llaman la atención las “posiciones de proyección avanzada” de las fuerzas estadounidenses, presentes en su cadena de bases militares y en la ubicación de tropas especiales en la región, con tendencia a la proliferación de bases pequeñas en dotación humana, pero altamente especializadas. (Bases Fols o Ubicación de Operaciones de Vanguardia). Las bases Fols am­plían el espacio geográfico de la presencia militar directa.

En Suramérica instalaron la Base de Estigarribia en Para­guay (justo en la proximidad de la zona de las tres fronteras y en la región del Acuífero Guaraní (uno de los mas grandes del mundo), extendiendo más allá de la ya trasladada base de Manta-Ecuador y de las bases de Iquitos y Nanay en Perú su presen­cia directa permanente. Y en Uruguay se han pro­puesto incrementar la cooperación y presencia directa, decidiéndose por instalar, con la lamentable anuencia del gobierno del Frente Amplio, una escuela militar para “misiones de paz”.

Innumerables medidas preventivas y de acción directa han sido tomadas en la Cuenca del Caribe y zonas próximas a ellas, incluidos el Caribe Isleño, el Gran Caribe y Centro­américa. Porque el Caribe es una especie de bisagra acuática entre Conti­nentes y Hemisferios, paso de América a Europa, conexión entre el Atlántico y el Pacífico, y entre Occidente y Oriente. Porque

es una encrucijada del gran comercio, un centro de comunicaciones civiles y militares.

Es, además, un archipiélago de islas, enmarcadas por costas y bahías, aptas para establecer cadenas de bases militares y hacer desplazamientos intimidatorios y ofensivos contra regiones continentales;

Escenario ideal para el despliegue de una retaguardia estratégica-mili­tar, ubicada en el centro de este continente americano, co­nectada con sus fuerzas emplazadas mas al Norte y cara a una Suramérica que tiende a írsele de las manos a los Estados Unidos, aunque últimamente con el viraje hacia la ultraderecha de Chile, el fortalecimiento de las fuerzas conservadoras en Argentina y la extrema moderación de los regímenes progresistas de Brasil. Uruguay y Paraguay, han contenido la oleada y aislado relativamente al eje más avanzado representado en el Sur por Venezuela, Bolivia y Ecuador.

Las bases de Sabina y Allen de Puerto Rico fueron traslados el sub-comando de las Fuerzas de Operaciones Especiales. Rooselvelt Roads ha sido recientemente fue clausurada, pero no desmantelada. De Vieques tuvieron que salir forzados por las continuas protestas, pero todavía no han cumplido el compromiso de eliminar los campos minados y contrarrestar la contaminación radioactiva.

El Ejército Sur reestructurado pasó al Fuerte Buchanan en Puerto Rico y tiene la tutela sobre 16 mil efectivos del ejér­cito boricua, todos bilingües, listos para operar en Améri­ca Latina (parte de ellos están participaron en las operaciones “Nuevos Horizontes” en República Dominicana y otros países del área). En el Campamento Santiago (Puerto Rico) entrenan fuerzas estadounidenses y de otros países aliados al imperialismo.

Mantienen la Base Guantánamo en Cuba y la de Palmerola en Honduras e instalaron nuevas bases en Aruba, Curazao y El Salvador (Comalapa). La de Honduras jugó un papel clave en el golpe militar contra Zelaya, hecho que ha cambiado -junto con la derechización de los gobiernos de Panamá y Costa Rica y las inconsecuencias del presidente Funes de El Salvador- la correlación de fuerza a favor de EEUU y de su contra-ataque continental.

Con Panamá hay acuerdo para nuevas instalaciones de EEUU y Costa Rica se ha prestado a acoger unos 8,000 marines, portaviones y buques de guerra bajo el mando del Comando Sur del Pentágono

Haití está intervenido por las tropas conjunta de EUU, Fran­cia, Canadá, Chile, Brasil, Argentina, Uruguay y otros paí­ses, bajo el disfraz de las Naciones Unidas, situación potenciada después del terremoto de enero del 2010.

La frontera de República Dominicana con Haití esta prácti­camente bajo el mando del Comando Sur del Pentágono.

Se proyecta instalar una escuela de entrenamiento para sar­gentos del Caribe y Centroamérica, dirigida por el Comando Sur, en las proximidades de la Base Militar de la Marina de Guerra de República Dominicana, ubicada en el centro de la costa sur (Bahía de las Calderas).

