Por Roberto Quesada
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“…la gente está muy enojada con las autoridades del Gobierno (de Honduras)”—Guillermo Arduino, periodista CNN.
“¿Quién manda en Honduras?”, se preguntó la rectora Julieta Castellanos recién le habían asesinado a su hijo, junto a su amiguito, lanzándolos luego en unos matorrales, dejados de tal forma que solo el recuerdo de esas imágenes encrespa los vellos de la piel, incrementa el resentimiento y la impotencia, y deja a un pueblo conocido mundialmente como pacifista, en tremenda desolación. Esto solo son dos de tantos asesinatos en similares circunstancias y que hasta el sol –o el fuego—de hoy, no tienen ninguna respuesta.
Cuando Porfirio Lobo Sosa llegó a la presidencia en unas cuestionadas elecciones, cuando todo se manejaba a nivel de hipótesis, misma que ya ha sido aclarada por uno de sus protagonistas, el ex candidato Elvin Santos, quien, en extensa entrevista a Radio Globo, no dudó en afirmar que había habido componendas, fraudes, y luego deslealtades, es decir, lo que todos sabíamos, en las mencionadas elecciones, así mismo afirmó que lo acaecido el 28 de junio del 2009 no fue otra cosa que golpe de Estado. Esta aseveración del Sr. Santos reafirma la convicción que después de un golpe de Estado la única posibilidad de retomar el camino de la paz es el llamado a una nueva Asamblea Nacional Constituyente, a un nuevo pacto social.
Aun cuando no éramos ciegos ante la forma de realizar elecciones al vapor, decidimos, pues no quedaba alternativa, confiar en Pepe Lobo, como la posibilidad de encontrar una relativa paz, que debía comenzar con sacar al presidente Zelaya de la embajada de Brasil y luego resarcir los daños, en la medida de lo posible porque ante los asesinatos no hay remedio posible, que el golpe había causado al pueblo hondureño.
Para el caso, trabajábamos en las Naciones Unidas, teniendo como jefe de misión al abogado Jorge Arturo Reina, quien nos llamó a reunión para apoyar el gobierno de Lobo, con la sana intención, dijo él, de que Honduras no cayera en el deterioro extremo, al cual hoy por hoy avanza de forma acelerada. También coincidía con las directrices del derrocado presidente Zelaya, quien, a través de su asesor y vocero, abogado Rasel Tomé, pedía darle a Pepe Lobo “el beneficio de la duda”, lo que se traduce en darle apoyo a ver si es cierto que lograría enderezar el país y llevarlo en busca de mejor destino.
El tiempo pasaba y hay que reconocer que Lobo pudo devolver, con la ayuda del presidente Zelaya y muchos de nosotros, a Honduras a la OEA, lo que se considera un logro en política exterior. De él, no del ex canciller. A este nuevo canciller, Arturo Corrales, quien ya lleva casi seis meses en el cargo, no se le ve arranque, no termina de despegar.
En cuanto a la pregunta de doña Julieta, de ¿quién manda en Honduras? Tengo una respuesta. Ya en el relevo de Jorge Arturo Reina, a través de un amigo que sirvió de enlace, conversé con Pepe Lobo para buscarle solución a un asunto en la Misión de Honduras ante las Naciones Unidas. Pepe dio el visto bueno, el enlace me llamó y me dijo que todo estaba solucionado. Cinco minutos después me volvió a llamar, para decirme que Pepe se había echado atrás, porque habló con uno de los siniestros golpistas (sé su nombre, por cierto, pero no es ahora el momento de darlo), quien dijo que no, que no quería esa solución. Pepe dijo que no podía hacer nada porque no quería tener problemas con el siniestro individuo. Desde entonces no quedó duda, doña Julieta, que quien manda en Honduras es el golpe de Estado. Una pequeña cosa Pepe Lobo no tuvo potestad para resolverla, ¿qué puede pensarse de los grandes problemas, de las grandes situaciones que encara un gobierno?
