Por Frei Betto
Manifestações públicas em várias cidades exigem o fim do voto secreto no Congresso; o direito de o CNJ investigar e punir juízes; a vigência da Ficha Limpa nas eleições de 2012; e o combate à corrupção na política.
Por que há tanta corrupção no Brasil? Temos leis, sistema judiciário, polícias e mídia atenta. Prevalece, entretanto, a impunidade – a mãe dos corruptos. Você conhece um notório corrupto brasileiro? Foi processado e está na cadeia?
O corrupto não se admite como tal. Esperto, age movido pela ambição de dinheiro. Não é propriamente um ladrão. Antes, trata-se de um requintado chantagista, desses de conversa frouxa, sorriso amável, salamaleques gentis. Anzol sem isca peixe não belisca.
O corrupto não se expõe; extorque. Considera a comissão um direito; a porcentagem, pagamento por serviços; o desvio, forma de apropriar-se do que lhe pertence; o caixa dois, investimento eleitoral. Bobos aqueles que fazem tráfico de influência sem tirar proveito.
Há vários tipos de corruptos. O corrupto oficial se vale da função pública para extrair vantagens a si, à família e aos amigos. Troca a placa do carro, embarca a mulher com passagem custeada pelo erário, usa cartão de crédito debitável no orçamento do Estado, faz gastos e obriga o contribuinte a pagar. Considera natural o superfaturamento, a ausência de licitação, a concorrência com cartas marcadas.
Sua lógica é corrupta: “Se não aproveito, outro sai no lucro em meu lugar”. Seu único temor é ser apanhado em flagrante. Não se envergonha de se olhar no espelho, apenas teme ver o nome estampado nos jornais e a cara na TV.
O corrupto não tem escrúpulo em dar ou receber caixas de uísque no Natal, presentes caros de fornecedores ou patrocinar férias de juízes. Afrouxam-no com agrados e, assim, ele relaxa a burocracia que retém as verbas públicas.
Há o corrupto privado. Jamais menciona quantias, tão somente insinua. É o rei da metáfora. Nunca é direto. Fala em circunlóquios, seguro de que o interlocutor sabe ler nas entrelinhas.
O corrupto “franciscano” pratica o toma lá, dá cá. Seu lema: “quem não chora, não mama”. Não ostenta riquezas, não viaja ao exterior, faz-se de pobretão para melhor encobrir a maracutaia. É o primeiro a indignar-se quando o assunto é a corrupção.
O corrupto exibido gasta o que não ganha, constrói mansões, enche o pasto de bois, convencido de que puxa-saquismo é amizade e sorriso cúmplice, cegueira.
O corrupto cúmplice assiste ao vídeo da deputada embolsando propina escusa e ainda finge não acreditar no que vê. E a absolve para, mais tarde, ser também absolvido.
O corrupto previdente fica de olho na Copa do Mundo, em 2014, e nas Olimpíadas do Rio, em 2016. Sabe que os jogos Pan-americanos no Rio, em 2007, orçados em R$ 800 milhões, consumiram R$ 4 bilhões.
O corrupto não sorri, agrada; não cumprimenta, estende a mão; não elogia, incensa; não possui valores, apenas saldo bancário. De tal modo se corrompe que nem mais percebe que é um corrupto. Julga-se um negocista bem-sucedido.
Melífluo, o corrupto é cheio de dedos, encosta-se nos honestos para se lhe aproveitar a sombra, trata os subalternos com uma dureza que o faz parecer o mais íntegro dos seres humanos.
Enquanto os corruptos brasileiros não vão para a cadeia, ao menos nós, eleitores, ano que vem podemos impedi-los de serem eleitos para funções públicas.
Frei Betto é escritor ne assessor de movimentos sociais, autor do romance “Minas do Ouro” (Rocco), entre outros livros. http://www.freibetto.org/twitter:@freibetto.
Brasil: Perfil del corrupto
Por Frei Betto.
