Por Orlando Balbás.
Indiscutiblemente, al fragor de los hechos, se vienen suscitando decisiones por parte del Gobierno Nacional que pudieran ser interpretadas como de debilidad ante una oposición que cada vez más presiona a nivel internacional, para utilizar a los organismos como la Organización de los Estados Americanos en la legitimación de unas peticiones que tienen un significado de mucho peso en la estabilidad política de la nación. En La reciente huelga de hambre impulsada por la derecha en el sector estudiantil, luego de estar en una situación de debilidad ante la opinión pública y casi por finalizar, sorpresivamente surge una propuesta que conduce a la salida de prisión de unos presos que hacen política pero que sus causas eran delitos comunes por irregularidades administrativas y de otras índoles.
Algunas de las actitudes en el tratamiento de este tipo de tácticas impulsadas por los enemigos de la revolución, producen críticas de los factores a favor y en contra de la revolución liderizada por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Hugo Chávez Frías. Estas tienen un sentido común: el proceso está en una etapa de debilitamiento y derrota. Las afirmaciones anteriores demuestran la preocupación en muchos seguidores y defensores del proyecto de cambios para nuestro país. Sin embargo hay que situarse en varias dimensiones y visualizar los verdaderos objetivos y la situación real del campo de la revolución. En principio, nunca se debe juzgar de buenas a primera como un signo de debilidad, algún acuerdo con los opositores. Recordemos que toda lucha política tiene sus variantes y correlaciones e indicadores que permiten establecer como necesarios ciertos pasos para avanzar en el logro de algunos objetivos.
Cuando un gobierno se encuentra tambaleando, no concede prerrogativas, las evita y endurece posiciones en el sentido de mantener el símbolo del más fuerte e inamovible. Considero que la libertad de algunas personas y dentro de ellas políticos corruptos se puede entender como una vía para evitar el efecto que buscaba la oposición, que no era otra sino crear condiciones de caos e imagen de un mandato inflexible en Venezuela. Inclusive ya los representantes del gobierno de los Estados Unidos se habían pronunciado a favor de los estudiantes que permanecían al frente de la OEA el propio secretario general, Insulza, se colocó al lado de estos aliados del ala derechista. Por esa razón debemos confiar en que el gobierno Nacional estudió en detalle la situación y concluyó que lo más conveniente era tomar la decisión que conocemos.
Ya se preparaba, con el apoyo de las televisoras privadas, toda una campaña para asociar la situación en Venezuela con los conflictos de los países Árabes del norte de África y generar un movimiento de protestas y violencia en las calles de Caracas. Los estudiantes que levantaron la huelga de hambre están plenamente comprometidos con la mesa de la unidad donde se organizan los dirigentes y diputados que conspiran permanentemente contra el Presidente Hugo Chávez. Una vez más se demuestra que el gobierno venezolano, bolivariano y socialista está dispuesto a dialogar con los sectores que le adversan. Con eso demostrará fortaleza y solidez ante tanta propaganda negra. La táctica del fascismo es derrotar a Chávez por la vía electoral creando caos y conflictos sociales que afecten la tranquilidad de la ciudadanía.