Por Pedro Echeverría V.
1. El partido de Hugo Chávez ganó en las elecciones para diputados de ayer, pero no logró las dos terceras partes que necesitaba para hacer profundas transformaciones en Venezuela. Estoy seguro que los chavistas del PSUV dieron todo, lo observé en mayo; pero los conservadores “silenciosos o silenciados”, “los escuálidos”, con todo el apoyo empresarial y de los EEUU, siguen manifestando una fuerza electoral importante para frenar el proceso. Son once años de gobierno y la explotación, el boicot –pero sobre todo la amenaza de un golpe de Estado peor que el de 2002- está presente. Espero que los revolucionarios venezolanos del PSUV y toda la izquierda no piensen que son suficientes los avances y se pongan a esperar 50 años más por aquello de que “el feudalismo y el capitalismo tardaron muchos siglos”. No se olviden que los pueblos en América Latina, África y Asia mueren de hambre y opresión cada día.
2. En Cuba la revolución se adueñó del poder en 1959 por la vía de las armas, no por la vía electoral como en Venezuela; pero el imperialismo acudió a otra estrategia para estrangular a la revolución mediante un bloqueo comercial y de relaciones diplomáticas del imperio y sus países satélites; así como llevar a Cuba la contrarrevolución violenta. Después 50 años Cuba no se pudo levantar, no pudo construir el socialismo aunque sea el país menos injusto, más avanzado en educación y salud y más solidario. ¿Habría que decir que no hay que ser desesperado porque 50 años son pocos? ¿Y si revisamos la revolución rusa (1917/89), la revolución china (1949/76) que de países “socialistas”, estatistas y burocráticos regresaron a sus orígenes plenamente capitalistas, qué debemos concluir? Espero que hoy no digamos que aquellos dirigentes y aquellos partidos eran incapaces o traidores y que los únicos buenos somos nosotros.
3. En México es muy repetida la frase que expresó Porfirio Díaz –después de gobernar como dictador 30 años- a su entrevistador Creelman Pearson en 1908: “La nación está preparada para entrar definitivamente a la vida libre”. Me pregunto: si hace un siglo estaba preparada la nación (pueblo), hoy debe estar preparadísima para autogobernarse; pero resulta que la nación mexicana, compuesta hoy por 112 millones de habitantes, sigue sometida por menos de mil millonarios y parece estar dispuesta a seguir así durante varias décadas más. ¿Qué significa entonces estar preparada y para qué? La nación es el pueblo pobre y explotado que siguió a sus líderes en 1810, 1910 y muchas revoluciones que se han registrado en el mundo, pero después de instalar a sus líderes en el gobierno se ha retirado confiado a trabajar para vivir; desde entonces las revoluciones parecen convertirse en juegos o enfrentamientos entre grupos y partidos.
4. ¿Han sido realmente las masas, desde abajo, quienes han hecho las revoluciones o quienes han determinado los procesos electorales? o, por el contrario, han sido los líderes burgueses o socialistas quienes las han sabido mover para escalar y permanecer en el poder. ¿Este problema de que el pueblo no intervenga de manera directa significa que no está preparado para ello, que la política no la entiende, que no le interesa, es lo que ha hecho fracasar las revoluciones? ¿O es que Marx fue muy determinista al decir que el proletariado enterrará la explotación capitalista porque estaba condenada a desaparecer históricamente? Hasta hoy –siglo XXI- los dirigentes políticos (actuando en concordancia con la economía y los medios de información) son los que han controlado el movimiento o la quietud de las masas del pueblo: votan, se lanzan a las calles, a las armas o definitivamente se quedan arrinconadas. Pienso que me debo poner a estudiar.
5. Los jóvenes de principios de los sesenta tuvimos como ejemplo de revolución y socialismo a la Rusia de Lenin y a la China de Mao; pensábamos ilusamente que estaban construyendo el socialismo y que muy pronto –según el XXII congreso del PCUS- estaríamos en el comunismo, es decir, la sociedad de la igualdad, la sociedad sin estado, sin explotados y explotadores; y que tras esos dos países vendrían los otros 12 de Europa del Este, Cuba y donde se hagan revoluciones. Pero a raíz de la polémica chino-soviética, el grupo Socialismo y Barbarie y la propaganda del trotskismo, a los dos o tres años, comenzamos a aclararnos el problema del socialismo. Cuando apenas en 1965 comenzamos a cuestionar lo que había pasado con el socialismo y las revoluciones “socialistas”, cuando los estudiantes salieron a la calle en 1968 sin partido, cuando el llamado “Pacto de Varsovia invade Checoslovaquia, todo resultó claro.
6. Después de un siglo de las declaraciones de Díaz sigo sin saber –dentro este terrible sistema capitalista- para qué está preparada la población. ¿Será que está preparada para producir, producir sin descanso, mientras un puñado de capitalistas se adueña del producto de su trabajo? ¿Para trabajar, trabajar intensamente, para llegar cansado a mirar la TV para que le diga qué hacer? ¿Para enloquecerse con la sociedad de consumo que, aunque no pueda consumir todo, le crea la esperanza en que algún día podrá? Esto me lleva a pensar que el papel de los líderes, de los caudillos, de los intelectuales, de los gobiernos autoritarios todavía va a ser muy importante en los próximos 50 años y que quienes hemos pensado ilusamente en que lo único determinante para los cambios son las masas, podemos estar equivocados. Parece que éstas no se mueven sin sus líderes ni han demostrado tener experiencias para pensar y decidir por cuenta propia.
7. Pienso que los gobiernos de Venezuela, Bolivia –aunque no quieran, metidos de manera total en el respeto de la legalidad burguesa internacional- están atados y no podrán hacer cambios profundos. Que Cuba tendrá que acercarse lentamente, con mucho cuidado, al capitalismo mundial; que las batallas de China y Rusia son ahora en el marco de la economía y política del gran capitalismo y pasarán muchos años compitiendo –con amenazas de guerra- por los mercados del mundo. Me parece que las luchas de los pueblos en cada país seguirán siendo defensivas y de gremio porque la fuerza con que tienen los gobiernos cuentan con cobertura internacional. Las políticas socialdemócratas –que sólo buscan algunas reformas dentro del capitalismo- parecen que lograrán desarrollarse. Sin embargo hay que continuar nuestras batallas en las calles para defendernos porque sino lo hacemos nadie lo hará por nosotros.
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