Las manifestaciones públicas que se han dado en diversas ciudades exigen el fin del voto secreto en el Congreso; el derecho del CNJ a investigar y castigar jueces; la vigencia de la Ficha Limpia en las elecciones del 2012; y el combate a la corrupción en la política.
¿Por qué hay tanta corrupción en el Brasil? Tenemos leyes, sistema judicial, policías y medios de comunicación vigilantes. Sin embargo prevalece la impunidad, que es la madre de los corruptos. ¿Conoce usted a algún notorio corrupto brasileño? ¿Fue procesado y está en la cárcel?
El corrupto no se considera a sí mismo como tal. Como experto, actúa movido por la ambición del dinero. No es propiamente un ladrón. Se trata más bien de un refinado chantajista, de ésos de conversación agradable, sonrisa amable, gentiles zalamerías. Anzuelo sin cebo, no pican los peces.
El corrupto no se expone; extorsiona. Considera un derecho el recibir comisión; el porcentaje como pago por servicios; el desvío, una forma de apropiarse de lo que le pertenece; la caja dos, una inversión electoral. Son tontos los que hacen tráfico de influencias sin sacar provecho.
Hay varios grados de corruptos. El corrupto oficial se vale de la función pública para obtener ventajas para sí, su familia y sus amigos. Cambia la placa del auto, le costea viajes a su mujer a cargo del erario público, utiliza tarjeta de crédito deducible del presupuesto del Estado, hace gastos y obliga al contribuyente a pagar. Considera natural la sobrefacturación, la ausencia de licitación, la competencia con cartas marcadas.
Su lógica es corrupta: “Si no aprovecho ahora, otro va a lucrar en mi lugar”. Su único temor es el ser pillado in fraganti. No se avergüenza de mirarse al espejo, y casi ni teme ver su nombre citado en los periódicos o que aparezca su rostro en la TV.
El corrupto no tiene escrúpulo en dar o recibir cajas de güisqui por Navidad, regalos caros de los proveedores o patrocinar vacaciones de jueces. Le ablandan con regalos, y de ese modo él salta la burocracia que retiene las cantidades de dinero público.
Está el corrupto privado. Nunca menciona cantidades, solamente insinúa. Es el rey de la metáfora. Nunca es directo. Habla con circunloquios, seguro de que el interlocutor sabe leer entrelíneas.
El corrupto ‘franciscano’ practica el agarro acá y doy allá. Su lema es: “quien no llora no mama”. No ostenta riqueza, no viaja al exterior, se hace el pobretón para encubrir mejor las anomalías. Es el primero en indignarse cuando se habla de corrupción.
El corrupto ostentoso gasta lo que no gana, construye mansiones, acumula, convencido de que la adulación es amistad y la sonrisa cómplice, ceguera.
El corrupto cómplice asiste al video de la diputada embolsando una propina sucia e incluso finge no creer lo que ve. Y la perdona, para que más tarde sea él el perdonado.
El corrupto previsor mira de reojo hacia la Copa del Mundo de Fútbol en el año 2014, y hacia los Juegos Olímpicos en Rio de Janeiro el 2016. Sabe que los Juegos Panamericanos de Rio en el 2007, presupuestados en US$ 350 millones, consumirán en verdad US$ 1.800 millones
El corrupto no sonríe, agrada; no cumplimenta, extiende la mano; no elogia, inciensa; no posee valores sino saldo bancario. Se corrompe de tal manera que ni se da cuenta de que es un corrupto. Se considera un negociante exitoso.
Melifluo, el corrupto está lleno de dedos, se arrima a los honestos para aprovechar su sombra, trata a los subalternos con una dureza que le hace parecer el más íntegro de los seres humanos.
Mientras los corruptos no vayan a dar en la cárcel, al menos nosotros, los electores, podemos impedirles que sean elegidos para funciones públicas.
Frei Betto es asesor de movimientos sociales y autor de la novela “Minas del oro”, entre otros libros. http://www.freibetto.org/> twitter:@freibetto.
Traducción de J.L.Burguet