Por Pedro Echeverría V.
1. El artículo publicado por el periodista uruguayo Raúl Zibechi: “Derechas con look de izquierda”, me ha parecido muy interesante. Explica el escritor estrategias usadas por grandes magnates de la derecha (Soros entre ellos) para organizar movimientos contra gobiernos antiimperialistas del tipo Ucrania, Libia, Siria, Brasil, Venezuela, con el fin de desestabilizarlos o derrocarlos. La historia enseña que agentes policíacos, personal de la CIA, grupos encubiertos de derecha, desde hace siglos, han penetrado organizaciones y luchas de izquierda –como las guerrillas y movimientos clandestinos- con el fin vigilarlos, denunciarlos, encarcelarlos y asesinarlos. Casi todas las grandes luchas han sido destruidas por espionaje de agentes de la policía política.
2. Escribe Zibechi: desde la crisis de 2008 no hay casi rincón del mundo donde no exista ebullición popular: la Primavera Árabe que derribó dictadores y recorrió buena parte del mundo árabe; Occupy Wall Street, el mayor movimiento crítico desde los años sesenta en Estados Unidos; los indignados griegos y españoles que cabalgan sobre los desastres sociales provocados por la megaespeculación. En estos mismos momentos, Ucrania, Siria, Sudán del Sur, Tailandia, Bosnia, Turquía y Venezuela están siendo afectadas por protestas, movilizaciones y acciones de calle del más diverso signo. En Brasil, Chile, Perú, la gente protesta en las calles por diversos motivos, pero siempre cuidando los objetivos que se demandan.
3. Pareciera que cuando la opinión pública –escribe Zibechi- tiene la fuerza de una superpotencia, los gobiernos se han propuesto entenderla para cabalgarla, manejarla,
reconducirla hacia lugares que sean más manejables que la conflagración callejera, conscientes de que la represión por sí sola no consigue gran cosa. Por eso, los saberes que antes eran monopolios de las izquierdas, desde los partidos hasta los sindicatos y movimientos sociales, hoy encuentran competidores capaces de mover masas pero con fines opuestos a los que esa izquierda desea. Las demandas de las masas suelen manipularse cambiándolas de populares de izquierda para luego desviarlas a favor de la derecha. Y no es un cambio espontáneo sino ampliamente preparado con la utilización de mercenarios.
4. Poniendo un ejemplo del Brasil señala cómo en una manifestación la protesta contra las alzas de precio del pasaje pasa a un segundo lugar y se cambia las banderas de la marcha al lema “Abajo la corrupción”, que no habían estado originalmente en las convocatorias. Los medios masivos también desaparecieron a los movimientos convocantes y colocaron en su lugar a las redes sociales, llegando a criminalizar a los sectores más militantes por su supuesta violencia. En México se vio mucho en los cambios en el “Yo soy 132” después del proceso electoral de julio de 2012; incluso antes, cuando los estudiantes de Universidades o colegio privados ya no acudieron a los plantones y dejaron a los estudiantes de la UNAM que se encargaran de las tareas prácticas.
5. Recuerdo algunos cambios de pensamiento y declaraciones que se registraron en los tres meses (mayo, junio, julio) de 2012 en el movimiento estudiantil “Yo soy 132”. De entrada me causó mucha desconfianza que en Universidades y colegios privados haya nacido el movimiento “132” contra la manipulación de los medios de información encabezados por Televisa y contra Peña Nieto (candidato presidencial del PRI) impuesto por la televisora. ¿Por qué surgió de colegios privados y no de la UNAM y el Poli que son instituciones públicas? (En varios actos que realizaron en el plantón del Monumento a la Revolución y en conversaciones, pude constatar que casi todos los plantados pertenecían a la UNAM)
6. Los estudiantes que más tarde fueron perseguidos y reprimidos por Peña Nieto y el gobierno del DF fueron los izquierdistas de la UNAM y no de las universidades privadas que tanta publicidad tuvieron en mayo y junio. Incluso en algunos estados como Yucatán, concluidas las elecciones de julio y después que el derechista PAN declaró su reconocimiento a Peña, los estudiantes de colegios particulares o privados –como si les hubiesen dado una orden- desaparecieron automáticamente. En el caso mexicano los estudiantes de derecha no se disfrazaron ni fueron entrenados para movilizar masas; de antemano sabíamos que era la derecha que de pronto saltó pero luego se sometió a sus padres y a no aventurar su futuro.
7. Pero el planteamiento de Zibechi va más allá: demuestra cómo organizaciones pro imperialistas, ante el descontento que se incrementa en el mundo, buscan movilizar fuerzas de derecha con banderas indígenas, obreras, populares, para penetrar los movimientos con consignas parecidas a las de los izquierdistas para luego desvirtuar y controlar los movimientos. Por ello, los que llevamos décadas en estas batallas debemos permanecer vigilantes ante este tipo de provocaciones y exigir mayor conciencia crítica de los participantes a fin de que no sean simples masas que se muevan al ritmo de gobiernos, partidos, medios de información o iglesias. Dar la batalla contra la derecha reaccionaria es una tarea elemental. (7/III/14)