Así como me convencí yo de que Pepe Lobo tiene un gobierno de accionar limitadísimo, mucho más de lo que suele ser habitual, también lo ha ido descubriendo el pueblo hondureño. Y con la desgracia que la dependencia histórica hondureña es tal que no creemos en lo nuestro, siempre lo y los/as de afuera es mejor, pues les ilustro el presente con este tremendo cuestionamiento, desde afuera, que el periodista de CNN, Guillermo Arduino, hizo en vivo, en entrevista vía telefónica, al ministro Miguel Pastor: “Si usted ve la reacción de la gente en las redes sociales, anoche con Gabriela Frías estaba haciendo el programa Reflexiones, justamente sobre la otra tragedia sobre el penal de Comayagua… la gente está muy enojada con las autoridades del Gobierno ¿Ustedes están al tanto de eso? La gente no tiene confianza en que ustedes están haciendo lo suficiente para garantizar que este tipo de tragedias no sucedan ¿Cómo les puede contestar a estas cientos de personas que realmente están preocupadas? Tienen que ver los cientos de comentarios de desilusión, frustración, con este tipo de situaciones, hace cuatro días en el penal de Comayagua y hoy en este mercado de Tegucigalpa”.
Si usted no ha visto esta entrevista y desea verla, entre a mi Facebook (Roberto Quesada hondureño). Hay quienes dicen que es una campaña mediática para desestabilizar el Gobierno y que entre los Estados Unidos a militarizarlo y tomar posesión del país (en lo personal dudo de esa teoría, si EEUU solo tiene que dar un silbido y salen corriendo presidente del Congreso, del Ejecutivo y otras “autoridades” a recibir órdenes que cumplen de inmediato, como la ley de extradición, ¿entonces, para qué EEUU debe complicarse teniéndolo todo tan fácil?
También en mi Facebook no se han hecho esperar los comentarios, como el de Velinda Fiol: “¿Ahora sí, no? Cuando el golpe de Estado fueron (CNN) cómplices de callar lo que verdaderamente pasaba en Honduras.” Otro más, de Luis Edgardo Soliz Lobo: “La lógica política establece que después de un golpe de Estado sigue una Asamblea Nacional Constituyente, porque de lo contrario entraríamos a un Estado fallido…Y esa es la realidad de Honduras… Si me equivoco, mencióneme algo que funcione a la perfección en el Estado aparte de la corrupción”.
Hay tantas teorías sobre el caos en Honduras, como que estos recientes incendios es la respuesta del crimen organizado a la firma de la ley de extradición, también se especula que la produce el mismo gobierno para que en la memoria de los hondureños quede engavetado el arrozazo, aeropuertazo, otros azoz y, sobre todo, el golpe de Estado, con miras a las próximas elecciones, pero mientras dura la “distracción” el Congreso se dedica a aprobar leyes que van contra los intereses del pueblo hondureño.
Si realmente Pepe Lobo quiere, adora, a su pueblo hondureño como suele manifestarlo, pues en vez de hacer perder el tiempo a la gente en kilométricas cadenas radiotelevisivas que poco o nada dicen, debería de hacer un llamado al pueblo hondureño: nacionalistas de la clase pobre, liberales si es que quedan (al único que le veo pueblo es a Yani Rosenthal); campesinos y obreros; al Frente Nacional de Resistencia Popular y al Partido Libre; a la UD; a las etnias; a todos y todas, a que le respalden, solo con el apoyo del pueblo, unidos/as todos/as en una causa común, podremos hacerle frente a las fuerzas del mal, fuerzas del golpe, que en la actualidad, con toda la connotación de la palabra, incendian a nuestra Patria.
De no actuar así: o el Gobierno de Pepe Lobo es cómplice o impotente para defender a su pueblo.
Nueva York NY 19 febrero 2012.
Imagem tomada de: elnuevodiario.com.ni