1. En miles de ciudades del mundo se registran manifestaciones y plantones hoy 15 de octubre contra el desempleo, la miseria, los deficientes servicios de salud y educación. En primerísimo lugar estarán los jóvenes que han tomado las calles gringas de Nueva York, Washington, Chicago y Boston; pero también los valiosos estudiantes chilenos, españoles, franceses, italianos, alemanes y griegos. En México estaremos en las calles manifestantes de por lo menos 10 ciudades demostrando nuestro repudio a las políticas del gobierno de Calderón que durante cinco años ha gobernado en medio de la miseria de la mitad de los mexicanos y de un régimen corrupto que ha llevado a más de 50 mil muertes.
2. ¿Quiénes son los indignados del mundo? Son millones y millones de jóvenes, de activistas políticos de izquierda radical, de marginados sociales y desempleados que ya no aguantan vivir bajo condiciones sociales de opresión. Se han agrupado de manera espontánea, es decir, sin recibir ninguna consigna o dirección de gobierno, partido o de empresario alguno. Esta característica de autonomía, de libertad, de justicia, es la que ha agrupado a grandes capas de las poblaciones a luchar en muchos países del mundo por reivindicaciones gremiales y demandas generales. En México se escucharán en las plazas gritos contra el desempleo, la miseria, la inseguridad y los gobiernos corruptos.
3. Gritan los indignados en todo el mundo: “Por una economía justa, toma la bolsa”. Es la consigna más difundida para mostrar a los pueblos que en las llamadas “bolsas de valores” –como Wall Street- se concentran enormes riquezas que deberían repartirse entra los desocupados y hambrientos del mundo. Por eso también dicen: “Quien siembra miseria recoge la rabia”. ¿O, acaso, no es exactamente lo que está sucediendo y anuncia que seguirá por mucho tiempo provocado por una inequitaviva economía que ha hecho más millonarios a los ricos y más miserables a los pobres? Ante esa consigna de “toma la bolsa” los poderosos gobiernos han lanzado a millones de militares para reprimir al pueblo.
4. La realidad es que todos los que tenemos un grado de dignidad deberíamos salir a la calle. Vale un comino, es decir, no vale nada que nos pasemos rabiando, insultando en nuestro hogar contra los gobiernos, los partidos y los empresarios sin que busquemos agruparnos para hacer un frente común. Aunque comencemos siendo pocos pronto crecerá la fuerza con la participación de más compañeros. ¿Cómo poder aceptar que en México cada año haya más pobres, más desempleados, más jóvenes rechazados en las escuelas y, al mismo tiempo, sin oportunidad para trabajar? ¿Cómo seguir aceptando que el gobierno autorice a seguridad el doble que se destina para educación y salud?
5. En Wall Street de Nueva York, sitiada por los jóvenes indignados a pesar de la brutal represión que han sufrido, se concentra parte del poder económico mundial, y en Washington opera el poder político y militar de ese país yanqui que lleva pisoteando al mundo por lo menos un siglo. En la Puerta del Sol madrileña y la Bolsa de valores y la Rambla, paseo de los barceloneses, así como frente al palacio de La Moneda, donde fue asesinado en 1973 el presidente Allende, hoy son poderosos centros de concentración de manifestantes. En México hasta 1977 la burguesía solitita celebraba sus elecciones, pero desde entonces absorbió a la socialdemocracia y a la seudo izquierda para alejarla de las luchas sociales.
6. Se espera la consolidación de muchas de las concentraciones de indignados en el mundo. Son ensayos importantes que nos permiten medir la correlación de fuerzas con miras en la organización de batallas futuras. La permanencia de las concentraciones en EEUU y los países europeos, además de Chile en América Latina, serán sin duda ejemplos que ayudarán a extender la indignación en otros lugares. Mientras tanto los gobiernos, muy alarmados y muy temerosos por el despertar de los pueblos, han puesto a poderosos ejércitos de policías y militares para reprimir y a sanguinarios grupos paramilitares para asesinar. A pesar de ello no nos intimidarán e impedirán nuestro derecho a salir a la calle para demostrar nuestra indignación.