Corre a buscar un fósforo: Chester Swann*
Por Celso Brizuela.
Las tensiones internacionales no han cedido un ápice desde las dos guerras mundiales y la subsiguiente guerra fría entre “el bloque desorientado y el accidentado”. Usted interprételo como mejor le parezca, que hay material para todos los gustos. Un iluso llamado Francis Fukuyama ?ex pasante del poderoso Council of Foreign Relations?o CFR, tras la caída del muro de Berlin escribió un libro titulado “El Fin de la Historia”, allá por la década de los noventa, profetizando que la monopolaridad sería beneficiosa para el planeta al eliminar las tensiones bipolares ¡Craso error!. Todavía no se secaba la tinta del primero cuando otro avispado ¿analista? llamado Samuel Huntington respondió con otro titulado “El choque de las civilizaciones”, algo menos optimista como se verá. También éste fue pasante del CFR y la llamada Comisión Trilateral, que, como el poco conocido Club Bildertberg ?otro “club de reflexión” ?, apunta hacia la caducidad de las soberanías nacionales en breve. ¿Objetivo? La implantación del New World Order, o dicho en cristiano: un nuevo orden mundial “bajo la égida totalitaria de las Naciones Unidas, que no son sino el tentáculo de los Rockefeller, los Rothschild, los Lazzard, los Morgan-Chase y los otros menores corporizados en los bancos multinacionales: FMI, BM, BID, y los agrupados en el Club de París, el Club de Roma y ciertas superlogias financieras que no dan la cara ?y no por humildad y modestia precisamente?. Una suerte de criptocracia oculta a la opinión pública pero con poder superior a cualquier gobierno de por ahí, incluso al de Washington o Tel Aviv.
Muy pocas personas están informadas de los entresijos de estas poco beneméritas entidades que financian las grandes guerras por las supremacías regionales, a tirios y troyanos por igual, que total ellos, los financistas, nunca pierden gane quien gane.
Si en siglos pasados las guerras eran asunto de militares u hordas guerreras, las nuevas “doctrinas” bélicas apuntan al aniquilamiento de civiles, tal lo están haciendo Israel y su lacayo Estados Unidos de América.
Claro que, para tener pretextos plausibles para “guerras justas” primero hay que crear un enemigo ?real o imaginario, lo mismo da?, que la desinformación ¿orienta? a la “opinión pública” (la menos pública de las opiniones) en el sentido políticamente correcto, para los intereses que lucran de ellas.
En tiempos antiguos una guerra era por conquistas territoriales y por empujar sus fronteras a extramuros, una suerte de “lebensraum” o búsqueda del espacio vital. Posteriormente, ya en los inicios de la “era cristiana”, contra herejes, heterodoxos o “infieles”, que pergaminos o papiros lo aguantaban todo, incluso sangre a guisa de tinta.
Posteriormente, ya en la edad contemporánea, se crearon los nacionalismos a la carta y el “patriotismo”; ambos alcahuetes encubridores de intereses comerciales corporativos.
Quien afirme que hay guerras justas, es un desinformado que ignora supinamente las lecciones de la historia y, peor aún, de la prehistoria. Hasta las guerras de la “independencia” tuvieron motivos económicos antes que “políticos”, como lo demuestran los países americanos en el siglo XIX y los africanos y asiáticos en el XX.
Ahora ha llegado la hora de las “guerras preventivas contra el terrorismo” o sanatas similares que encubren inconfesables intereses corporativos industriales por recursos energéticos.
Israel está echando el ¡chúmbale! A los Estados Unidos a fin de atacar a Irán, porque tiene la osadía de buscar su independencia energética en base al uranio ?abundante y barato por cierto? y dejar su petróleo, también abundante pero no renovable, para China que demanda energía y ya es toda una potencia mundial… y que además es acreedora de la elefantiásica e impagable deuda norteamericana.
Si el ataque en cierne logra destruir la infraestructura iraní ?cosa dudable por otra parte, gracias al sistema Antey Almaz de misiles y radares S-300, Estados Unidos e Israel, es decir los sionistas, podrán respirar un tiempo más… hasta que se les desinfle la burbuja el derroche… por última vez.
La ultraderecha parece olvidar que el peor enemigo de un estado capitalista no es el socialismo… sino otro estado capitalista y competidor por la torta planetaria.
¿No es tiempo de sentarse a encender la pipa de la paz? ¿o piensan encenderla con armas nucleares?