Por Immanuel Wallerstein.
(Português/Español).
Blowback [algo como revertério, ou tiro pela culatra] é um termo criado pela Agência Central de Inteligência dos Estados Unidos (CIA). Referia-se originalmente às consequências negativas não intencionais, infligidas a um país por suas próprias operações de espionagem. Por exemplo, se uma operação secreta da CIA levasse a um ataque de represália contra cidadãos norte-americanos que não estavam cientes da iniciativa, isso era considerado umblowback. Mas hoje, muitas operações não são secretas (por exemplo o uso de drones no Paquistão ou no Iêmen). E os ataques de represália são muitas vezes assumidos publicamente. No entanto, alguns países parecem não deixar de se envolver em tais operações.
Precisamos de uma definição mais útil de blowback, para explicar como e por que eles estão ocorrendo em muitos lugares. Penso que o primeiro elemento é que os países envolvidos com operações desse tipo são, sim, poderosos – mas menos poderosos do que se acostumaram a ser. Quando estavam no ápice de seu poder, podiam desprezar os blowbacks, por serem desdobramentos limitados e não-intencionais. Mas agora que são menos poderosos, as consequências não são tão reduzidas. Ainda assim, parecem sentir necessidade de lançar tais operações com ainda mais força e ainda mais abertamente.
Vamos analisar dois casos famosos de blowback. Um deles envolve os Estados Unidos. Nos anos 80, Washington queria expulsar o exército da União Soviética do Afeganistão. Para isso, apoiou os mujahidin. Um dos líderes mais famosos dos grupos que os EUA apoiaram era Osama Bin Laden. Assim que as tropas soviéticas se retiraram, Osama Bin Laden criou a Al-Qaeda e voltou-se contra os Estados Unidos.
Um segundo caso diz respeito a Israel. Nos anos 70, Telaviv considerava Yasser Arafat e a Organização para a Libertação da Palestina (OLP) seus principais oponentes. Buscando enfraquecer a organização, financiou-se um braço palestino da Irmandade Muçulmana, conhecido como Hamas. O Hamas cresceu, e de fato enfraqueceu a OLP de alguma forma. Mas em certo ponto, tornou-se um oponente mais efetivo ao Estado israelense que a própria OLP havia sido.
Hoje, todos sabem desses acontecimentos. Outros, envolvendo Grã-Bretanha e França, também poderiam ser citados, e a lista de países que sofreram blowbacks é ainda maior. Então, pergunta-se: por que eles continuam agindo de forma que parece enfraquecer seus próprios objetivos? Fazem isso exatamente porque seu poder está declinando.
Precisamos enxergar o tema como uma questão de temporalidade nas políticas de Estado. Osblowbacks ocorrem quando as potências em declínio envolvem-se em ações que, a curto prazo, alcançam os objetivos imediatos; mas, a médio prazo, apressam ainda mais o declínio – portanto, a longo prazo, são derrotas auto-impostas. A decisão mais óbvia das potências declinantes seria não reiniciar o ciclo. As operações secretas já não funcionam para alcançar os objetivos do país a longo prazo.
Voltando aos exemplos: será que o presidente Obama e o primeiro-ministro Netanyahu não entendem as consequências do que fazem? E se entendem, por que continuam essas operações, até mesmo vangloriando-se delas? Na realidade, penso que os dois chefes de governo, e também os serviços de inteligência dos dois países, entendem a ineficácia das operações. Mas eles enfrentam dilemas imediatos.
Primeiro, eles são políticos, interessados em permanecer no poder. Ambos enfrentam, em seus países, forças para as quais suas políticas não são suficientemente agressivas. E nenhum confronta-se com movimentos políticos fortes que reivindiquem uma revisão radical das políticas nacionais. Em outras palavras, a extrema direita é, nos dois países, muito forte; e a esquerda, mesmo que moderada, é fraca. A razão de fundo para isso é que a opinião pública não aceita, em nenhum dos dois países, a realidade do declínio relativo de poder.
O que os líderes podem fazer é esconder – até certo ponto – que empurram os problemas com a barriga. Mas como as atividades de inteligência tornaram-se, na prática, muito mais transparentes, eles só podem fazer isso por algum tempo. Quando a possibilidade se esgota, eles passam a acreditar que, para se manterem no poder no curto prazo, devem conservar políticas que, conforme sabem, não vão dar certo a longo prazo.
Há outra razão. Obama ainda não desistiu de um sonho impossível – restaurar a posição de hegemonia inquestionada dos Estados Unidos. E Netanyahu não desistiu de outra quimera – um Estado judaico-israelense muito ampliado, abrangendo as fronteiras do antigo
Mandato Britânico na Palestina. E se eles não desistirem desses sonhos, certamente não poderão ajudar os cidadãos a entenderem as novas realidades geopolíticas do sistema-mundo e a própria realidade de que o poder de seus países está em declínio.
Tradução: Daniela Frabasile
Imagem: Pintura de Salvador Dalí.
