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A medida que la brecha entre Israel y Turquía se profundiza, los medios de comunicación israelíes preparan a la gente para otro posible conflicto sangriento y excitante.
Ynet, el portal de noticias de cabecera en Israel , publicó ayer una detallada comparación entre la capacidad militar de Israel y Turquía, subraya la capacidad de la fuerza aérea, naval y terrestre de ambos países. “Turquía”, sostiene, “posee una marina mucho más importante, pero nuestra fuerza aérea es mayor”.
Supongo que esto es lo que uno esperaría de Israel, un mórbido impulso colectivo de entusiasmo por la guerra y algunos estrafalarios ansiosos de un conflicto sangriento.
Tenemos que recordar, que por lo menos en primera instancia, esta nueva brecha emergente entre Israel y Turquía no es por territorios, petróleo o bienes. Tiene que ver con las disculpas. Las relaciones entre los dos antiguos aliados se han deteriorado aún más en los últimos días tras la publicación de la investigación de las Naciones Unidas sobre el asalto criminal de Israel a la embarcación turca Mavi Marmara en alta mar. En el ataque fueron asesinados nueve activistas por la paz, algunos de ellos claramente ejecutados a sangre fría. Turquía exige disculpas de Israel. Por alguna razón, Israel no ha conseguido reaccionar. El significado es simple: Israel prefiere la perspectiva de un acontecimiento violento que hacer frente a su pecado.
Lo diré simple, corta y claramente sólo para asegurarme de que los israelíes y sus aliados de todo el mundo comprendan lo inútil de su agenda.
El Islam es insuperable e indestructible. Los israelíes deben recordar sus últimos errores militares. En 2006 su ejército fue humillado por Hizbulá, una pequeña organización paramilitar libanesa. En sólo unas semanas, el heroico Hizbulá consiguió poner a Israel de rodillas. En 2008-2009, el ejército israelí lanzó un ataque masivo contra Gaza; el objetivo inicial era desmantelar el [gobierno de] Hamás, democráticamente elegido. Israel asesinó a más de 1.400 palestinos pero lo logró ninguno de sus objetivos militares. Hamás e Hizbulá ganaron esas batallas sin fuerza aérea, marina de guerra ni tanques. De hecho, resistir fue suficiente para derrotar al ejército israelí.
Sin embargo, Israel no está solo. El imperio de habla inglesa también está siendo fuertemente golpeado en Iraq y en Afganistán. Del mismo modo, la insurgencia iraquí y los talibanes no poseen tanques, F-16, ni submarinos. En la era de la resistencia islámica, las tablas de contenido con los números de tanques, barcos y aviones se han quedado obsoletos. Son el espíritu y la voluntad más que los tanques los que ganan la batalla. Mejor que llamemos a ese espíritu la primavera del Islam, y está resultando insuperable, de hecho.
El mensaje a los israelíes está meridianamente claro. Israel y los lobbies que le apoyan deberían aprender mejor a contener sus inherentes tendencias violentas. Israel no puede ganar esta batalla. Cuanto antes comprendan los israelíes este hecho obvio, mejor para Israel y para la paz mundial.
Traducción para Rebelión de Loles Oliván.
Fuente: http://www.gilad.co.uk/writings/gilad-atzmon-israel-better-think-twice.html