Por Orlando Balbás.
Sin lugar a dudas, tenemos un panorama político que surge como una clarinada respecto a la correlación de fuerzas en la actual coyuntura política. Las maniobras de la oposición durante su periodo de cuarentena parlamentaria desde el año 2005, pudo influir en decidir cual era el camino correcto para ellos, se balanceaban entre la conspiración, el golpe de estado o participar nuevamente en las elecciones reconociendo al árbitro. Se trataba de irse al abismo, desaparecer del escenario o seguir el camino de la institucionalidad, así lo hicieron, a regañadientes, el silencio ante los resultados indican que estuvieron conformes. Recibieron una lección democrática del pueblo venezolano, el Consejo Nacional Electoral salió airoso.
Toda la hegemonía revolucionaria en la Asamblea Nacional, ha desaparecido, aún cuando el PSUV es mayoría y desde el mes de Enero del 2011 las discusiones y debates de la legislación del país, serán polémicas, tensas, alargadas y los temas de interés económico, educativo, militar, salud, moverán intensamente a la opinión pública. Ya es evidente que en nuestra nación venezolana existen dos bloques definidos en sentidos distintos, conceptos opuestos sobre como debe ser la organización social y la propiedad de los medios de producción. Parece arriesgado emitir una afirmación como esta, pero si tomamos en cuenta el número de votos del parlamento Latinoamericano, en el resultado de las elecciones del 26 de septiembre de 2010, se evidencia una diferencia cerrada de votos emitidos, que determina la polarización de los electores venezolanos.
La explicación de las variables a tomar en cuenta en torno a la votación por circuitos, que están formados por un número especifico de municipios, de acuerdo a la realidad geográfica por estado son válidas. La gestión de autoridades locales, si influye a la hora de expresarse el elector emitiendo su voto en el acto electoral.
Entonces, las apreciaciones de la dinámica ciudadana y su tendencia político- electoral, no puede hacerse desde la misma óptica respecto a circuitos con Parlatino. Las cantidades de uno y otro se pueden colocar en diferentes ángulos, como el de la votación nacional y las regiones circuitales.
El resultado es indicador sin lugar a dudas de un cuadro que no debe sorprender a nadie, son 17 millones de electores de los cuales el 66,46% sufragó el día de las elecciones parlamentarias nacionales. Es una cantidad bien importante, inmersa en un proceso político de grandes conflictos e intereses de clases sociales enfrentadas ideológicamente y que se agrupan, toman partido por una causa, pues recordemos que la apatía y escepticismo hacia la política, disminuyó en nuestro país.
Estoy seguro, que el apoyo al comandante Hugo Chávez, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, permanece sólido, pero hay que evitar llegar a un techo y esto se logra revitalizando la esperanza y la fe del pueblo en el líder que le abrió los ojos y lo despertó del letargo en que se encontraba.
En esta hora se debe descartar la cacería de brujas buscando culpables. Si se trasladan los problemas internos del Partido Socialista Unido de Venezuela por el control de este, a la discusión, implica, sesgar el debate, discutir sin la altura que amerita una situación tan delicada e influyente en el futuro de la revolución. Se hace imperante levantar la moral revolucionaria y dar ejemplos de desprendimiento del personalismo, descartar el triunfalismo y visualizar que las tareas que se avecinan son múltiples y que por cierto no son nada sencillas. Retomar la comunicación permanente con las comunidades, estrechar los lazos con los sectores más empobrecidos para solucionar los ingentes problemas no solo de pobreza, sino de los estragos que están causando los fenómenos naturales a la población. Todo ello amerita de un espíritu de servicio hacia los demás, hay que demostrar que el poder en revolución es del pueblo y para el pueblo.