En la “mesa de la unidad democrática” son prisioneros de su propia mentira. Todavía se espera su disposición de aceptar los resultados electorales del 7 de octubre de 2012 y de esta manera reconocer al Consejo Nacional Electoral, como un árbitro idóneo, eficiente y fundamentalmente respetuoso de la voluntad popular.
Las elecciones venezolanas son una prueba más del carácter amplio y democrático del proceso político en nuestro país, pero quieren ser empañadas por el ala fascista y burguesa de la derecha. Estos son minoría, pero tienen suficiente poder económico y apoyo internacional muy comprometidos con el objetivo de derrocar a los gobiernos de carácter popular y socialistas e imponer de nuevo en América Latina las dictaduras gorilas y represivas de los años 70 y 80 del siglo XX ¿Es ese el futuro del que hablan los opositores a Chávez?
El candidato de la burguesía trata de parecerse al pueblo venezolano, hace un gran esfuerzo y mientras más lo hace, se evidencia su distanciamiento de las comunidades, es sencillamente un producto publicitario ataviado de lo sencillo, pero profundamente extraño al sentimiento popular. No le luce, no le queda bien, ese candidato proveniente de uno de los grupos económicos de gran influencia en esta nación, ensaya sonrisas y gestos, modos de caminar, es un actor obligado a sonreír entre la gente humilde, despreciada por él, que es un fascista declarado, racista y admirador de la cultura occidental gringa.
Al autonombrarse “democrática”, la oposición en Venezuela demuestra que de eso no tienen ni la palabra. Están “unidos” con una sola finalidad: destruir al Presidente Hugo Chávez y su gobierno. La línea opositora sigue la receta norteamericana de derrumbar la revolución, porque Venezuela hoy es una piedra en el zapato para las potencias Europeas y los Estados Unidos. Se retuercen esas regiones en sus propias crisis y la única salida para recuperarse dentro del sistema del gran capital es volver a controlar a Latinoamérica, que se está liberando y echó a andar con sus propios proyectos económicos sin tutelaje extranjero, pero con acuerdos y convenios de desarrollo interno y con transferencias tecnológicas y científicas.
El Comandante Chávez declaró en 2005 el carácter socialista de la Revolución Bolivariana. Hace siete años comenzó el reto de erigir las bases de un modelo productivo alternativo al capitalismo, una verdadera democracia participativa y para lograrlo se hace indispensable afianzar el poder popular, transferirle el poder al pueblo. Por esa razón las leyes venezolanas se han elaborado bajo la premisa de nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, cuyo espíritu y sentido están situados en el protagonismo del pueblo, con un Estado impulsor de los cambios para hacer realidad el poder de las grandes mayorías.
La defensa del proceso revolucionario en Venezuela implica contribuir con la justicia social universal. Todo el progreso en materia social es un ejemplo para el mundo y eso lo quieren detener. La victoria del 7 de octubre será la reafirmación de la sociedad socialista.
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