El Gobierno dominicano firmó el acuerdo que garantiza im­punidad al personal militar y civil de EEUU radicado en el país.

EU sigue aspirando a instalar pequeñas bases altamente cali­ficadas en la isla Hispaniola (República Dominicana y Hai­tí), dentro del programa de desconcentración y extensión del sus fuerzas militares impulsado por el Pentágono. La isla Saona y Alto Velo, próximas a las costas dominicanas, han estado siempre dentro de sus planes militares.

Algo similar a lo que hicieron en Aruba y Curazao, y a los que están haciendo en Paraguay. Y todo esto se articula a los componentes militares del Plan Colombia-Iniciativa Andina.

En ese tenor la “Operación Nuevos Horizontes”, puesta en marcha en el suroeste de la República Dominicana, que se realizó entre febrero y mayo del año 2006, asumió características diferentes a las anteriores realizadas aquí y en otros países de la región.

Ella presentó el pérfil de un campamento de entrenamien­to para uso periódico. Y precedida de la intervención en Haití, de la intervención fronteriza tutelada por el Comando Sur, del anuncio de la instalación de la Escuela de Sargentos a unos 100 kilómetros de su escenario de operaciones y del acuerdo garantizándole inmunidad al personal militar y civil estado­unidense, revela la intención del Pentágono de intervenir en mayor grado la isla empleando modalidades abiertas y encubiertas.

Días después el Comando Sur puso en marcha una manio­bra militar de “gran escala”, bautizada con el gentil nombre “Confraternidad con las Américas”.

La maniobra la encabezó el portaviones US George Was­hington con base en Norfolk, Virginia. Es de propulsión nuclear con un desplazamiento de 100 mil toneladas y con capacidad para acoger cazabombarderos F-15, F-16, F-18 y Harrier, aviones Awaccs helicópteros diversos y 6,500 tripu­lantes y marines.

Le acompañó el Destructor Scout, la fragata misílica USS Underwood, el Acorazado Monterrey, varias corbetas y ba­rreminas o escampavías, dos submarinos atómicos nuclea­res, con misiles torpedos atómicos.

Desde ese imponente portaviones se realizaron constante vuelos de reconocimiento.

La súper maniobra, llamada a recorrer todo el Caribe, duró hasta finales de mayo (dos meses) e incluyó la aproxima­ción a muchos puertos del área. Los primeros países en ser visitados fueron Honduras, Nicaragua, Jamaica, Trinidad y Tobago, Aruba, Curacao o San Cristóbal, Nevis, San Kith y República Dominicana.

Esta maniobra involucró más poder de fuego destructor que la que movilizó el Pentágono a raíz de la crisis de octubre de 1962 en relación con los cohetes soviéticos establecidos en Cuba. Y posiblemente más, dadas las armas nucleares, la dimensión del portaviones y los submarinos atómicos en movimiento, que el que implicó la intervención República Dominicana en 1965. Y tuvo todas las características de un ensayo, de un paso más en la preparación para una guerra de alta intensidad:

Desplazamientos, vuelos de reconocimiento, medición de profundidades en las proximidades de las costas insulares y continentales, estudios de zonas de desembarco y forma de abastecimiento.

A Cuba posiblemente la tienen recetado primero el jarabe del cerco naval.

A Venezuela y a la insurgencia Colombiana los ataques di­rectos, desde el Caribe y desde las siete bases instaladas en territorio colombiano, algunas en la proximidad de la frontera colombo-venezolana.

Todo esto, claro está, le resultaría fácil si Cuba no fuera la potencia militar que es.

Si en Colombia no existieran las FARC-Ejército del Pueblo, el ELN y otras organizaciones armadas capaces de librar una guerra irregular de largo aliento y con posibilidad gran des­pliegue en toda esa sub-región.

Si no existieran una conciencia bolivariana en las Fuerzas Armadas de Venezuela, un plan de remozamiento de su arsenal bélico y nuevas alianzas militares con Cuba, Rusia, Irán… y una voluntad de entrenar civiles y armar las reservas militares de ese país.

Si no existieran el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y los demás agrupamientos guerrilleros de México.

Si no hubieran indígenas rebeldes y pueblos empobrecidos capaces de insurreccionarse y de convertir en armas cual­quier objeto.

Si no existiera el pacto de defensa militar cubano-venezola­no.

