Cronopiando por Koldo Campos Sagaseta.
Sí, es posible que algunos no lo entiendan y, lo que es peor, que ni siquiera terminen de creerme pero, mientras el día sustancia su trajín habitual de ajustes, más ajustes y recortes, generalmente sostenidos y sustentables, yo sigo aquí sentado, absolutamente en blanco, sin sustento alguno como idea que sostenga la virginal cuartilla.
Y sí, lo confieso, también es verdad, estoy harto de oír hablar de la sostenibilidad del empleo, de economías sustentadas, del sostenimiento del progreso, de los retos sustentantes que habremos de sostener para sustentar las sustantivas inversiones a la espera de futuros, por supuesto, sustanciosos, que hagan posible el desarrollo sostenido y sustentable.
¡Estoy harto, lo reconozco, no puedo sostener tanto sustento! Y como el sustentador de informaciones en la televisión persista en contarme y sostener más sustanciales noticias, mucho me temo que, en cualquier momento, va a darme un sostenido ataque al sustentable y van a tener que trasladarme a un sostén de urgencias o, incluso, internarme en un sustentáculo especializado.
¡Ya no aguanto más que todo se sostenga y se sustente…el déficit previsto, el plan de viabilidad, las reformas laborales, la retirada de Afganistán, la primavera árabe, el kilo de antxoas, el divorcio de la duquesa, el juego de Ronaldo, los buenos días y las buenas noches…
En fin, y no voy a seguir abrumándoles con más sostenidas y sustentables confidencias, que a estas alturas de la columna ya habrán notado que se trata de una muy sustanciosa reflexión, obviamente, sostenida y sustentable.