O que farás fascista ante o tamanho da tua derrota?
Seiscentas setenta vezes quiseste matá-lo.
Ignorante. Não se mata a Eternidade.
Delatores, arsenais de guerra, espiões,
contrabandistas, marines, toda tua merda histórica,
por terra e por mar para matar a Eternidade.
Inútil. Fracassaste porque não se matam as Ideias.
O que farás ladrão assassino com a miséria do teu corpo?
Alguém o cremará, com só apertar um botão,
Outro, quem sabe, o sepultará, por obrigação de ofício.
A História, fascista, não te lembrará.
Teu corpo demorará mais tempo em desaparecer que teu nome.
Não tem jovem ou criança que possa lembrar de Johnson, Nixon,
Reagan, Ford, seus rostos sequer.
Um dia não longínquo esquecerão Clinton, Bushes e Obama.
Os prédios suntuosos de Trump ruirão e ele, o objetivo do teu ódio, seguirá resplandecente no céu, na terra, no mar.
Que solução encontram teus mentores, bandido, para tua extrema tristeza?
Teu sonho morreu ontem, 25 de novembro de 2016. Dia sagrado.
Tua derrota e tua morte estão anunciadas, como anunciada era a Vitória Eterna de Fidel.
Que farás quando as agências de notícias mais poderosas do mundo te procurem nos arquivos, e talvez, por pouco cuidado, um vírus (não aqueles que jogaste com bactérias desde o ar, covarde!) tenha te carcomido?
O nome de Fidel, Fidel Castro, Fidel Alejandro Castro Ruz, aparecerá em cada biblioteca, em milhares de ruas, centenas de praças, em teatros, quadros, canções, praias, navios, aviões, escolas, universidades, estádios, vilas, marchas, manifestações, discursos, poesias, jornais, filmes; aparecerá tanto e em tantos lugares,
que precisarás ajoelhar-te ante sua lembrança, mas,
mesmo assim, cairás, com teu regime de fome, exploração e martírio,
no lixo da história.
Falta menos, falta pouco, minutos na esteira dos séculos, fascista,
Para que tu desapareças.
Nesse instante supremo, brilhará ‘uma estrela que junto a Martí brilhou’,
E não se apagará jamais.
A Estrela da Liberdade, a Estrela risonha de Fidel!
**Raul Fitipaldi**
—
Y ahora, imperialista?
Qué harás fascista ante el tamaño de tu derrota?
Seiscientas setenta veces quisiste matarlo.
Ignorante. No se mata la eternidad.
Los soplones, arsenales de guerra, espías,
Contrabandistas, Marines, toda tu mierda histórica,
Por tierra y por mar para matar a la eternidad.
Inútil. Fracasó porque no se matan las ideas.
Qué harás ladrón asesino con la miseria de tu cuerpo?
Alguien lo cremará, con solo apretar un botón,
Otro, quién sabe, lo sepultará, por obligación de oficio.
La historia, fascista, no te recordará.
Tu cuerpo necesitará más tiempo en desaparecer que tu nombre.
No hay joven o niño que pueda recordar a Johnson, Nixon,
Reagan, Ford, sus rostros siquiera.
Un día no lejano olvidarán a los Clinton, a los Bush y a Obama.
Los edificios suntuosos de Trump se desmoronarán y él, el objetivo de tu odio, seguirá resplandeciente en el cielo, en la tierra, el mar.
Qué solución encuentran tus mentores, bandido, para tu extrema tristeza?
Tu sueño murió ayer, 25 de noviembre de 2016. Día sagrado.
Tu derrota y tu muerte están anunciadas, como anunciada estaba la Victoria Eterna de Fidel.
Qué harás cuando las agencias de noticias más poderosas del mundo te busquen en los archivos, y tal vez, por poco cuidado, un virus (no aquellos que arrojaste con bacterias desde el aire, cobarde! ) te hayan carcomido?
El nombre de Fidel, Fidel Castro, Fidel Alejandro Castro Ruz, aparecerá en cada biblioteca, en miles de calles, cientos de plazas, en teatros, cuadros, canciones, playas, barcos, aviones, escuelas, universidades, estadios, pueblos, marchas, manifestaciones, discursos, poemas, periódicos, películas; aparecerá tanto y en tantos lugares,
Que necesitarás arrodillarte ante su recuerdo, pero,
Aun así, te caerás, con tu régimen de hambre, explotación y martirio,
En el basurero de la historia.
Falta menos, falta poco, minutos en la estela de los siglos, fascista,
Para que tú te vayas.
En ese instante supremo, brillará una ‘estrella que junto a Martí brilló’,
Y no se borrará jamás.
La Estrella de la libertad, la estrella risueña de Fidel!
Raul Fitipaldi
Desterro, 26 de novembro de 2016.