“Cuando se devengue mensualmente más de 20 salarios mínimos legales mensuales vigentes, la base de cotización podrá ser limitada a dicho monto por el Gobierno Nacional”. (Ley 100 de 1993)
1. Desequilibrio fundamental
Proceden según el principio neoliberal de la tributación regresiva. O sea, entre más gane o más fortuna acumule el ciudadano, menos paga, pues al Estado jerárquico, depredador y consumista lo tienen que sostener los subyugados en beneficio de quienes los oprimen en las sociedades piramidales dominantes.
Esa es la justicia social predicada por Ayn Rand, la sionista atea de origen ruso pero nacionalizada como usana, patrona de los “triunfadores” a quienes defiende mediante la filosofía del “objetivismo”.
Dicha filosofía es bastante pobre en cuestiones de vivencia humana auténtica tanto como en valores éticos civilizatorios, pero es suficiente para llenar las expectativas de los potentados que se consideran héroes porque no reconocen más valor que el falso proporcionado por el dinero y la fuerza. Éstos les permiten oprimir a los demás aunque sean intelectual, cultural y éticamente muy superiores, pues la torpeza de los potentados les impide apreciar lo digno y noble, de modo que desprecian lo que no entienden porque sus cerebros no alcanzan para tanto.
Tan discriminatoria doctrina fue adoptada por la Escuela de Chicago e impuesta por el Consenso de Washington para convertir en parias los países, evitando que alcancen su propio desarrollo, ese que auguraban las políticas de la Cepal, fundada en la noción ortodoxa de la acumulación primaria de capital, de las cuales la Seguridad Social era una obligación pública y no un negocio particular.
Cuando la ley 100 (copiada por el malogrado Luis Londoño de la Cuesta de la que le impusieron Nixon y Kissinger a Chile en 1973, tras el asesinato de Salvador Allende) privatizó en Colombia la Seguridad Social, siguiendo prematuramente la senda del Neoliberalismo, estableció las condiciones para la posterior extinción del ISS (o ICSS, hasta que el “pollo” López le quitó la “C”) y Cajanal, entre otros meritorios esfuerzos y conquistas sociales.
Esa fue la gran victoria del “pollo” ante un movimiento huelguístico de ámbito nacional, -que convocó un definitorio paro cívico nacional en 1976-, ejemplarmente desarrollado por el sector salud con el apoyo de la población. De esta forma se impidió (o aplazó) el despojo del Instituto y demás instituciones de salud conquistadas tras largas luchas populares.
El despojo privatizador lo logró diez años después, cuando estos establecimientos pertenecientes a los trabajadores y los patronos, pero no al Gobierno, fueron expropiados abusivamente por éste (bajo la dictadura de Álvaro Uribe Vélez, modelo decadente de lacayos y promotor de la funesta ley) para entregarle sus activos al sector privado.
Es algo que perfectamente puede calificarse como un robo deliberado fundado en el acostumbrado abuso de autoridad por parte del abusivo e ilegítimo gobierno mafioso del bravucón, pésimo vecino y soez pariente de capos, Álvaro Uribe Vélez quien, bajo el gobierno del aperturista incondicional, César Gaviria Trujillo, fue el senador estrella que logró la aprobación por el Congreso de la funesta ley 100 de 1993.
Supongo que en México estén a punto de aprobar algo parecido, pues el IMSS, como los que quedan en otros países –al igual que la ya lejana y casi olvidada política de “sustitución de importaciones” difundida por la Cepal, que tanto nos ayudó a suplir las necesidades de consumo de mercancías de corte capitalista, fortaleciendo nuestra soberanía económica y nuestra seguridad alimentaria-, están condenados por las multinacionales que hacen todo lo posible por arruinarlos para apropiarse de sus recursos a nombre, entre varios dogmas absurdos más, del sacrosanto comercio internacional con su consecuente inversión extranjera.
Tal política económica, absolutamente irracional, es ruinosa para la producción nacional e incapaz de cubrir sus costos totales, sobre todo las llamadas “externalidades” que sufragan los gobiernos canallas con el tesoro público mientras reciben comisiones y sobornos bajo cuerda por sus bellacadas.