Si estos factores no fueran realidades vivas y actuantes, en­tonces podrían predecirse resultados posiblemente favora­bles a los invasores, a los ejércitos “Rambo”, a las unidades “Robocop”.

Pero todo esto existe para bien de la resistencia popular a escala continental, como existen también los grandes mo­vimientos sociales pacíficos, los contingentes electorales progresistas, las fuerzas civiles de los grandes cambios. Son factores reales con posibilidad de aportes excepcionales en esta “hora de los hornos”, agravada a la luz de las acusaciones falaces del régimen narco-para terrorista colombiano, de la fuerte infiltración para-militar en Venezuela y de la creciente hostilidad de la Administración Obama.

De ahí al gran valor de esa acumulación político-militar an­tiimperialista. Valor para disuadir y valor para confrontar.

Valor transformador esencial, porque en caso de obligada confrontación, lo de Vietnam e Irak habrá de quedarle corto y su impacto en la sociedad estadounidense sería previsi­blemente mayor, más cuando la gran comunidad latina en EEUU se está convirtiendo en un gran sujeto político-social de presión interna.

Y por eso vale una exhortación a los inmigrantes latinos y tercermundistas radicados en EEUU y en Europa para que incorporen a sus formidables movilizaciones de defensa de nuestras patrias agredidas y expuestas a muchas guerras de exterminios. ¡Los halcones deben ser derrotados en todo los escenarios, incluida en su propia sede!

Vale pues la denuncia, el alerta, la preparación, la continuidad de la campaña de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB), ahora convertido en Movimiento Continental Bolivariano(MCB) deman­dando ¡Ni un soldado yanqui en nuestra América! Y, sobre todo, vale la disposición a ser como Bolívar, como Máxi­mo Gómez, como San Martín, como Martí, como Morazán, como Toussaint y Desalinne, como el Che, como Caamaño, como Albizu, como Filiberto….

Plan de Guerra Global

Mas allá de esta región políticamente convulsionada pueden detectarse otros planes de Pentágono y del poder imperialista estadounidense hacia nuevas guerras, camino a una especie de guerra globalizada.

Este proceso se activó con la brutal agresión israelí al Líbano derrotada por la heroica resistencia de Hesbolla y ha continuado los proyectados planes de guerra contra Siria e Irán, apuntando hacia la India y China.

Se comienza por crear una imagen distorsionada del enemigo a atacar.

En el marco de esa construcción de imagen desde el “ce­rebro mundial”, se difunde ahora que “Irán pretende borrar del mapa a Israel”, que está “empeñado en la producción de armas nucleares”, que está comprometido como Estado en un “ataque terrorista contra EEUU”; y que atacando a Irán, el Pentágono garantizaría “acabar con la resistencia en Irak”

Las excusas suben de tono. Ni los evidentes fracasos militares en Irak y Afganistán, ni la creciente protesta interna contra la guerra, hace desistir a los halcones de Washington de su determinación de hacer global la guerra desatada. Tampoco la dura derrota sufrida por el poderoso ejército sionista en el Líbano.

La decadencia de EEUU no es solo económica y política, sino tambien militar. Pero en el caso de sus gobernantes e ideólogos se trata de “mentes retorcidas”, vinculada al negocio de las armas y a todas las empresas conexas a sus planes de gue­rra. ¡Ellos ganan aunque pierda su ejército! Y ganan sumas exorbitantes.

Y es por eso que el Poder Ejecutivo de EEUU ha introducido en el Co­mando Estratégico del Pentágono un plan contingente de ataques aéreos masivos contra Irán que incluye ensayos con las lla­madas “minukes” (pequeñas bombas atómicas con misiles, solo tres veces menores en potencia que las empleadas en Hiroshima y Nagasaki en 1945).

Esto se viene fraguando desde 2004.

EEUU apuesta también a variantes de guerra de debiliten sensiblemente a China e India, países que representan actualmente el 20% del PBI mundial y la mitad de la población del planeta.

En la lógica del “cerebro del mundo”, el extraordinario cre­cimiento económico de China y la India, si bien ofrece a las multinacionales asociadas a esas economías enormes beneficios, esto no sería sostenible a largo plazo y adicionalmente crearía una grave situación en cuanto a carencia de energéti­cos y otras materias primas, dada la demanda estructural de esos dos colosos asiáticos.

