Por Orlando Balbás.
Una vez que todo está preparado para instalar la Nueva Asamblea Nacional en Enero de dos mil once, las discusiones y análisis de los resultados electorales del pasado 26 de Septiembre de 2010, están a la orden del día. La oposición con un espíritu triunfalista al obtener 65 diputados después de su autoliquidación electoral en el 2005. Cabe recordar que Acción Democrática, obtuvo 22 parlamentarios, en el año dos mil contaba con sesenta escaños. Esto, si se examina con cuidado indica que las fuerzas políticas tradicionales, han perdido incidencia en la sociedad venezolana. Estos sesenta y cinco curules, implican también una cantidad de votos que incuestionablemente debe ser debatido para darle un tratamiento acertado a la hora de explicar el fenómeno. Me refiero específicamente a AD, porque, este partido de la derecha nacional, gobernó de manera ininterrumpida por varias décadas y se vinculó con todos los sectores sociales del país, convirtiéndose en una organización policlasista, con amplio arraigo popular pero con una profunda y descarada práctica de corrupción que lo llevó a su nivel mas bajo de popularidad y desprecio, además, valiéndose del poder, persiguieron, torturaron y desaparecieron a opositores revolucionarios, tanto que en su gobierno comienza la la figura del desaparecido político en América Latina. Los expresidentes Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Carlos Andrés Pérez, son los representantes de la socialdemocracia y de la aplicación de la represión a los movimientos rebeldes, la guerrilla y las estructuras partidistas legales comprometidas con la salida revolucionaria para solucionar la pobreza y el atraso en Venezuela. COPEI, representó y representa el sector de la derecha fascista venezolana más conservadora y neoliberal de la IV República. Todavía sus representantes manejan las tesis del golpe de Estado, la necesidad de depender de los Estados Unidos y la aplicación de la economía neoliberal y de libre mercado.
Los otros entes partidistas son el producto de la crisis planteada en esos partidos.
¿Volverán a gobernar AD YCOPEI? ¿Tendremos de nuevo en fuerte Tiuna a miembros del ejército norteamericano y en Miraflores una oficina de la CIA, como antes de 1998? Eso parece más que imposible, la recuperación de los partidos tradicionales no tiene ninguna posibilidad. Comenté en el anticuo anterior, que el panorama en cuanto a la correlación de fuerzas lucía parejo de acuerdo al resultado del Parlatino donde un poco más de diez millones de electores decidieron en partes casi equilibradas. ¿Qué significa esto para el futuro de la revolución? Indiscutiblemente que, las interpretaciones varían y generan infinidades de ideas y posibilidades. Pero lo que si es cierto es que el voto chavista, está sólido y direccionado, comprometido, claro, apoya este proyecto de sociedad socialista del siglo XXI. La votación sumada a la oposición tiene sus variadas causas y una de ellas es el descontento con gestiones puntuales de gobierno, rechazo a la contradicción entre la prédica del Socialismo y la conducta de algunos de los lideres o dirigentes a nivel Nacional. Local o regional. Por esa razón, no todos los que votaron en contra de los candidatos del PSUV, están en contra de Chávez. Muchos se abstuvieron, estando aún de acuerdo con el proceso de cambios en nuestra nación venezolana, pero esta conducta política fue un error que reforzó el voto de oposición.
Por esa razón, La revolución continúa en una encrucijada muy marcada y profunda, que se superará con actos de gobierno de gran impacto social, de soluciones inmediatas y sostenidas. Ampliar las posibilidades de participación a los camaradas excluidos en lugares claves de la administración pública, la disminución de los pasos burocráticos para solucionar problemas, hay que disminuir la desigualdad social. Es indispensable demostrar que se está construyendo una nueva sociedad, con nuevas prácticas a favor de las comunidades, eficientes y con respuestas oportunas.