Por Bruno Peron Loureiro.
(Português/Español).
Toda vez que se rememora o diagnóstico do pouco que se lê no Brasil, os interessados no tema se questionam: como incentivar a leitura de livros e que direção devem tomar as políticas públicas no setor de literatura?
O risco que se tem corrido é o de relegar o papel de incentivo à leitura somente às indústrias editoriais e transformar as bibliotecas públicas, que um dia convocaram leitores, em depósitos de livros ou espaços de que o leitor se olvidou em prol das conveniências digitais.
Muitos resistem a despender tempo no transporte e arriscar-se a não encontrar o material literário que desejam e, portanto, optam pela facilidade e praticidade de ler mensagens de redes sociais ou dos infindáveis campos de busca do Google que levam “direto ao ponto” dentro do lar. Cresce o número de quem adota posturas como esta e, assim, desperta o interesse de gestores e pesquisadores da cultura.
Karine Pansa, presidente da Câmara Brasileira do Livro (CBL), recorda que houve aumento do número de livros vendidos em território nacional nos últimos anos apesar da queda do faturamento desta indústria. Deduz-se, de maneira geral, que houve barateamento dos livros e aumento da leitura no Brasil.
Há cálculos da economia que facilitam o acesso ao livro, mas não mudam os hábitos culturais enquanto não se conformam políticas de longo prazo que incentivem a leitura e associem esta atividade com o prazer e o desenvolvimento da criatividade.
A Secretaria Estadual de Cultura de São Paulo organizou o quarto “Seminário Internacional de Bibliotecas Públicas e Comunitárias”, de 22 a 24 de novembro de 2011 no SESC Pinheiros, na capital paulista. Alguns temas da programação foram: acessibilidade, acervo digital, biblioterapia, redes sociais. Há uma tentativa, deste modo, de associar o hábito de leitura a outras atividades que incentivem a saúde e despertem o prazer.
Este Seminário trouxe palestrantes de alguns estados brasileiros e também do Chile, Colômbia, Alemanha e Portugal. O desígnio do evento foi discutir sobre o incentivo à leitura e a disseminação de informação nos meios de comunicação diversos. Trata-se, no entanto, de dois desafios distintos. O primeiro prevê, em certa medida, a reversão de uma tendência que o segundo gerou de fazer as pessoas lerem de tudo em qualquer lugar menos livros. Lê-se mais que em qualquer outra época, mas de fontes diversas e conteúdos amiúde duvidosos quando não comerciais e superficiais, ou seja, que não despertam o senso crítico.
A internet e os aparelhos eletrônicos mantêm as maiorias ocupadas com leituras de uma forma que não se concebia até pouco tempo atrás. Portanto, devem-se atualizar as estratégias que as bibliotecas elaboram para convocar públicos, ainda que seus edifícios sejam obra da arquitetura mais moderna. Uma delas é a de fornecer acesso gratuito a internet.
Urge, primeiramente, a identificação das transformações pelas que passam: 1) a indústria editorial, em que se estabelecem monopólios; 2) os hábitos de leitura, em que se priorizam fontes determinadas de textualidades sobre outras; 3) e o balanço das políticas governamentais a fim de que realmente nos incentivem a ler produtos literários de qualidade.
As trocas de experiências são proveitosas para que os projetos de incentivo que deram certo em determinada cidade ou país se apliquem noutros contextos. A propósito, o Brasil contou com uma banca na Feira Internacional do Livro em Guadalajara, México, de 26 de novembro a 4 de dezembro de 2011.
A importância das bibliotecas e dos livros persiste em quem acredita nestes como fonte de criatividade, conhecimento e raciocínio e naquelas como espaços que ofereçam algo mais que um catálogo recôndito de palavras à espera da descoberta.
……………………………………………………………………..
Bibliotecas, libros y creatividad
Por Bruno Peron Loureiro.
Cada vez que se rememora el diagnóstico de lo poco que se lee en Brasil, los interesados en el tema se cuestionan: ¿Cómo incentivar la lectura de libros y qué dirección deben tomar las políticas públicas en el sector literatura?
El riesgo que se ha corrido es el delegar el papel de incentivo a la lectura solamente a las industrias editoriales y transformar las bibliotecas públicas –que un día convocaron a los lectores– en depósitos de libros o espacios olvidados por el lector en pro de las conveniencias digitales.
Muchos se resisten a utilizar tiempo en el transporte y arriesgarse a no encontrar el material literario de desean, por tanto optan por la facilidad y la practicidad de leer mensajes en redes sociales o buscar información en los infinitos campos de búsqueda de Google que los llevan “directo al punto” dentro del tema. Crece el número de quienes adoptan posturas como ésta y así despiertan el interés de gestores e investigadores de la cultura.
Karine Pansa, gerente de la Cámara Brasilera del Libro (CBL) recuerda que hubo un aumento de número de libros vendidos en el territorio del país en los últimos años a pesar del estancamiento de la facturación de esta industria. Se deduce así de una manera general, que hubo un abaratamiento de los libros y un aumento de la lectura en el Brasil.
Hay cálculos económicos que facilitan el acceso al libro, pero que no cambian los hábitos culturales ya que se conforman con políticas de largo plazo que incentivan la lectura y asocian esta actividad con el placer y el desarrollo de la creatividad.
La Secretaría Estatal de Cultura de San Pablo organizó el cuarto “Seminario Internacional de Bibliotecas Publicas y Comunitarias” del 22 al 24 de noviembre de 2011 en la capital paulista. Algunos temas de la programación fueron: accesibilidad, acervo digital, biblioterapia, redes sociales. De esta manera hay una tentativa de asociar el hábito de la lectura a otras actividades que incentiven la salud y despierten el placer.
Este Seminario tuvo ponentes de algunos estados brasileros y también de Chile, Colombia, Alemania y Portugal. El objetivo del evento fue discutir sobre el incentivo a la literatura y la diseminación de la información a través de los diversos medios de comunicación. Se trata de dos desafíos distintos. El primero prevé, en cierta medida, la reversión de una tendencia social, mientras que el segundo genera el hacer que las personas lean de todo en cualquier lugar menos en los libros. Se lee más que en cualquier otra época, pero de diversas fuentes y con contenidos dudosos, cuando no comerciales y superficiales, o sea que no despiertan el sentido crítico.
La Internet y los aparatos electrónicos mantienen a las mayorías ocupadas con lectura, de una forma que no se concebía hasta hace poco tiempo atrás. Por lo tanto se deben actualizar las estrategias que las bibliotecas elaboran para convocar públicos, aunque sus edificios sean de la más moderna arquitectura. Una de ellas es desarrollar en ellas el acceso gratuito a Internet.
Urge antes que nada, la identificación de las transformaciones por la que pasan:
1) La industria editorial en la que se establecen monopolios comerciales.
2) Los hábitos de lectura en los que se priorizan determinadas fuentes sobre otras.
3) El balance de las políticas gubernamentales a fin de que realmente incentiven a leer productos literarios de calidad.
El intercambio de experiencias es provechoso para que los proyectos de incentivo que son exitosos en determinada ciudad o país se apliquen en otros contextos. Al respecto Brasil contó con un stand en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (México) que se realizó del 26 de noviembre al 4 de diciembre de 2011.
La importancia de los libros y las bibliotecas persiste en quienes creen en ellos como fuente de creatividad, conocimiento y raciocinio y en aquellas como espacios que ofrecen algo más que un catálogo de palabras a la espera de ser descubiertas.
