Por mucho que lo intenten, los 50 activistas que tienen intención de participar en la Segunda Flotilla de la Libertad a Gaza no conseguirán que su barco, el Gernika, zarpe desde la isla de Creta hacia la Franja en los próximos días. Este es el mensaje que les transmitieron ayer a los pacifistas las autoridades portuarias de Chania, localidad de la isla griega cercana a Kolymvari, en cuyo puerto se encuentra el buque.
La embarcación había sido inmovilizada el viernes por el Ejército griego, después de que el Gobierno heleno hiciera público un decreto prohibiendo la salida de cualquier barco hacia la Franja. Pero ayer, los miembros de Rumbo a Gaza organización que impulsa la Flotilla en España trataron de zarpar hacia alta mar con otro destino.
“La semana que viene seremos capaces de salir”, asegura el capitán
A las seis de la tarde (las cinco en la Península), la organización se presentó en las oficinas de la autoridad portuaria junto al recién nombrado capitán del Gernika, el irlandés Shane Dillan. Allí registraron el listado completo de los pasajeros del buque, tal y como exige la legislación internacional.
En ese momento comenzaron los problemas. Tres personas que pretenden subirse al barco un periodista marroquí, otro turco y el representante legal de las víctimas del ataque a la Primera Flotilla, también turco tuvieron que presentarse en las dependencias portuarias para que fuese verificada su identidad.
La autorización para navegar fue finalmente denegada. “Han pedido nuevos papeles a las Islas Comoras”, explicó Manuel Tapial, portavoz de Rumbo a Gaza. El Gernika lleva bandera de ese país. Tapial lamentó que los guardacostas admitieran “sufrir presiones” por parte del Ministerio de la Defensa de los Ciudadanos, del que depende la seguridad marítima en Grecia.
Los activistas que ya están en el barco siguen confiando en poder zarpar
“Han reconocido que tienen órdenes de arriba de no dejarnos salir”, matizó, por su parte, Alicia Alonso, miembro de la organización. Las autoridades del propio país reconocieron ayer que los guardacostas actúan por “intereses políticos”. Así se lo hizo saber Emmanuil Solidakis, alcalde de Platanatis municipio cercano a Kolymvari, a la media decena de activistas que se encontraba ayer por la tarde en el interior del Gernika.
“Yo firmo por el viaje”
Solidakis se acercó hasta el puerto de la pequeña localidad costera de unos 1.500 habitantes, que asisten perplejos a la expectación creada en torno al buque amarrado al lado de sus casas. “Yo firmo por el viaje a Gaza”, les dijo el alcalde. Según comentaron los pacifistas en el barco, son muchos los vecinos que se les han acercado expresando su solidaridad con el objetivo humanitario de la Flotilla.
Otros temen que la situación se retrase “semanas o incluso meses”
“Nos traen materiales para llevar a los gazatíes”, explicó con alegría Laura Arau, una de las principales impulsoras de la iniciativa. Los ánimos de quienes llevan días en el barco no decaen, pese a que el buque se encuentra inmovilizado por una patrullera del Ejército griego que le impide realizar cualquier maniobra. “Por lo menos hemos conseguido lanzar nuestro mensaje político”, se felicitó Edorta Jiménez, activista vasco de la expedición.
El aspecto del Gernika es el de un barco listo para hacerse a la mar en cualquier momento. La moqueta verde que recibe a los pasajeros en la popa está completamente limpia, al igual que los sofás de cuero que rodean todo el piso de abajo del buque. Hay conexión a internet y todo tipo de suministros hídricos y alimentarios.
Tras los recelos del principio, cuando el buque trataba de pasar desapercibido en el pequeño puerto mediterráneo, ahora, en el mástil principal está colgada la bandera palestina. La cubierta y el piso de arriba del barco están llenos de símbolos. Además de la palestina, están colgadas la bandera española, la griega y la de las Islas Comoras.
Los pocos activistas que ya han embarcado tienen como vecinos a los soldados de la patrullera. Continuamente circula por el muelle el mismo coche desde el que dos hombres observan con detalle todo lo que sucede en el Gernika.
También reciben numerosas visitas de curiosos que se han enterado de la iniciativa de la Flotilla a través de una televisión regional que visitó el barco el jueves. Los activistas se quejan de que, si bien este medio de comunicación no tuvo problemas a la hora de grabar en el puerto, sí lo hayan tenido los medios españoles que tratan de hacer lo mismo y a quienes, inmediatamente, los militares les exigen sus acreditaciones.
Mientras dentro del Gernika la calma y la esperanza son los dos sentimientos que transmiten los pacifistas, en tierra sus compañeros afrontan con tensión la incertidumbre sobre qué ocurrirá con la campaña humanitaria. Muchos temen que las autoridades griegas traten de prolongar esta situación “durante semanas, e incluso meses”, y que tengan que volver a sus casas sin intentar llegar a la Franja.
Relevos de activistas
Rumbo a Gaza ya ha previsto que, de ser así, traerá a Grecia a nuevos activistas que releven a los que hayan tenido que regresar por compromisos profesionales o familiares. Además, la organización no se quedará de brazos cruzados ante una actitud de las autoridades griegas que consideran como un “secuestro ilegal” de los buques, según la legislación internacional. Esperan realizar acciones de protesta en los próximos días. Ayer mismo, una nueva marcha recorrió las principales calles de Chania para reclamar el derecho a partir hacia Gaza.
El Gobierno español no ha atendido aún a las exigencias de Rumbo a Gaza, y no se ha pronunciado todavía sobre la situación de la Flotilla. Pese a todo, el capitán del Gernika se mostró esperanzado. “La semana que viene dijo seremos capaces de iniciar nuestro viaje”.
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