El Secretario Ejecutivo del Foro de Sao Paulo, Valter Pomar, escribió una vitriólica respuesta a mi artículo “Foro de São Paulo: balance desde Caracas”. Una cuidadosa lectura del texto no hace sino confirmar el acierto contenido en las tesis centrales de mi artículo, como trataré de fundamentar a continuación. Llama la atención que mientras en mi escrito yo hablo de política Pomar en el suyo hable de psicología. En lugar de discutir los argumentos acerca del “eclecticismo ideológico” del foro o de las debilidades de la Declaración final (en donde a lo largo de ocho páginas no se dice ni una palabra de las masivas protestas estudiantiles contra la privatización de la universidad que están conmoviendo la política de Chile, Colombia, México, República Dominicana e inclusive Quebec, o apenas si se habla de las bases militares de Estados Unidos en la región, siendo que Pomar es militante de un partido cuyo país es el más completamente cercado por ese tipo de mortíferas instalaciones) lo que sobresale en su pretendida réplica son supuestas caracterizaciones de mi persona y de mi comportamiento. Así dice que es “aterrador” escribir lo que escribí; me califica como supuesto “mensajero” de Chávez; o de “pontificar” en lugar de investigar; “medio descontento” y, más adelante, “malhumorado” con el éxito del foro; de decir “tonterías” al hacer una crítica teórica a la Declaración del FSP; de elaborar “ridículas caricaturas”; o pecar por falta de “tolerancia”; de “simplificar” la situación al comparar al FSP con el Foro Social Mundial (FSM); de actuar con “mala fe” al insinuar una posible relación entre el olvido del golpe contra Aristide con la presencia de la MINUSTAH en Haití; y de “no saber” que las declaraciones finales del FSP “son consensuadas” en las reuniones de Grupo de Trabajo. Brillan por su ausencia las categorías de análisis político o económico mientras que sobran las de tipo psicológico. Por algo será.
La verdad es que su actitud no hace sino confirmar la escasa voluntad del Secretario Ejecutivo del FSP de aceptar disidencias y habilitar una discusión sobre temas candentes. Todo, absolutamente todo, debería estar abierto a discusión y revisión, máxime en una organización que pretende representar a la izquierda en América Latina y que supuestamente no admite la infalibilidad de los dirigentes como principio organizativo. Actitud intolerante que se refleja en el hecho de que al menos hasta el día 14 de Julio en el sitio web del FSP sólo aparecía la nota crítica que Pomar dedicara a mi artículo –en castellano y también en una traducción al inglés- sin que los visitantes del sitio pudieran leer la mía.[1] En mi blog, en cambio, desde el primer momento incluí junto a mi propio texto la Declaración final del FSP y la nota de Pomar.[2] Censurar u ocultar opiniones adversas siempre es mala práctica, y en las organizaciones de izquierda sus consecuencias son nefastas. Es hora de que alguien instruya al Secretario del FSP que acabe con las mismas, por el bien del propio foro. En poco tiempo podremos comprobar la suerte que correrán estas líneas.
Pomar dice que hay “equivocaciones de hecho” en mi nota. En primer lugar cuestiona mi afirmación en relación a la actitud insolidaria y hasta irrespetuosa con la que fuera tratada en las sesiones del FSP Piedad Córdoba, representante de la Marcha Patriótica de Colombia. Lamentablemente para él una Carta Abierta que me dirigieran la ex Senadora Piedad Córdoba y Carlos Lozano Guillén, vocero de Marcha Patriótica, ratifican mis dichos y refutan las explicaciones de Pomar.[3] Lo mismo vale en relación a la actitud, igualmente prejuiciosa e indiferente, en relación a los compañeros hondureños de LIBRE, cuya heroica resistencia durante seis meses en la calle en contra del golpe no fue suficiente para permitirles explicar a los asistentes al XVIII Encuentro cuáles eran los desafíos que enfrentaba ese partido de cara a las elecciones del próximo año. Un correo que se me enviara el día 13 de Julio Gilberto Ríos Munguía, Coordinador de la Comisión Internacional del partido Libertad y Refundación (LIBRE) pone fin a cualquier especulación. En él se dice textualmente que el “Abogado Enrique Flores Lanza solicitó el uso de la palabra para dirigirse a los asistentes del Foro y le fue negada. No entendemos bien porque no se nos permitió hablar en el plenario, igual agradecemos tu artículo que hace referencia a lo que pareciera una arbitrariedad por parte del compañero Valter, aunque no estamos seguros si tienen que ver con la agenda y los reglamentos; lo cierto es que un minuto en un saludo no debió haberse negado.” En conclusión, lo que Pomar caracteriza como “equivocaciones de hecho” son hechos irrefutables, corroborados por los actores directamente involucrados o por testigos calificados.[4] Quien está errado es Pomar. Asunto concluido.
