Português/Español
A divisão dos muros impostos pela ilusão que rodeia à humanidade não só se resume á sua construção física, já que os muros do racismo, a xenofobia e demais variáveis que dividem a raça humana entre dominador e dominado, cobram vigência com o surgimento dos governos autoritários.
O imaginário coletivo imposto pelo monopólio dos meios de comunicação faz acreditar, através de sua manipulação, que os muros são necessários num mundo onde, para poder ser humano, é necessário ser etiquetado como legal ou ilegal.
Por Ronnie Huete Salgado, em Washington DC, para Desacato.info.
A história do muro da Alemanha no século passado voltou a ressurgir em diferentes países do presente século XXI.
Esta divisão entre a humanidade se concretiza mais ainda quando os interesses monopólicos da elite mundial perpetuam com afinco a nova ordem.
O muro que é impulsionado desde a estrutura de governo dos Estados Unidos e Israel, alenta dividir a humanidade entre superiores e inferiores, em que pese a história nos tenha ensinado que isso só incrementa os conflitos no mundo.
As guerras no Iêmen, Palestina, Líbia, Afeganistão, Iraque, Síria, Mali, Somália, dentre outras nações, cujos territórios estão assentados em grandes riquezas naturais, só comprovam que a ilimitada ambição do pensamento colonial ainda mantém sua inescrupulosa vigência.
Crianças assassinadas pelos ataques bélicos em comunidades como a Faixa de Gaza, na Palestina, são expostas como sacrifícios humanos diante do olhar indiferente da humanidade que brinca de ter o controle de suas vidas mediante um dispositivo inteligente.
As relações humanas têm sido quebrantadas pela tecnologia, a frieza que produz o uso excessivo dos celulares que fazem com que os seres humanos prefiram conversar com um aparelho sem vida, mas cheio de “inteligência artificial”.
A gravidade desta grande indiferença nasce como um filho mal parido do capital produtivo, cujo potencial de felicidade se baseia na quantidade de consumo que os cidadãos possam fazer. É que a tecnologia, gradativamente, converteu-se em um muro de incomunicação entre os humanos.
Os muros não são apenas tangíveis, de fato, o maior do danos é produzido pelos muros invisíveis do racismo, a xenofobia e a diferença de classes que produz o capital econômico que define a ilusão que acentua o entorno “real” no qual vivemos.
Os criadores da realidade em cada nação, de forma incansável, têm desinformado sobre o que acontece com relação às guerras e as injustiças que cometem ao assassinar uma criança nos braços da sua mãe, ou omitindo que as pessoas morrem de fome como resultado de um sistema econômico esmagador.
As celebrações tradicionais e os risos hipócritas seguem o curso do consumismo, enquanto em outros lares do planeta o espírito da morte ronda e rouba a vida daqueles que são vítimas diretas das guerras que assolam e destroem.
Com um insistente discurso de ódio dos poderosos governos mundiais, que mantém o controle da humanidade, os muros são a solução para não observar a realidade que consome a vida de outros.
O muro construído entre a Palestina e o Israel, abrindo novamente o apartheid de s éculos passados, assim como o grande muro que tenta construir o governo estadunidense para separa ainda mais a América Latina da América anglo-saxônica, é uma enorme variável social para definir a incivilidade com a que é conduzida a estrutura governamental do mundo.
Um forte perigo é o preâmbulo da nova história ensanguentada que redige a crueldade dos desenhistas da realidade no mundo, cuja necessidade brota como uma fonte de água envenenada pelos inventos mais fúteis da humanidade.
Os muros não tangíveis como é o racismo, cuja abstração de domínio mantém suas regras assassinas, é um dos inventos de dominação que pareceria não ter fim.
A ignorância da humanidade ainda salpica com sangue através do ódio racial, embora cientificamente as raças não existam já que a única raça é a humana.
A construção social dos muros deve derrubar-se com o desenvolvimento das ideias que comprovam cientificamente que “as raças” são uma ilusão, impostas como um muro invisível que assassina a inteligência humana.
O pensamento euro-centrista neocolonial precisa morrer. Seu legado continua fazendo dano de forma pior ou semelhante à terrível época da escravidão, cuja essência filosófica de dominar, mantém sua vigência mediante novos nomes de dominação.
Desenhar a realidade deve ser um papel de todos, não unicamente da elite dominante em escala mundial. Assumir esse papel está num poder oculto que cada indivíduo na terra possui, porém, deve começar a crer nesse poder de derrubar os muros criados contra a vida humana.
