Tegucigalpa, 8 de dic. Los sonidos de la guerra silenciosa comienzan a retumbar en las Honduras.
El asesinato de la periodista Luz Paz y del ex asesor de la Policía Nacional Alfredo Landaverde, reconfirman de cómo el poder de la mafia se apodera de las vidas de quienes se interponen, con sus planes de enriquecimiento.
Atropellar vilmente la vida de un ser humano es un hecho que se tornó cotidiano, gracias al apoya de la impunidad, cuya saña se pinta con las altas vestiduras de justicia e investigación criminal que posee la nación hondureña.
La continuación del régimen de facto en el rostro político de Porfirio Lobo Sosa, cuyas acciones son dirigidas por el terrorismo seudo burgués de Honduras, ha traspasado sus límites de intolerancia.
Walt Disney
Cualquier avenida, establecimiento o lugar público solo está disfrazado de una falseada paz, que en mini segundos transforma su ambiente en un escenario de guerra, cuyo asfalto es pintado por el rojo intenso de la sangre de un ser humano.
Pese al intento del régimen, junto a los comerciantes de la información terrorista de vender en sus medios de comunicación, una Honduras protegida por la unión de las fuerzas de la milicia y la Policía Nacional, es un intento desesperado de apagar el infierno que producen las acciones narco estatales, en donde los poderes del Estado se transforman en una leyenda semejante al “mundo mágico de Walt Disney”.
Esa antagónica realidad que produce la guerra mediática en Honduras, a través de la ignorancia de los empleados mal llamados periodistas y cuyo analfabetismo funcional salpica en los medios radiales, televisivos, escritos y multimedia, en servicio de la era post golpe de Estado, contribuyen al ya quebrado aparato estatal de esa nación.
Es condenable mundialmente que los asesinatos de Luz Paz y Alfredo Landaverde, pasen a la lista de la impunidad. Estos recientes acontecimientos en la golpeada Honduras acentúa la desesperación de acallar a quienes buscan incansablemente de salir del libreto del “mundo mágico de las Honduras”.
Catarsis colectiva
Este guión se debe a la directriz imperial experimentada que caracteriza a los Estados Unidos, para hacer de la realidad una notable ficción para alejar a la humanidad del entorno real en el que debe participar, exigir y expresar su repudio ante estos hechos de terror social.
Sobre el tema, un trabajador de la ruta urbana del transporte público del taxi, más conocido en Honduras como colectivo, hizo catarsis con sus pasajeros.
El desahogo colectivo que sonaba de la vos de este hondureño de la tercera edad manifestaba su desesperación, puesto que un mal llamado “impuesto de guerra” subiría su cuota a partir de los próximos días.
El desesperado taxista describió que actualmente cancela de forma conjunta con otro grupo de compañeros, unos 50 mil lempiras ($ 2,600 dólares US) mensuales para poder tener el derecho a vivir y no ser víctima de un asesinato, puesto que si no paga “el impuesto de guerra” es amenazado de perder su vida.
Mofa
El guión del “mundo mágico de Honduras” manifiesta en uno de sus mandatos vivir del asesinato, lucrarse del crimen organizado, matar con saña en cualquier punto de Honduras y alabar a la inteligencia central que hace estas fechorías, a través de las páginas sociales o de modas, de los medios de comunicación hondureños.
La filantropía, la religión y el llanto de la oligarquía enajenada, es parte del disfraz que hace posible la “magia” en estas Honduras, o como bien lo dijo un connotado personaje de Honduras, Rafael Leonardo Callejas, que la solución para evitar los asesinatos, era la de reducir en una persona a los usuarios de la motocicleta.
Tales declaraciones profundizan la mofa del sometimiento que sufre la población de Honduras, pero encajan a la perfección en esta tierra en donde la paz se transmutó en una fantasía y los pobres en los enemigos del mundo fantasioso.
Pero las incautas familias terroristas que financian golpes de Estado, y demás sucesos que irrespetan los derechos humanos, pasan por alto que el guión sólo lo redacta el imperio fantasioso y decadente, que destruye a quienes se le oponen, o le sirven por igual.
Según el informe del Observatorio de la Violencia publicado en octubre pasado, se espera que a fin de año la tasa de homicidios en Honduras alcance la dramática cifra de 86 por cada 100,000 habitantes. Es decir, el doble de la tasa registrada durante el primer semestre de 2011 (43.7) y casi tres veces la de 2010 (36.6). Cifras que superan con creces las de varios países en guerra.
El autor de este artículo y fotografías es corresponsalía voluntaria de la revista Caros Amigos editada en São Paulo, Brasil para Centroamérica, La Agencia informativa Latinoamericana Prensa Latina, Kaos en la red y El portal http://desacato.info editado en Florianópolis, Brasil.
Cualquier atentado o amenaza para el autor de este artículo es responsabilidad de quienes representan y gobiernan el Estado de Honduras.