El Secretario del FSP me reprocha que haya escrito que “Chávez colocó una nueva agenda”. Le recomiendo que vea el video y tome nota de las palabras del Comandante, de una claridad meridiana y que en síntesis dicen lo siguiente: “Cuando nos despidamos hoy, y mañana regresemos allá y allá, a nuestros países: ¿dónde está la organización, el comando, el plan de batalla, plan científico como diría Carlos Marx? … Y Lula nos dijo una vez en Manaos: ‘Chávez, si no vencemos la burocracia es imposible la integración’. La burocracia de nuestros gobiernos es una cosa terrible.” ¡Vaya si lo es!, y si hiciera falta alguna prueba más la forma burocrática como el FSP procesó las cuestiones arriba mencionadas aportaría una nueva evidencia confirmatoria de los temores expresados por Lula.[5] En ese vídeo se verá a Chávez preguntando dónde está Piedad Córdoba y luego exponiendo una agenda que no se encuentra en la Declaración del FSP. En relación también a este discurso Pomar dice que “concuerdo con algunas cosas y difiero de otras que dijo Chávez en el discurso final”. Dado que detenta la Secretaría Ejecutiva del FSP no sería mala idea que expresara cuáles son sus puntos de coincidencia y de discrepancia con lo dicho por el líder de la Revolución Bolivariana. Me parece que no es un asunto menor dado que Chávez no es un activista más que pasó ocasionalmente por el foro sino que está investido de una representación y una gravitación internacional que sería absurdo no tener en cuenta. Y en caso de que hubiera desacuerdos con sus palabras sería bueno conocerlos y no guardarlos en secreto y, por supuesto, someter ambas posturas a una discusión abierta y democrática.
Por último la comparación entre el FSP y el FSM no obedece a ninguna simplificación sino que toma precisamente en cuenta la común ausencia en ambos foros de un pensamiento estratégico acerca de cómo avanzar hacia un horizonte poscapitalista. ¿Basta con llegar al gobierno para construir el socialismo? ¡Claro que no! Los tremendamente difíciles avances registrados en Venezuela, Bolivia y Ecuador y la demora de la puesta en marcha de este proyecto en Brasil, Uruguay y El Salvador –tres países donde gobiernan partidos o coaliciones fundadoras del FSP- son claros síntomas de las enormes dificultades con que tropieza la construcción del socialismo en Nuestra América, un área que como lo recordaba el Che constituye la “reserva estratégica del imperio.” Es preciso debatir sobre los espinosos temas de la organización del campo popular, la imprescindible articulación internacional de sus luchas y la estrategia y táctica de la transición, asuntos sobre los cuales no se habla ni en el FSM ni el FSP. En el primero debido a que predominó en él una absurda actitud de repudio a la política, los partidos y a cualquier tentativa de organizar las energías canalizadas en el foro hacia la conquista del poder, lo que terminó por esterilizar y debilitar irreparablemente a una iniciativa que perdió la oportunidad de consolidarse como una fuerza de positiva gravitación universal en la escena contemporánea. ¿Pueden los pueblos del mundo luchar sin organización ni articulación internacional alguna, confiando tan sólo en la eficacia de la resistencia instintiva contra su explotación, frente a una burguesía imperial que ha perfeccionado al máximo su capacidad organizativa y ejecutiva en el plano mundial? Las resistencias en el FSP tienen un origen distinto, toda vez que se privilegia de manera excluyente una sola forma de organización, el partido político, y una sola estrategia derivada de esa forma organizacional: la electoral. Sin embargo, los grandes avances democráticos de los últimos tiempos fueron resultados de arrolladoras insurrecciones populares y no del aceitado funcionamiento del sistema de partidos. Tal fue el caso de la creación de un orden democrático en Nicaragua y El Salvador, en los setentas y ochentas del siglo pasado, y en Ecuador y Bolivia en la primera década de este siglo. Y, hace apenas un año, en Túnez y Egipto. En ambos casos la silenciosa premisa que se oculta detrás de estas equivocadas posturas es o bien la ingenua creencia de que el socialismo sobrevendrá como la caída de una fruta madura, lo cual ha sido desmentido por la historia o, peor aún, la cínica convicción de que el socialismo es un proyecto que ya fracasó, que se hundió con la Unión Soviética o con el metabolismo del capital que impera en China, como diría István Mészáros. Lo cierto es que no habrá socialismo sin una revolución anticapitalista. Como recordaba una y cien veces Lenin, “el capitalismo no cae sólo; sólo caerá si se lo hace caer,” y para hacerlo caer se requiere la presencia de un sujeto plural y multifacético pero organizado, consciente y capaz de desplegar las estrategias y tácticas adecuadas para librar la larga batalla por el socialismo. Y si mencioné la advertencia de Chávez sobre este tema no fue para ampararme en su autoridad (como señala Pomar) sino para subrayar con sus palabras la actualidad de la crítica del marxismo clásico –y especialmente de Lenin y Rosa Luxemburg- al evolucionismo socialdemócrata de Bernstein y su inexorable remate: el reformismo burgués.
El FSP cumplió un papel positivo sus más de dos décadas de existencia, pero los tiempos han cambiado: enfrentamos la peor crisis del capitalismo en toda su historia, una crisis cuya resolución es imposible dentro del capitalismo. Vivimos en una época en donde las contradicciones de ese modo de producción: las que contraponen el capital al trabajo y a la naturaleza, se han potenciado exponencialmente, creando las condiciones objetivas para un salto revolucionario. Los multimillonarios “rescates” con que se ha beneficiado a los causantes de la crisis han desnudado el carácter de clase de las democracias capitalistas, cuya legitimidad se ha derrumbado irreparablemente. Y el imperio, ante su lenta pero inexorable decadencia, se lanza a una contraofensiva brutal para recuperar el absoluto control de América Latina, procurando vanamente retrotraer la historia al período previo a la Revolución Cubana cuando Estados Unidos prevalecía sin contrapeso en esta parte del mundo. Ante esta situación no podemos seguir pensando o haciendo lo mismo que antes. Tengo la esperanza que en la próxima edición del FSP estos temas puedan ser encarados y discutidos con la profundidad que se merecen. De no ser así, el riesgo que se corre es que el destino de este espacio latinoamericano sea el mismo de tantas otras bienintencionadas instituciones internacionales: primero el rigor mortis de su burocratización y finalmente su desaparición, a causa de su incapacidad para responder a los desafíos de la época.
Fuente: http://alainet.org