Por Raúl Crespo.
Hay un cierto convenio de ingenuidad cuando se marca el buen entendimiento del Estado con las grandes tecnas estructuras conocidas como los otros poderes. Buen entendimiento que contrasta con la desconfianza y el desprecio que siente el pueblo con los patrones de tipo clásico hacia los burócratas y los políticos que habitan esas estructuras como las Asambleas y las Cortes de Justicia.
Los gobiernos siempre estarán en buen entendimiento con su proveedor de fondos, su cliente principal, cuyos pedidos, garantías, permiten una planificación segura de la producción petrolera, y uno poco se preocupa en saber si lo que piden: armas, tecnología, alimentos, cultura ideológica, es útil al pueblo o no. Hay que identificar esas estructuras políticas que sirvan a un proceso de cambio revolucionario, que haya coherencia, no importa porque punta se la tome, entre las metas del estado político y las metas del pueblo planificadas en conjunto.
Es muy grave planificar un socialismo científico sosteniendo esas estructuras políticas arcaicas y burguesas, el tiempo transcurrido confirma que las sostenemos y nos empujan a no aceptar la independencia del mercado, evita la puesta en marcha de nuevos mecanismos perfeccionados sociales y hasta mejorar nuestra productividad alimentaria, no hay fronteras precisas entre el Estado y la empresa privada conservando las Asambleas. La identificación, la adaptación psicológica es importante para una transformación ya que, cada organización tiene importancia para la otra en un proceso revolucionario.
Históricamente las tecnoestructuras han producido tumbas de forma muy característica, las pirámides, la gran muralla en el desierto, en lugar de obras solicitadas se tienen monstruosas obras impuestas, esa es la historia de los parlamentos, senados, congresos a través de los siglos hasta el siglo XXI.
Una cosa es, un parlamento orientado a sostener el capitalismo, otra, la Asamblea en una revolución, arranca del supuesto de que la construcción del socialismo en todos los frentes se realizara por el pensamiento y la acción consciente y socialista del pueblo sobre las bases de las condiciones sociales objetivas y subjetivas alcanzadas, orientando su trabajo legislativo e ideológico en correspondencia orgánica con el desarrollo económico-social.
En relación con la calidad alcanzada por nuestro desarrollo social, así como por las tareas de construcción del socialismo, visible para toda la sociedad ¿Cuál es el resultado de estos 5 años de la Asamblea teniendo todo a su favor? El peso del proceso lo lleva el presidente Chávez, muchas veces reclamo públicamente la inacción, el conformismo, corrupción de los diputados, igual lo hace el presidente Correa en Ecuador. Asambleas convertidas en antros burgueses amparadas por la inmunidad de los asambleístas no despiertan interés ni compromiso consciente para convencer a millones de la necesidad de un cambio.
El programa del socialismo bolivariano con el presidente Hugo Chávez, gano forma y fuerza progresivamente y, lo que presta a este hecho su carácter revolucionario es, sobre todo, la evolución de millones de ciudadanas y ciudadanos de nuestras repúblicas hacia la personalidad socialista.
El ser humano se halla en el centro de nuestra lucha como creador de nuestra sociedad. Que la Asamblea sea la representación del pueblo es muy discutible, en revolución no ayuda a la transformación, esa representación como segundo poder es muy cuestionable, en muchísimos casos, los diputados por negligencia, complicidad, mediocridad, interés, no representan a nadie ni a nivel nacional ni local, el porcentaje de votos es muy bajo y su gestión provoca deserción y abstención, no ayudan al desarrollo y al fortalecimiento de la consciencia socialista.
Un número cada vez mayor de gente, profundiza la experiencia y la convicción de que en nuestra república hay estructuras como la Asamblea Nacional que no ayuda en la solución de las necesidades sociales y los intereses de los trabajadores individual y colectivamente sobre el firme fundamento del ser social y, como resultado del trabajo político-ideológico los asambleístas elegidos, con el transcurrir del tiempo, su interesada y mediocre gestión separa mas al pueblo, terminan siendo una seria oposición para construir el socialismo.
Un sistema que busca liberarse a sí mismo, tiende siempre a digerir y asimilar las instituciones que no convienen. El capitalismo ha destruido las particularidades nacionales, étnicas y sobre todo la libertad, sostienen estructuras rígidas que presionan las técnicas, la psicología y el proceso asfixia el cambio, no toma medidas contra las de sutilidades y las molestias, la Asamblea es un viejo mito que se conserva vivo porque es una herramienta usada por los gobiernos para conservar el dirigismo, y la planificación de nuevas leyes que luego se abandonan a su destino.
De este modo se abastece sistemáticamente el mercado de las opiniones con ideas que abogan abiertamente por la supresión de las mismas instituciones no tan democráticas y formales. En el campo de las nuevas burguesías se sitúan los Congresos, Parlamentos y Asambleas, antes condición sine qua non de la democracia. Hubo un tiempo en el que se creyó que la democracia parlamentaria era la forma más alta de desarrollo estatal de la humanidad, nunca lo he creído así, que otra cosa mejor no sería posible, ahora está claro que esa estructura no puede ser eterno por el bien del socialismo científico. Ya paso el cenit de su desarrollo, la sombra de su ocaso la cubre casi totalmente.
Una vez que se haya hundido no se buscara culpable, porque, no hay tales, simplemente, la ley del florecimiento y la decadencia conserva su validez, no se trata tan solo de cambiar de sentido, es una necesidad social e ideológica hacia nuevas formas de democracia, un signo de adelanto moderno para frenar la demagogia social, la violencia inmediata y promover el crecimiento económico y desarrollo humano con las formas comunales, es la mejor participación social del pueblo, la sociedad en el poder.
Los Congresos, Asambleas, son el vivo ejemplo de prostitución democrática que, anula casi por completo los principios de democracia socialista, debe dejar de ser inevitable como una ley física obligatoria, como una estructura a la que es difícil oponerse porque forma parte de la Constitución, pues, renovemos esa Constitución, ya entran los nuevos elegidos en septiembre, ese su trabajo, los nuevos diputados deben evitar ser parte de la corrupción democrática y nueva burguesía, entremezclado, incoherente y desunido, para impulsar una autentica revolución de la mano del pueblo.
El tránsito hacia un socialismo en este siglo, con las actuales condiciones económicas, ambientales, geoestratégicas, precisan una reorganización o una reingeniería política de tal forma que el pensamiento de la gente no sea manipulado, sino, que la voluntad popular exija cambios que apoyen el proceso de cambio.