Con esos fines han diseñado la manera de confrontar bélica­mente a la India con Pakistán y a China con Taiwán. Pero además, es conocido que China ha sido rodeada de bases militares estadounidenses ubicadas en Corea del Sur, Tayikistán, Kirguizistán, Kazajtán, Pakistán, Indonesia y Filipinas.

En estas dos situaciones los halcones no piensan en guerras directas, sino vía conflictos de India y China con naciones apoyadas por ellos.

Igual se expresa su agresiva política militar contra una Rusia cada vez más independiente, procurando arrancarles áreas de influencia y repúblicas aliadas.

Los daños humanos y materiales no conmueven sus fríos cálculos y su interés de garantizar su tambaleante suprema­cía mundial.

Necesitan petróleo, uranio, agua, carbón.

Necesitan vender armas y mantener en ascenso los gastos militares.

Nada de racionalidad hay que esperar en los dirigentes polí­ticos de este imperio decadente:

  • Cuya moneda pierde fuerza como patrón mundial.
  • Cuya fuerzas militares, a pesar de lo grande, modernos y poderosas, están dispersas y no alcanzan para enfrentar las resisten­cias que provoca su política ni sirven para imponerse militarmente
  • Cuyo debilitamiento político se profundi­za.
  • Cuya economía y toda su sociedad está afectada por una crisis.

Así se expresa la respuesta a la crisis del gran capital registrada a final de Siglo XX y principio del siglo XXI: en otra crisis de dimensiones planetarias, en una crisis civilizatoria que apunta hacia una crisis de dominación, hacia una crisis del poder real y hacia nuevos proyectos emancipado­res.

En la actualidad la guerra global es parte de la esencia misma de un imperialismo pentagonizado.

En la lógica de sus facciones hegemónicas la guerra “no puede detenerse”.

En los archivos del Pentágono reposan decenas de diseños de guerras y centenares de operaciones militares a ejecutarse de ahora hasta el 2050.

Su complejo militar industrial y empresas anexas lo necesitan: General Electric, General Motors, Ford, Jersey Estándar, Royal Duch Shell, Chrysler, Unilaver, Movil Oil, Bethlehem Stella, Sear, Colgate-Palmolive, Harly Burton.

En ese accionar se basan sus enormes ganancias y sus principalías en el mundo del gran capital.

La Marina se ha propuesto conservar 700 mil soldados en una década, disponer de 771 buques principales, 8 mil auxiliares, 28 mil aviones y 500 mil expertos de seguridad distribuidos en 30 frentes en Asia, África y América Latina destinados a extraer recursos estratégicos.

Casi todas los embajadores de EEUU son ex-militares entrenados por al CIA.

La “vida de EEUU” como imperio -consideran sus ideólogos- depende de la continuidad de la guerra global, de la movilización de grandes flotas, de la presencia y ampliación de sus bases militares y de la producción e invención masiva de nuevas armas.

Y sucede en Irak siguen con problemas aunque disminuya por momento la intensidad de la guerra, que en Afganistán están empantanando y que la recesión económica en marcha podría ser espantosa. Todo esto cuando los recursos de “vida o muerte” (energéticos, agua, biodiversidad…) bajo su control, se agotan.

Entonces hay que inventar nuevas guerras y nuevos pretextos para llevarla a cabo. Siempre pensando en las riquezas que contienen las nuevas zonas a atacar y creyendo que allí le podría resultar mas fácil que donde están fracasando.

Y dentro de un esa lógica recientemente Irán, corea del Sur, Venezuela, Colombia y todo el Norte de Suramérica han pasado a un nivel superior en su programa de guerra global.

El ataque ha Venezuela esta siendo revisado y actualizado.

Primero Bush y ahora Obama y sus tanques pensantes se inclinan por acordar pasos con generales y almirantes  del Pentágono en dirección de sacar a Chávez cuanto antes. Para esos fines la SIP ha sido instruida para hablar permanentemente de la posibilidad de una guerra entre Venezuela y Colombia.

En Colombia -además de las siete bases- se ha instalado una Oficina de Servicios Estratégicos que no solo incluye los trabajos de inteligencia y espionaje de alto nivel tecnológico, sino también el diseño de una guerra parecida a la de “la contra” en Nicaragua (desde Honduras), esta vez utilizando a los paramilitares colombianos contra Venezuela.