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Los imposibles dilemas de los poderes en decadencia
Por Immanuel Wallerstein.
Blowback (sin traducción al castellano hasta el momento) es un término acuñado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Originalmente eran las consecuencias negativas no intencionales que sufría un país a partir de sus propias operaciones de espionaje. Por ejemplo, si una operación secreta de la CIA conducía a un ataque de revancha contra individuos estadunidenses que no estaban en conocimiento de la operación de la CIA, esto se consideraba blowback. Pero en los días que corren muchas operaciones no son para nada tan secretas (por ejemplo el uso de aviones no tripulados –drones– en Pakistán y Yemen). Y los ataques en revancha
con frecuencia se confiesan públicamente. No obstante, los países no dejan de involucrarse en tales operaciones.
Requerimos un definición más útil del fenómeno blowback para explicar por qué y cómo ocurre por todas partes. Pienso que el primer elemento es que los países que se involucran en tales operaciones son hoy poderosos, sí, pero menos de lo que solían ser. Cuando estaban en el pináculo de su poderío podían ignorar el blowback como consecuencia no intencional menor. Pero al ser menos poderosos que antes las consecuencias no son tan menores y no obstante parecen sentir la necesidad de proseguir las operaciones con mucho más vigor y mucho más abiertamente.
Analicemos dos famosas instancias de lo que llamamos blowback. Una se refiere a Estados Unidos. En la década de 1980 Estados Unidos deseaba expulsar de Afganistán a las fuerzas armadas soviéticas. Por tanto, apoyó a los mujaidines. Uno de los más famosos líderes de los grupos a los que apoyaron fue Osama Bin Laden. Una vez que las fuerzas soviéticas se retiraron Bin Laden creó Al Qaeda y comenzó a atacar a Estados Unidos.
Otra instancia famosa se refiere a Israel. En la década de 1970 Israel consideraba a Yasser Arafat y a la OLP como sus principales oponentes. Al buscar debilitar la fuerza de la OLP entre los palestinos le brindó ayuda financiera a la rama palestina de la Hermandad Musulmana, lo que se conoce como Hamas. Conforme Hamas creció debilitó un tanto a la OLP. Pero hasta cierto punto Hamas se tornó mucho más vehemente y un oponente más efectivo contra el Estado israelí de lo que había sido la OLP.
Hoy todo mundo conoce estos ejemplos. Podrían citarse también otros que implican a Gran Bretaña y a Francia. Pero esto no pone fin a los países que sufren el fenómeno blowback. ¿Por qué entonces continúan comportándose de modo tal que parece minar sus propios objetivos? Hacen esto precisamente porque su poderío está en decadencia.
Necesitamos mirar el asunto como algo que tiene que ver con la temporalidad de las políticas estatales. Ocurre blowback cuando un poder en decadencia se involucra en conductas que en el corto plazo logran algún objetivo inmediato pero que, en el mediano, hacen que su poder decaiga aún más y más rápido, y como tal, en el más largo plazo, entrañan una derrota propia. Las operaciones encubiertas en realidad ya no funcionan en términos de los objetivos de largo plazo de un país.
Para atenerme a los ejemplos que he puesto: ¿No entienden esto el presidente Obama y el primer ministro Netanyahu? Y si lo entienden, ¿por qué continúan con sus operaciones y aun alardean de ellas? De hecho, pienso que estos dos hombres entienden la ineficacia de estas operaciones y también lo hacen sus agencias de inteligencia. Pero enfrentan dilemas inmediatos.
Primero que nada son políticos e intentan, en cualquier caso, mantenerse en el poder. Ambos enfrentan fuerzas políticas poderosas en sus países que piensan que no son lo suficientementehalcones. Y ninguno de ellos enfrenta a fuerzas políticas poderosas que quieran una revisión radical de sus políticas nacionales. En resumen, la extrema derecha en cada uno de estos países es muy fuerte y la izquierda, aun la moderada, es débil. La razón subyacente de esto es que en ningún país la opinión pública acepta la realidad de la decadencia relativa del poder de dicho país.
Lo que los líderes pueden hacer, a lo sumo, es esconder que les pesan los pies un poco. Pero dada la transparencia de facto de sus actividades de inteligencia pueden hacer esto únicamente de vez en cuando. Y entonces se dan cuenta de que deben proseguir con políticas que saben que no funcionarán en el largo plazo pero que en el corto los mantendrán en el poder.
Existe otra razón. Obama no ha renunciado a un sueño imposible –retornar a Estados Unidos su posición de hegemonía indisputable. Y Netanyahu no ha renunciado a otro sueño imposible –un Estado de Israel en toda la extensión del mandato británico anterior. Y si no renuncian a estos sueños ciertamente no podrían ayudar a que sus pueblos asuman las nuevas realidades geopolíticas del sistema-mundo y las realidades de la decadencia relativa del poder de su país.
Traducción: Ramón Vera Herrera
© Immanuel Wallerstein
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2012/06/23/mundo/028a1mun