Tradução: Raul Fitipaldi, para Desacato.info
Español
Los Muros
La división de los muros impuestos por la ilusión que rodea a la humanidad, no solo se resume en su construcción física, ya que los muros del racismo, la xenofobia y demás variables que dividen a la raza humana entre el dominante y dominado, cobran vigencia con el resurgimiento de los gobiernos autoritarios.
El imaginario colectivo impuesto por el monopolio de los medios de comunicación hace creer a través de su manipulación que los muros son necesarios en un mundo en donde para poder ser humano, es necesario ser etiquetado entre legal o ilegal.
Por Ronnie Huete Salgado, em Washington DC, para Desacato.info
La historia del muro de la Alemania del siglo pasado ha vuelto a resurgir en distintos países del presente siglo XXI.
Esta división entre la humanidad se concreta más cuando los intereses monopólicos de la élite mundial perpetúan con ahincó el nuevo orden mundial.
El muro que es impulsado desde la estructura del gobierno de los Estados Unidos e Israel alienta a dividir a la humanidad entre superiores e inferiores, pese a que la historia ya nos ha enseñado que esto solo incrementa los conflictos sociales en el mundo.
Las guerras en Yemen, Palestina, Libia, Afganistán, Irak, Siria, Mali, Somalia, entre otras naciones, cuyo territorio este asentado en grandes riquezas naturales, solo comprueba que la ilimitada ambición de dominio del pensamiento colonial aún mantiene su inescrupulosa vigencia.
Niños asesinados por los ataques bélicos en comunidades como la Franja de Gaza en Palestina, son expuestos como sacrificios humanos, ante la mirada indiferente de la humanidad, que juega a tener el control de sus vidas mediante un dispositivo inteligente.
Las relaciones humanas han sido quebrantadas por la tecnología, la frialdad que produce el uso excesivo de los celulares hace que los seres humanos prefieran conversar con un aparato sin vida, pero lleno de “inteligencia artificial”.
La gravedad de esta gran indiferencia nace como un hijo mal parido del capital productivo, cuyo potencial de felicidad se basa en la cantidad de consumo que los ciudadanos puedan hacer.
Y es que la tecnología gradualmente se ha convertido en un muro comunicativo entre los humanos.
Los muros no son solo tangibles, de hecho, el mayor de los daños lo producen los muros invisibles del racismo, la xenofobia, y la diferencia de clases que produce cierto capital económico, que define la ilusión que acentúa el entorno “real” en que vivimos.
Los creadores de la realidad en cada nación han hecho lo incansable para desinformar de lo que ocurre en relación con las guerras o las injusticias que se cometen al asesinar a niños en los brazos de sus madres, o personas que mueren de hambre como resultado de un sistema económico aplastante.
Las celebraciones tradicionales y las risas de la hipocresía siguen el curso del consumismo, mientras en otros lares del planeta el espíritu de la muerte ronda y se roba la vida de quienes son victimas directos de las guerras que asolan y destruyen.
Con un insistente discurso de odio de los poderosos gobiernos mundiales que mantienen el control de la humanidad, los muros son la solución para no observar la realidad que consume la vida de otros.
El muro construido entre Palestina e Israel, abriendo nuevamente el apartheid de siglos pasados, así como el gran muro que intenta construir el gobierno estadounidense para separar aun más la América Latina de la América anglosajona, es una enorme variable social para definir la incivilización con la que es conducida la estructura gubernamental en el mundo.
Un fuerte peligro es el preámbulo de la nueva historia ensangrentada que redacta la crueldad de los diseñadores de la realidad en el mundo, cuya naciente brota como una fuente de agua envenenada, por los inventos más fútiles de la humanidad.
Los muros no tangibles como lo es el racismo, cuya abstracción de dominio mantiene sus reglas asesinas como sí se acabará de inventar, es uno de los inventos de dominación que no pareciera tener fin.
La ignorancia de la humanidad aun salpica con sangre a través del odio racial, aunque científicamente las razas no existen, puesto que la única raza, es la humana.
La construcción social de los muros debe derribarse con el desarrollo de las ideas, que comprueban científicamente que las “razas” son una ilusión, impuestas como un muro invisible que asesina la inteligencia humana.
El pensamiento euro centrista neocolonial, debe de morir, ya que su legado sigue haciendo daño, peor o similar que la terrible época del esclavismo, cuya esencia filosófica de dominar, mantiene su vigencia mediante nuevos nombres de dominación.
Diseñar la realidad debe ser un rol de todos, y no únicamente de la elite dominante a escala mundial, el asumir este rol es un poder oculto que cada individuo en la tierra lo posee, sin embargo, debe de iniciar a creer, para derribar los muros contra la vida humana.