Tal desequilibrio antieconómico es particularmente cierto en el caso de las depredadoras explotaciones extractivas cuya infraestructura -normalmente agresora de la Naturaleza- debe ser suministrada por el Estado a costos que superan con creces las regalías con que los saqueadores compensan a los vendepatrias, sobrepasan la misma rentabilidad del particular y, en los casos más extremos, hasta valen más que el valor bruto de lo extraído.
Pero esa política lacaya sí es muy capaz de arruinar a cualquiera que la adopte como fundamento de su actividad económica servil, sobre todo cuando las multinacionales dirigen sus garras a los nichos ecológicos para extraerles materiales al arbitrio del inversionista, generalmente extranjero. Y el binomio BM/FMI, entre otras agencias imperialistas, enemigas de los pueblos y siervas del sionismo, está encargado de que su designio apocalíptico se cumpla.
Por no referirnos a la depredación creciente del medio ambiente -que tenemos que detener urgentemente en todo el Mundo, de modo que el tema merece un tratamiento más detallado y persistente, antes de que las multinacionales al servicio de los ideales sionistas de Fin del Mundo se salgan con la suya-, en Colombia, desde que adoptó sin reservas las recetas neoliberales, el sector privado se ha encargado de envilecer la Seguridad Social mediante la disminución ostensible de la calidad y de los recursos en la prestación del servicio, que muchas veces tiene que ser ordenado por jueces, mientras el paciente agoniza, y hasta muere evitándoles a las EPS (Empresas Prestadoras de Servicios) matarlo por negligencia o perversidad, o por simple codicia privada absolutamente reñida con cualquier concepto de rentabilidad social pero capaz de comprar las venales y baratas conciencias de los cipayos.
En cuanto a las pensiones, se trata de un ahorro público sagrado, hecho por cada ciudadano con su esfuerzo laboral y cuya conservación de su valor en el tiempo era una obligación elemental de quienes lo administraban antes del reinado absoluto del Neoliberalismo con su funesta “desregulación reaganiana” que eliminó cualquier traba para los insaciables anhelos de riqueza de los mediocres incapaces de sobresalir por algún talento genuino o algún aporte social notable y auténtico.
Desde entonces, para los afortunados administradores privados los fondos de pensiones constituyen un gran negocio con una rentabilidad asegurada en función de los aportes de los afiliados. Pero para éstos, la rentabilidad se ve sometida al azar de los “mercados”; o, mejor dicho, de los casinos que son las bolsas de valores.
En estas circunstancias, la ruina de los ahorradores -que, teóricamente, deberían ser protegidos por los gobiernos aunque éstos, prácticamente, no pasan de ser lacayos fieles de los banqueros que nos explotan a todos-, es inevitable, pues en todo casino, por la ley de los grandes números, siempre ganan los que más dinero tienen.
Y éstos, respecto a los jugadores, son los dueños del casino, que saben muy bien cuando retirarse porque manipulan sus estafas.
Así han procedido los bancos que tienen al borde de la ruina a los países, incluyendo a los civilizados y avanzados europeos con sus arrogantes “subdidadanos” alelados con los caudillos de sangre azul pero cada vez menos convencidos del carácter divino de sus reyes, tan perversos y anacrónicos, tan ladrones e hipócritas como el fratricida Juan Carlos de Borbón y su “ejemplar” familia.
2. Expropiación criminal
Como lo hemos observado todos en el caso de los bancos y las grandes corporaciones transnacionales -al menos desde la quiebra de Arthur Andersen con sus auditorias mentirosas, tanto como, entre muchas más, las de Enron, Goldman Sachs, AIG, General Motors y Lehman brother’s-, mientras sus grandes ejecutivos se otorgan inmensos beneficios por cuenta de los auxilios que, sin mayores requisitos, les dan los gobiernos lacayos, tanto en USA como en Europa, los gobiernos vendepatrias ponen a los ciudadanos inocentes a que paguen lo que se han robado los capitanes de industria contando con la complicidad de los gobernantes.
