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A Luta pela Terra
Hace 50 años comenzaba el recorrido. En los cañaverales de Bella Unión. Hasta ese enclave de sobre-explotación, humillaciones, miseria y represión, llegaron Raúl Sendic y otros pocos militantes con su apoyo solidario. Fue allí, en uno de esos “islotes del proletariado rural”, que el 3 de setiembre de 1961 se constituyó la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA), sindicato que adquirió características distintivas: la solidaridad y el compromiso de lucha de todo el núcleo familiar; el sentimiento de hermandad entre los cañeros y con otros trabajadores; la acción directa contra los patrones.
Dos libros imprescindibles estudian la génesis de aquella experiencia. El de Ruben Gerardo Prieto, “Por la tierra y por la libertad. Trabajadores rurales y proceso revolucionario: UTAA y el MNLT-Movimiento Nacional de Lucha por la Tierra”, (Nordan, 1986); y el de Yamandú González Sierra, “Los olvidados de la tierra. Vida, organización y luchas de los sindicatos rurales” (Nordan, 1994).
Aunque no hay mejor fuente que remitirse al testimonio de uno de sus fundadores, Walter “Cholo” González: “Esas luchas empezaron a fines del 59 en Salto. Luego se corrieron hacia Artigas. En el 61 los peludos de Bella Unión crearon UTAA ayudados por algunos obreros que llegaron de Salto. Y no podía ser de otra manera; estaba claro que por las buenas, a los patrones no se les sacaba nada. Había que unirse e imponerse empleando la fuerza. La gente se fue dando cuenta de que con la protección que nos daban las leyes escritas en los libros no alcanzaba. Para que los patrones cumplieran con lo que las leyes de los libros mandaban había que usar la fuerza. A veces la fuerza, a veces la astucia. Pero sobre todo la fuerza”. (“El Cholo González, un cañero de Bella Unión”, María Esther Gilio, Ediciones Trilce, 2004).
En efecto, se trató de un sindicato dispuesto a combatir antes que a negociar. Que no tenía en su diccionario las palabras tregua, auto-regulación, concertación. De allí el grito de guerra: “Basta ya de dialogar, hay que armarse pa’ luchar”. UTAA fue sinónimo de lucha de clases: huelgas prolongadas, ocupación de latifundios, batallas con las fuerzas represivas, campamentos y marchas multitudinarias. De esa rebelión de los peludos -el movimiento más radical de peones rurales que ha conocido el Uruguay-, nació la consigna emblemática de UTAA: “Por la tierra y con Sendic”. O lo que es igual: “expropiación de los expropiadores”, “tierra para quien la trabaja”, “Reforma Agraria”.
Medio siglo después aquellas demandas siguen vigentes. Porque la concentración aumentó (el 40% de los productores más pequeños apenas tienen el 2% de la tierra). Porque la extranjerización se aceleró (4 millones de hectáreas, o sea el 25,6% de la tierra está en poder de extranjeros). Porque el Frente Amplio en función del “país productivo” enterró la reivindicación de Reforma Agraria. Porque el PIT-CNT la borró de sus demandas hace mucho tiempo. Basta con ver la plataforma del último “Paro General parcial”, donde recién en el punto 14 aparece una intrascendente mención al tema: “impuesto a la tierra en los grandes establecimientos”. Como para no desafinar la música “progresista”, ni romper con los patrones del agro-negocios. Porque para algo están las “negociaciones tripartitas”.
Mientras tanto, el gobierno presentó su proyecto de Impuesto a la Concentración de los Inmuebles Rurales (ICIR). Apenas un ajuste menor que “no cambia las reglas de juego” capitalistas. Solamente 1.200 propietarios y empresas de un total de 47.300 pagarán el impuesto. O sea, el 2,5% de los que poseen un 36% de la tierra en el país; finalmente, el ICIR no modificará la ecuación tributaria del capital agrario, ya que continuará situado en alrededor del 7,1% del Producto Bruto Interno (PBI) del sector. Y todavía faltan las negociaciones parlamentarias, porque el proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo “no es a tapa cerrada”. Es decir, puede ser objeto de modificaciones, como reclaman la Asociación Rural y la Federación Rural para seguir aportando casi nada. Como hasta ahora. Tal vez entonces, sabremos si las exoneraciones que beneficiaron a Montes del Plata (216 mil hectáreas, el mayor propietario de tierras en el país), fueron una excepción “confidencial” entre el gobierno y la multinacional. O si se extenderá a otras patronales.
Habrá mucha cháchara discursiva. Nada sustancial que afecte la propiedad privada de la tierra. Ni que avance en un camino de “tierra para quien la trabaja”. Como lo exigía desde su nacimiento UTAA. Por el contrario, cualquier alteración de las “reglas de juego” que impone la economía de mercado será penalizada. Como ocurrió hace bien poco.
El pasado 28 de abril (aniversario de la muerte de Raúl Sendic), el viejo Ney Teddy Pintos, peludo de Bella Unión, caminante de tantas marchas cañeras, era desalojado de su parcela por la policía. Por orden del Instituto Nacional de Colonización, presidido por Andrés Berterreche, dirigente del MPP. ¿Su delito? No poder cancelar una pequeña deuda. Su “insolvencia” lo condenó.
Al otro día del desalojo, el infatigable “Cholo” González escribió:” Hoy, con este procedimiento policial de tal magnitud, con este vergonzoso desalojo a un trabajador de 70 años mientras a ganaderos ricos se les perdonan deudas millonarias, con este hecho nuevamente Raúl fue traicionado. Pero hay compañeros, gente sencilla que siguen luchando, que levantan sus banderas y continúan con fuerza la lucha por la tierra”. (“El desalojo de un cañero”, Brecha, Montevideo, 29-4-2011) Un día después, Jorge Rodas, presidente de UTAA, era igual de enfático: “En el gobierno hay un montón de ex compañeros que anduvieron peleando con Sendic y que ahora están traicionando sus principios. ¿De qué izquierda hablan estos bandidos sinvergüenzas? ¿Qué cambio han hecho? Sacan a la calle a un hombre viejo pero no les da el cuero para expropiar a los que hacen grandes negociados con sus tierras. Los asalariados rurales son los últimos orejones del tarro en lo que tiene que ver con condiciones de vida, con salarios, educación social y salud”. (Entrevista en El Observador, Montevideo, 30-4-2011)
Toda una definición política del gobierno presidido por Mujica. Y una comprobación ineludible. Las banderas de UTAA se mantienen actuales en la lucha por la tierra: Reforma Agraria y “expropiación de los expropiadores”.