Por Débora Mabaires, Buenos Aires, para Desacato.info.
(Português/Español).
Poucas vezes os argentinos temos sido tão humilhados como neste final de semana durante os atos de celebração pelo bicentenário de nossa independência do reino da Espanha.
Na cidade de San Miguel de Tucumán, lugar onde se assinou a ata da Independência, a figura do presidente Mauricio Macri, acompanhada pelo ex-rei da Espanha, Juan Carlos I de Borbón; quem teve que abdicar em favor de seu filho por seu envolvimento num tremendo escândalo de corrupção por lavagem de dinheiro, já era uma afronta aos argentinos.
Os atos iniciaram com uma missa na Catedral de Tucumán. E grande foi a surpresa dos jornalistas acreditados, porque foram proibidos de ingressar. Mandaram assistir ao ato numa tela gigante, localizada a 100 metros do local, na praça; o que motivou protestos exasperados.
Quando a missa acabou, numa nova demonstração de que o presidente argentino está disposto a tudo, brindou um paupérrimo discurso na porta da Casa histórica, onde foi jurada a independência de nosso país, faz 200 anos.
Ali disse que os heróis revolucionários de nosso país, com certeza, em 1816, estavam “angustiados por terem que se separar da Espanha”. E como se fosse pouco, chamou o ex-representante da Coroa Espanhola: “querido rei”.
Também aproveitou a oportunidade para pedir para o povo que não consuma energia, ao mesmo tempo que lhe pedia para trabalhar mais. Culpou os assalariados por exigir a redução do horário de trabalho e falou no alto custo trabalhista.
Mais tarde, após os 7.000 metros lineares de barreiras, afundado na modorra de um ato sem graça, sem brilho e de características ultrapassadas; enquanto desfilavam militares e forças vivas, no camarote o ex-rei tirou uma bela soneca; a primeira dama Juliana Awada, revisava a cabeça da sua filha à procura de piolhos; e Mauricio Macri tentava ficar acordado.
A 100 metros do camarote, conseguiu se aproximar da manifestação popular, com uma grande bandeira e balões pretos em sinal de protesto pelas políticas econômicas deste governo. Mas essa imagem não foi transmitida por nenhum meio da imprensa. Só a organização popular e as redes sociais permitem ver algo da realidade argentina.
O presidente optou por deixar a celebração duas horas antes de sua conclusão, quando faltava o desfile dos civis que tinham sido convocados para isso.
No dia seguinte, a atividade continuou em Buenos Aires, e surpreendentemente, de manhã, o presidente Mauricio Macri , que tinha estado 36 horas fora de Buenos Aires, escreveu na sua conta do Twitter:
Algum telefonema do pessoal de Cerimonial e Protocolo lembrou para ele que é o Comandante em Chefe das Forças Armadas o que devia dar início ao desfile militar e finalizar os atos de celebração; e horas mais tarde, estava sentado no camarote, mas foi embora antes de que o ato acabasse.
O mais triste é que tanto no desfile de Tucumán quanto no de Buenos Aires, marchando, apareceram personagens nefastos como reivindicadores da ditadura, e golpistas como Aldo Rico, que desfilou frente ao presidente e sua comitiva com um grande sorriso, apesar de ter realizado dois levantamentos militares contra o ex-presidente Raúl Alfonsín .
O que era para ter sido uma festa da independência, em mãos da marionete das corporações multinacionais, virou num carnaval em que desfilaram colonizadores com cheiro de naftalina, seus exegetas, e o passado mais triste da Argentina.
Macri y su extraño festejo por la independencia
Por Débora Mabaires, Buenos Aires, para Desacato.info.
Pocas veces los argentinos hemos sido tan humillados como este fin de semana durante los actos de festejo al cumplirse el bicentenario de nuestra independencia del reino de España.
En la ciudad de San Miguel de Tucumán, lugar donde se firmó el acta de la Independencia, la figura del presidente Mauricio Macri, acompañada por el ex rey de España, Juan Carlos I de Borbón; quien debió abdicar en favor de su hijo al verse envuelto en un tremendo escándalo de corrupción por lavado de dinero, ya era una afrenta a los argentinos.
Se dio inicio a los actos con una misa en la Catedral de Tucumán. Y grande fue la sorpresa de los periodistas acreditados, porque no se les permitió ingresar. Los mandaron a ver el acto en una pantalla gigante, ubicada a 100 metros de allí, en la plaza; lo que motivó airadas protestas.
Al terminar la misa, en una nueva demostración de que el presidente argentino está dispuesto a todo, brindó un paupérrimo discurso en la puerta de la Casa histórica, donde se había jurado la independencia de nuestro país, hace ya 200 años.
Allí dijo que los héroes revolucionarios de nuestro país, seguramente, en 1816, estaban “angustiados por tener que separarse de España”. Y como si fuera poco, llamó al ex representante de la Corona Española: “querido rey”.
También aprovechó la oportunidad, para pedirle al pueblo que no consuma energía, al mismo tiempo que le pedía trabajar más. Culpó a los asalariados por exigir reducciones de horarios de trabajo y habló del alto costo laboral.
Más tarde, tras los 7.000 metros lineales de vallas, sumido en el sopor de un acto insulso, sin brillo y de características anticuadas; mientras desfilaban militares y fuerzas vivas, en el palco el ex rey durmió una bonita siesta; la primera dama Juliana Awada, revisaba la cabeza de su hija en busca de piojos; y Mauricio Macri intentaba mantenerse despierto.
A 100 metros del palco, logró acercarse la manifestación popular, con una gran bandera y globos negros en señal de protesta por las políticas económicas de este gobierno. Pero ningún medio de prensa transmitió esa imagen. Sólo la organización popular y las redes sociales permiten ver algo de la realidad argentina.
El presidente optó por dejar la celebración dos horas antes de su culminación, cuando faltaban desfilar los civiles que habían sido convocados a tal fin.
Al día siguiente, la actividad siguió en Buenos Aires, y sorpresivamente, por la mañana, el presidente Mauricio Macri , que había estado 36 horas fuera de Buenos Aires, escribió en su cuenta de Twitter:
Algún llamado del personal de Ceremonial y Protocolo, le recordó que es el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas el que debe dar inicio al desfile militar y finalizar los actos de festejo; y horas más tarde, estaba sentado en el palco, pero se retiró antes de que termine el acto.
Lo más triste es que tanto en el desfile de Tucumán, como en el de Buenos Aires, marchando, aparecieron personajes nefastos, como reivindicadores de la dictadura, y golpistas como Aldo Rico, que desfiló frente al presidente y su comitiva con una gran sonrisa aunque había realizado dos alzamientos militares al ex presidente Dr Raúl Alfonsín .
Lo que debió haber sido una fiesta de la independencia, en manos del títere de las corporaciones multinacionales, se convirtió en un carnaval donde desfilaron apolillados colonizadores, sus exégetas, y el pasado más triste de la Argentina.