Ante esa realidad tiene un especial valor el fortalecimiento de las posiciones revolucionarias en las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela, su pacto de defensa con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, la existencia y el fortalecimiento de las FARC-EP y otras fuerzas insurgentes de Colombia y la vuelta del sandinismo al poder en Nicaragua, así como todo el acumulado político-militar revolucionario latino-caribeño.

Porque ciertamente una guerra imperialista contra Venezuela debe encender la región y continentalizar en mayor grado la contrapartida militar revolucionaria. Y eso necesita de capacidad de respuesta no solo política sino también militar.

Contra partida popular y estrategia revolucionaria continental.

Un fantasma recorre al mundo, el fantasma de la rebelión anti-neoliberal y anticapitalista, el fantasma de la paz y la resistencia contra las masacres, que habrá de convertirse en fantasma liberador y neosocialista,  en democracia participativa y soberana, en socialismo  y Patria Grande en el Si­glo XXI.

Ese fantasma emancipador necesita de una estrategia continental integral: política, social, cultural y militar.

Y ella precisa de un grado mucho más elevado de articulación y coordinación innovadora de los actores políticos, sociales, culturales y militares revolucionarios de todo el continente. Con confluencias generales y particulares que conformen un gran movimiento bolivariano, sanmartiniano, guevarista, martiano, mariateguista, sandinista, farabundista, caamañista, tupacmarista…

La estrategia integral de los EU destinada a recolonizar y anexar nuestra América exige de una estrategia continental desde los movimientos y pueblos revolucionarios de nuestra América.

Y dado el sobre-dimensionamiento del expediente militar de parte de EEUU, la contrapartida popular-revolucionaria precisa también del componente militar vinculado a la contra-ofensiva política, social y cultural revolucionaria.

Los actores políticos, políticos-culturales, alternativos tienen el desafió de coordinar y continentalizar su lucha como parte de su estrategia integral.

Esto implica contraofensivas electorales, protestas sociales, iniciativas culturales, huelgas, paros, cortes de ruta, acciones de desobediencia civil, marchas, movilizaciones, acciones propagandistas viciosas, jornadas cívicas…coordinadas a nivel continental.

Y siempre vinculada a esa diversidad de formas de lucha, la estrategia militar del imperio nos obliga a acumular fuerza militar y a diseñar políticas comunes. A dotar la estrategia general de una estrategia político-militar continental como suma armónica de estrategias y acumulaciones particulares.

En todos los países hay que disputar influencia en las Fuerzas Armadas regulares y generar corrientes transformadoras a su interior como las que históricamente han representados líderes como el coronel Caamaño, los generales Torrijos y Velasco Alvarado y el propio comandanta Chávez.

En aquellos donde ellas compartan el proyecto transformador hay que adoptar políticas de seguridad y defensa autodeterminada, independiente del imperio y coordinadas con gobiernos y Estados afines; políticas que incorporen al pueblo civil a la defensa armada.

En los que existen fuerzas civiles insurgentes hay que potenciarlas y desarrollarlas para contribuir al viraje y garantizar la defensa frente a las fuerzas intervencionistas del imperialismo en dirección al triunfo del proyecto de Patria Grande liberada.

En los países donde no exista ni una ni otra procede crear esas influencias, esos factores, esas fuerzas capaces de disuadir o de vencer el despliegue de la estrategia militar imperialista.

La fuerza militar no debe ser monopolio de las derechas y del imperialismo y la defensa y la seguridad de nuestras naciones debe estar a cargo de nuestros pueblos y sus fuerzas militares soberanas.

Su estrategia de dominación y sus denunciados planes de intervención militar y reconquista de áreas de recursos estratégicos a través de la guerra solo puede ser contenida y derrotada si el despliegue de luchas y conquistas de espacios políticos, mecanismos de poder y hegemonía cultural cuenta con un componente militar popular-alternativo capaz de disuadir, confrontar, imponerle un costo elevado y finalmente vencer a los enemigos de los pueblos.

Y en el plano de la movilización popular contra la estrategia militar de EEUU es de gran importancia elevar al más alto grado posible la campaña contra su presencia militar directa, contra sus establecimientos de tropas, componentes militares, maniobras, bases, asesores y convenios.

Por lo que en todos los rincones de nuestra América debe resonar con renovada fuerza la consigna del Movimiento Continental Bolivariano: ¡Ni Un Soldado Yanqui en Nuestra América!

Agosto 2010, Santo Domingo.

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