Éstos viven seducidos, halagados, instigados y sobornados por los banqueros y sus funcionarios del FMI y de otras agencias internacionales dedicadas a conseguirles clientes a los poseedores de grandes fortunas, estimulando el endeudamiento irracional de los países (recompensado con las respectivas migajas para los vendepatrias), hasta lograr que cesen sus pagos de la deuda a fin de poderlos expropiar legalmente de sus riquezas naturales y de sus monopolios públicos. Por eso están decididos a acabar con la biosfera en todos los países, pues creen que ya compraron su derecho a explotarla, y ningún gobierno se atreve a contradecirlos. Esta magna tarea les corresponde a los pueblos y a nadie más.
Por el momento -dado que los fondos de pensiones vienen funcionando como pirámides de Carlos Ponzi, que requieren ampliar su base para continuar con la estafa antes de que el sistema estalle como ha ocurrido con la “burbuja hipotecaria” en USA y en Europa-, las agencias internacionales de crédito han obligado a los países manejados por lacayos y altamente endeudados, a que sigan endeudándose pero aumentando la edad de jubilación y el valor de las cotizaciones para los ciudadanos tanto como recortando las conquistas sociales en salud, vivienda y educación para los pedestres despojados de riqueza y poder, a fin de garantizarles a los banqueros la amortización de sus préstamos.
Además, éstos cada vez son más costosos gracias a la intervención de las misteriosas calificadoras privadas de riesgo (Moody’s, Standards and Poor’s y Fitch) que elevan las tasas de interés de las deudas soberanas de los países con el simple expediente de reducirles su calificación, a su arbitrio y sin apelaciones, a no ser ante los amos Rotschild que son quienes ordenan semejante abuso y carecen de cualquier sentimiento parecido a la piedad. Sólo los inspiran la codicia y las maldiciones de Yahvé.
Aprovechan que, en definitiva, sus víctimas son honrados pero indefensos ciudadanos en su condición de individuos aislados. Por fortuna, éstos ya están reconociendo el poder de su unión en acción y objetivos. Se sienten indignados y se saben mayoría, algo así como un 99% de la población según calculan los hermanos del movimiento Occupy, que surgió en Nueva York y cada vez se extiende por más ciudades y países.
Con los ahorros de los pueblos, los gobernantes lacayos e inescrupulosos quieren recompensar a los banqueros ladrones por sus tropelías, en vez cobrarles sus delitos de todo tipo.
Pero castigarlos es lo que han hecho en Islandia, dando lugar al establecimiento de una naciente sociedad ejemplar, digna, plana, solidaria, pacífica, libre, sin miseria ni, con mayor razón, sin sicópatas que la impongan para sentirse superiores a su nobles e indefensas víctimas, como ha sido lo típico en la asquerosa Historia que fenece y que ha presenciado la vergonzosa imposición sobre las mayorías sanas y nobles de los peores ejemplares de la especie, auténticos sicópatas enemigos de la Vida y de la Pachamama.
Por su lado, es otra farsa ideológica -sustentada en el sagrado derecho a la propiedad privada de carácter monopólico y expropiador de las mayorías- la estafa financiera que salió a luz a raíz de la “burbuja hipotecaria” de ámbito global.
De ésta los países del tercer mundo nos salvamos en 2007 por mera ignorancia de nuestros potentados criollos sobre los sofisticados “productos financieros” elaborados por estafadores tan notables como el simpático judío Bernard Madoff, quien sólo admitía en sus fondos a grandes potentados, lo cual lo convierte en un ser admirable por lo valiente y arriesgado, aunque le ha costado una condena ejemplar a 150 años de cárcel por atreverse a burlarse de los dioses.
Igual que la estafa pensional, todas las medidas ruinosas nos las imponen quienes nos niegan el derecho a ser impidiéndonos alcanzar la condición de propietarios, pues hasta los ahorros de toda una vida se encargan de robárnoslos despojándonos de los inmuebles y especulando con los fondos de pensiones en las mortales bolsas de valores.
Además, colectivamente nos expropian de los territorios ocupados por nuestros ancestros para que las multinacionales los depreden a fin de perpetuar el hambre por carencia de terrenos fértiles, aunque la operación se presenta como una codiciosa medida de corte económico -en vez de apocalíptico, que es su verdadera intención-, adecuada para elevar el sacratísimo PIB, que no es más que el índice de depredación de la biosfera cuando se refiere al sector primario, en particular al extractivo.
