Por Carola Chávez.
En medio de otra crisis de delirio de superioridad, reforzada con una sobredosis de Globovisión intravenoso, Clara, la de la vida oscura, reafirma su glamour desde su Blackberry destilando, sin pudor alguno, veneno en 140 gotas -perdón- caracteres. Es que para Clara y sus amigas del Twitter, la mezquindad es chic y la solidaridad, así cruda y desinteresada, es un síntoma inequívoco de comunismo a la cubana.
¡Me puedo morir! Ahí están metiéndose en hoteles a cuenta de que perdieron unos ranchos que ahora quieren hacernos creer que eran casas (tuít). Abusadores disfrutando comodidades cinco estrellas sin pagar un centavo, mientras que a nosotros, hacer lo mismo, nos cuestan un realero (tuít). Deberían ponerse a pasar coleto para ganarse su estadía. ¿Quién va a pagar por todo eso, la gente decente de este país? (tuít).
Y qué decir de los colegios: los niños si clases, aunque los míos iban a faltar porque nos vamos a Mayami mañana pero esa es una causa mayor (tuít), no las del gobierno: que si las elecciones, que si una inundación que ni rozó al colegio de mis hijos, que bien caro que me cuesta (tuít) Si sus simulacros de escuelas públicas se les llenaron de gente porque, y que, sus casas están mojadas allá ellos (tuít)… Osea que sus casas se mojan y pagamos justos por pecadores (tuít).
Y hablando de pecadores: Bravo por el Cardenal Urosa frente a los herejes que claman porque las iglesias den refugio a los damnificados (tuít) como si la Casa de Dios fuera para esas cosas (tuít). Pretenden estos comunistas adoradores de Satán interrumpir la paz de nuestras bodas, bautizos y otros eventos sociales, con el llanto insoportable de sus mocosos marginales, portadores de horribles y extraños microbios que solo esa gente es capaz de portar, plenos de enfermedades tercermundistas contra las cuales nuestros civilizados sistemas inmunológicos son incapaces de luchar (tuít) (tuít) (tuít) (atchísss).
¿Y quién bombardeó cubanamente las nubes en enero? Que le salió mal y llovió después, claro ¿Acaso alguna vez le salió algo bien? (tuít). Estamos a merced de la demagogia del populista culpable de la lluvia que ahora quiere interferir con el libre curso de la selección natural (tuít).
¡Ay! Tan bello Henrique, eso sí es un gobernador (tuít): con el agua a la cintura, una cinematográfica barba de dos días, y una foto para los medios, mientras defiende con valentía la propiedad privada y el sagrado derecho de admisión de nuestra industria hotelera. Hay que ver el espectáculo deprimente del comedor de un resort en Higuerote lleno de gente que come omelets creyendo que son huevos revueltos. De solo pensarlo se me atraganta el Special K (tuít) (tuít) (tuít) (tuít) (tuít)…