Por Orlando Balbás.
Sin duda alguna, en el mundo se agudizan los conflictos, sociales, producto de las contradicciones en sociedades caracterizadas por una visible desigualdad que ha desarrollado el flagelo de la pobreza y la miseria. Junto a esto, las respuestas políticas de los estados, producen enfrentamientos que en algunos casos traen consecuencias tan graves como la guerra civil, la división territorial o las invasiones militares. En este último caso, el papel intervencionista del gobierno estadounidense dirigido en la actualidad por el Presidente Barack Obama, ha fortalecido esta estrategia, pero a su vez, dinamiza todo el complejo comunicacional por sus medios internacionales de televisoras, emisoras radiales, revistas y prensa diaria para justificar sus arremetidas a otras naciones, al igual que sus realidades internas. El estado norteamericano, ha mantenido su imagen de país modelo o la sociedad perfecta mediante la manipulación informativa. La imagen de los gringos en la opinión pública es la principal arma de ataque con que hace la guerra el pentágono externa e internamente.
El reciente atentado en Tucson, donde murieron cinco personas e hirieron a la diputada Gabrielle Gifford, con un tiro en la cabeza que la coloca al borde de la muerte, tuvo un tratamiento por los medios de comunicación norteamericanos y las autoridades de los Estados Unidos muy parecida a la de otros hechos similares en ataques violentos armados a personalidades dentro y fuera del ámbito político. El argumento difundido como impacto público es que los disparos fueron hechos por un loco, demente, desequilibrado ciudadano de Norteamérica que no sabía lo que hacía. Recordemos el asesinato del ex presidente John F. Kennedy, demócrata, al supuesto asesino lo mataron días después en la cárcel y nadie supo quien lo mandó a hacer , los disparos al músico John Lennon, comprometido con la causa de los negros de Estados Unidos y la paz mundial, argumentaron que un fanático apretó el gatillo para matarlo. La muerte de Marthin Luther King, asesinado en otro atentado a finales de los años sesenta. Ahora tratan de quitarle la vida a la demócrata Gabrielle Gifford, de pensamiento progresista y estaba en contra de la ley de inmigración, realizaba una asamblea de calle y fue tiroteada. ¿Casualidad? Indiscutiblemente este hecho, le descubre el rostro a un sistema político dirigido por mafias y empresarios fascistas. Esta debacle política en Estados Unidos, se une a la gran crisis económica por la que atraviesa. Esta hecatombe financiera, en el corazón del imperio yanky, es inocultable y se expande por todos pueblos porque el dólar es la moneda referencial. Ante esta situación, el gobierno de Barack Obama, presionado por los conservadores republicanos, dirige permanentemente su acción acusadora y de sabotaje hacia Venezuela. La política de independencia y soberanía del gobierno del Presidente venezolano Hugo Chávez Frías le quitó el control de nuestras riquezas al país norte americano y sus transnacionales. La comercialización del petróleo que estaba en manos de los Estados Unidos, ahora está controlada por el Estado Venezolano.
Por ello, la oposición, utilizada como instrumento para los propósitos del pentágono y las transnacionales norteamericanas, quieren desprestigiar al Presidente Chávez en la opinión internacional. Pero parece que el resultado no les es favorable.