Balaguer fue un Rey Midas al revés: todo lo que tocaba lo volvía caca.
Pasa igual con sus herederos en el poder: de tanto considerarlo “padre” de esta “democracia” y mezclarse con su escoria, devinieron en corruptores.
Ensucian los homenajes trascendentes, no importa su compromiso con la parte contraria o su traición a los ideales que lo inspiraron. Ejercen la simulación y el camaleonismo a su enésima potencia.
Así, conspicuos personeros del régimen asesino y cúpulas claudicantes del PRD y PLD… se confabulan para apropiarse de esos homenajes; y se valen, claro está, de los recursos estatales que usurpan y las instituciones que representan, para inocularle su infección y su afán de disolver la acusación justiciera en medio de la impunidad imperante
Aliados y protectores del balaguerismo y crápulas políticas de nuevo y viejo tipo, se han hecho expertos en figureo en las conmemoraciones; incluidas aquellas gestas nítidamente de izquierda, antiimperialista, socialista, comunista y, al mismo tiempo, anti-balagueristas,
El podrido cohollo del PLD, que carece de autoridad moral hasta para honrar a su fundador, es el factor mas hábil en materia de usurpación de honras a héroes y heroínas de la revolución, cuyo ejemplo de dignidad lo acusa y condena sin apelación.
Claro que la fuerza justiciera de esos próceres y la trascendencia de sus acciones los presiona al punto de verse obligados a maniobrar y a hacerles concesiones al sentir pueblo, que guarda en su imaginario el amor a esas hazañas y a sus protagonistas.
Recordemos como Balaguer, asesino intelectual del coronel de abril, se vio obligado a declararlo héroe nacional, sentando un primer precedente donde el oportunismo se combinó con la grandeza de la hazaña de Caamaño.
Por su parte, Leonel denominó Orlando Martínez la Sala de Prensa del Palacio Nacional, escenario de mentiras y de justificaciones de delitos del Estado, entreguismos e inmundicias políticas.
Sus pretensiones se extreman hasta querer robarnos -y despojar de sus atributos- a nuestros héroes y heroínas fallecidas. ¡Misión imposible!
Pero ciertamente infectan los homenajes y cooptan efemérides.
Recientemente, desde la Alcaldía de Juancito Sport, el Senado pestilente y ciertas crápulas políticas… se procuró infectar el homenaje a una de las más sublimes rebeldías juveniles (de estirpe guevarista-camilista) y de la subversión antiimperialista y pro-socialista: la batalla sin par del 12 de enero del 1972, encabezada por Amaury Germán.
Incluso se coló una súper-escoria balaguerista, provocando la indignación merecida por eso de mezclar la justeza de dotar esa gesta de un espacio físico hermoso con un ominoso “te de tachuelas”.
Solo que esa mezquindad se estrella contra nuestra lealtad insobornable a la causa de nuestros inolvidables “Palmeros”.