3. Expropiación universal
Otra manera de despojarnos masivamente la constituye su defensa a ultranza de la “propiedad intelectual”. Sobre ésta reproduzco el texto de una estudiante que se atreve a especular al respecto, lo cual es importante cuando se trata de debatir asuntos que nos competen a todos y que necesitamos ir dilucidando sin infalibilidades y con mucha apertura.
Mediante la tal “propiedad intelectual”, las corporaciones se apropian de las creaciones de los pueblos y de los genios, pisoteando los “derechos de autor” de los inventores y descubridores tanto como la propiedad ancestral y comunitaria que desconoce y repudia el individualismo enfermizo del nefasto capitalismo.
Así estafan a los ciudadanos privándolos del disfrute de las conquistas de la civilización, que a todos nos pertenecen por derecho natural y que, cuando más, sólo deberían enriquecer por un tiempo a sus creadores, antes de que su creación se convierta en propiedad pública disponible libremente para todos.
Sin embargo, generalmente apenas enriquecen a quienes los despojan de su creación mediante licencias y prebendas inhumanas fundadas en leyes intolerables que estamos obligados a derogar antes de que los enemigos comunes consoliden su imposición mediante su gobierno mundial oprobioso y clandestino, instrumento del Nuevo Orden Mundial de los potentados, que se vale de instituciones como la ONU, la OMC y la OMS para robarles a los países su soberanía, sumiendo a los pueblos en una esclavitud que ya no estamos dispuestos a soportar porque hemos despertado y no volveremos a cerrar los ojos.
Estamos resueltos a responder con la consolidación de la Sociedad Democrática Global, respetuosa de todas las dignidades y las soberanías, y defensora de la diversidad.
En particular, se impone la defensa de Internet como la gran conquista de la sociedad del conocimiento que remplazará las piramidales e irracionales, fundadas en la violencia, el aislamiento y la ignorancia retrógrados y arrogantes.
Éstos criterios han dominado durante este traumático ciclo de la especie, la Historia, que estamos a punto de superar, si somos dignos, lúcidos y valientes. O con la que pereceremos en medio del imperio de los sicópatas decididos a destruir la biosfera aceleradamente tanto como a desatar la tercera guerra mundial.
4. Última oportunidad democrática
El desafío es universal e ineludible. A cada uno le corresponde tomar posición, considerando que la indiferencia significa alinearse al lado de los enemigos comunes, sin dudas. Pero la participación multitudinaria y lúcida se encargará de desenmascararlos y derrotarlos en beneficio de todos.
En consecuencia, la extensión de la protesta social cada vez habrá de involucrar a más pueblos cuyas victorias no dejarán de alegrarnos, animándonos a derrotar a nuestros propios verdugos nacionales para sumar fuerzas contra sus amos sionistas y demás potentados que nos amenazan con la extinción a nivel mundial.
Se trata de un movimiento invencible y creciente cuyas conquistas habrán de beneficiarnos a todos, deteniendo la extinción de especies y la acelerada destrucción de la biosfera.
La participación es libre. Sólo está sujeta al grado de conciencia de cada uno, y éste depende de su personal calidad humana.
Así lo estamos viendo en Siria donde la evidente condición criminal del médico Bashar al Assad está siendo repudiada por sus propios esbirros, de modo que, paulatinamente, las fuerzas represivas contratadas por el dictador están pasándose al lado del pueblo al que pertenecen.
O sea, la oportunidad del cambio está en manos de los mejores, que somos las mayorías, por fortuna, lo cual no deja dormir a los mediocres con cerebros de sicópatas y apariencia de ángeles, pues ya son pocos quienes se dejan seducir por la hipocresía que ha reinado durante el período caduco como el recurso esencial para pelechar en los imperios de la impostura, la mentira, la traición y el crimen.
Han destacado como vencedores a los peores ejemplares de la especie durante el aterrador período conocido como Historia; pero su tiempo se les está acabando para que pueda comenzar el reinado de los mansos de corazón que poseerán la Tierra.
Y tú puedes ser parte de éstos si recuperas tu dignidad y repudias la cobardía porque te has cansado de vivir de rodillas y prefieres morir de pié o vivir con honra y erguido, en medio de la abundancia, la solidaridad, la igualdad y la paz.
Imagem tomada em: beginnersinvest.about.com