(Português/Español).
Neste domingo (25), mais um campesino foi morto em Bajo Aguán, Honduras. Adelmo Leiva, de 41 anos, foi assassinado com vários tiros disparados na frente de sua esposa e da filha, enquanto esperavam um ônibus no terminal de Trujillo, no departamento de Colón. O trabalhador era membro da cooperativa Despertar, integrada ao Movimento Autentico Reivindicador Campesino de Aguán (MARCA).
O assassinato de Adelmo não é um caso isolado. Há meses que a região de Bajo Aguán vem sendo cenário de violência contra campesinos ou defensores dos direitos destes trabalhadores. Apesar de várias denúncias já terem sido feitas a organismos de direitos humanos e órgãos internacionais como a União Europeia, a situação continua.
Cansados desta onda de violência, o Movimento Unificado Campesino de Aguán (MUCA) responsabiliza os três poderes do Estado Hondurenho por não tomar medidas contra os autores intelectuais dos crimes que vêm acontecendo.
“Condenamos a onda de perseguição, repressão e assassinatos contra o movimento campesino de Bajo Aguán, por parte dos aparatos repressivos do Estado”, desabafa Muca. O movimento também exige a abolição imediata do decreto de desarmamento seletivo, aprovado neste ano no Congresso Nacional, já que a medida, segundo eles, serviu apenas para deixar a população do departamento de Colón mais vulnerável.
A Via Campesina de Tegucigalpa também se manifestou sobre o caso e lembrou que já realizou várias conferências de imprensa para denunciar a situação que os campesinos de Aguán vêm enfrentando. “Uma centena de mortes na agricultura é já um holocausto nacional que transborda a autoridade do Estado e sua incapacidade de garantir a vida e de cumprir com ordenanças como o decreto de desarmamento”, opina.
A organização camponesa alerta que viver na região é um “alto risco”. “O terror desatado parece ser uma estratégia bem pensada para causar um êxodo massivo da zona com objetivos nefastos e perigosos. O princípio de autoridade se perdeu e as consequências são caóticas no panorama de perseguição e criminalidade desatada”, analisa.
* Jornalista de Adital.
Movimiento responsabiliza al Estado por un crimen más ocurrido ayer (25) en Bajo Aguán
Este domingo (25), un campesino más fue asesinado en el Bajo Aguán, Honduras. Adelmo Leiva, de 41 años de edad, fue asesinado por varios tiros disparados delante de su esposa y su hija, mientras esperaba un autobús en la terminal de transporte de Trujillo, Departamento de Colón. El trabajador era miembro de la Cooperativa Despertar, integrada al Movimiento Auténtico Reivindicador Campesino del Aguán (MARCA).
El asesinato de Adelmo no es un caso aislado. Durante meses, la región de Bajo Aguán ha sido escenario de violencia contra campesinos organizados o defensores de los derechos de los trabajadores rurales. A pesar de que muchas denuncias han sido presentadas ante los organismos de derechos humanos y organismos internacionales como la Unión Europea, la situación continúa.
Cansado de esta ola de violencia, el Movimiento Unificado Campesino de Aguán (MUCA) responsabiliza a los tres poderes del Estado Hondureño por no actuar contra los autores intelectuales de los crímenes que se vienen repitiendo.
“Condenamos la ola de persecución, represión y asesinatos en contra del movimiento campesino del Bajo Aguán, por parte de los aparatos represivos del Estado”, denuncia el Muca. El movimiento también exige la derogación inmediata del decreto de desarme selectivo, aprobado este mismo año por Congreso Nacional, ya que la medida, para ellos, solo sirve para dejar a la población del departamento de Colón más vulnerable.
La Vía Campesina de Tegucigalpa también se manifestó sobre el caso y recordó que ya efectuó varias conferencias de prensa para denunciar la situación que los campesinos del Aguán vienen enfrentando. “Un centenar de muertes en el agro es ya un holocausto nacional que desborda la autoridad del Estado y su incapacidad de garantizar la vida y de cumplir con ordenanzas como el decreto de desarme”, opina.
La organización campesina advierte que vivir en la región es un “alto riesgo”. “El terror parece ser una estrategia bien pensada para provocar un éxodo masivo de la zona con objetivos nefastos y peligrosos. El principio de autoridad se perdió y las consecuencias son caóticas en el panorama de persecución y criminalidad desatado”, argumenta la organización.
Traducción: [email protected]
Fuente: http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cat=7&cod=72402