La presentación de la encuesta de opinión “Percepciones sobre la situación hondureña en el año 2011” hecha por el Equipo de Reflexión, Información y Comunicación (ERIC), de la Compañía de Jesús, en asociación con la Universidad “Simeón Cañas” de El Salvador, ha producido reacciones diversas. Como cualquier instrumento de su tipo, los resultados son tomados como metodológicamente válidos, igual que su nivel de confianza, y los procedimientos que se siguieron para realizarla. En la introducción del documento, los autores, conocedores de los resultados, así como del prestigio que de antemano se conoce de su organización, hacen la salvedad de que algunos grupos o personas reaccionaran negativamente y otras positivamente ante sus hallazgos.
Como cualquier investigación de tipo cuantitativo, los resultados dependen en gran medida de la forma en que se formulen las preguntas, especialmente en casos en los que la población encuestada tiene bajo nivel educativo y escasa formación, como explicaba el sacerdote Ismael Moreno, el día de ayer en el programa del periodista Félix Molina, y más tarde en el noticiero de Renato Álvarez. Por eso la validación de cualquier resultado en este o cualquier sondeo, requiere de una abstracción posterior que racionalice el contexto en que se producen las opiniones, que, por demás está decirlo varían de acuerdo a muchos factores.
Estaremos de acuerdo en que ante el tipo de población de la muestra, y en general ante cualquier tipo de población, mientras más compleja la pregunta más difícil obtener respuestas concretas y confiables. En ese sentido repasando las 85 preguntas reflejadas en las tablas del informe encontramos interrogantes con distintos niveles de complejidad lo que resulta en varios datos que se contradicen entre sí. Vale decir que, como cualquier otra encuesta o sondeo de opinión en la Honduras de hoy, los hallazgos resaltados no deben sorprender dados los niveles de violencia, y las constantes violaciones a los derechos humanos, factor que seguramente condiciona en gran medida las respuestas de los entrevistados; de hecho, ante la pregunta específica sobre la situación de los derechos humanos el 86.5% de los entrevistados afirmo que estaba igual o peor, aunque la pregunta no establece un periodo de comparación[1], y relaciona la situación al “periodo de Lobo Sosa”.
Las preguntas recurren mucho a consultar sobre “la crisis”, pero no son explicitas en cuanto a que crisis se refieren, lo que genera ya la presunción en el entrevistado de que existe tal fenómeno, sin saber si este tiene la percepción de que la país vive esa condición, esto es importante porque muchas preguntas abordan directamente la “resolución de la crisis”.
Algunas preguntas muestran una complejidad mayor y que presuponen un conocimiento previo en la materia de parte de los encuestados, para el caso “En función de lo que usted conoce o ha escuchado, de las siguientes opciones podría decirme ¿cuánto ha contribuido a resolver la crisis política?: Los Acuerdos de Cartagena?[2], arroja resultados condicionados por la pregunta, pues la misma le dice al encuestado que dicho acuerdo está destinado a solucionar la crisis política, además, presume que el mismo ha sido cumplido a cabalidad por el Estado hondureño, en momentos es que la validez misma del arreglo es puesta en duda por personeros de distintas instituciones del Estado. Sumado a esto, aunque se hace la salvedad de que la respuesta debe estar basada en “lo que conoce o ha escuchado el entrevistado” la connotación que se le da a las respuestas en el informe, estaría asumiendo un conocimiento bastante importante de cada encuestado al respecto.
Igual sucede con la pregunta “En función de lo que usted conoce o ha escuchado, de las siguientes opciones podría decirme ¿cuánto ha contribuido a resolver la crisis política?: El retorno al país de Manuel Zelaya Rosales, sugiriendo en la pregunta que el retorno del ex presidente estaba destinado a solucionar dicha crisis, cuando en realidad dicho evento es más bien un derecho que asiste a cualquier ciudadano (regresar a su país), especialmente cuando ha sido víctima de la expulsión ilegal y violenta de su país, y ha tenido que vivir en el exilio. Este tipo de formulación luce bastante subjetivo y es poco probable que obtenga respuestas que reflejen objetivamente la percepción de la población, independientemente del rigor con que se sigan los estándares estadísticos usados.
Los resultados sobre la situación política son bastante contradictorios; ante la pregunta “¿Qué tan de acuerdo está con el surgimiento de nuevos partidos políticos? (Partido Libertad y Refundación (LIBRE), Partido Anticorrupción y Partido Alianza Patriótica)[3] un 54.7% expreso desacuerdo; ante la pregunta Podría decirme, ¿cuánta confianza tuvo durante el año 2011, en los Partidos políticos?[4] El 82.8% expresó desconfianza. Sin embargo, frente a la pregunta Por favor, ¿podría decirme cuál es el partido político de su preferencia?[5] 97.9% de los encuestados manifestaron tener preferencia por un partido político. Es posible que la dispersión de esta última (asumimos que el orden en que se presentan las tablas es el mismo orden en que hicieron las preguntas) pregunta con respecto a las dos anteriores, que si aparecen en bloque produjera una contradicción en la que prácticamente la totalidad de los encuestados desconfía de los partidos, pero a la vez cerca del total también expresa preferencia. Es cierto, que esto también podría significar que a pesar del nivel de desconfianza, la gente siga creyendo que la solución pasa por la vía de los partidos políticos, aunque esta posibilidad queda descartada en la pregunta de la tabla número 64[6], en la que la opinión se parte literalmente en dos mitades una favorable y otra desfavorable, sobre la posibilidad de los partidos políticos de seguir gobernando.
En cuanto a los resultados en si sobre la pregunta 5 sobre la preferencia de partidos, los números pueden variar drásticamente de encuesta a encuesta, además de que la misma es parte de una entrevista muy general que obvia factores que inciden decisivamente en las conclusiones sobre la intención de voto de las personas. Por ejemplo, falto consultar las preferencias sobre candidatos a la presidencia lo que tiene un peso decisivo en la intención de voto. En cualquier caso, es difícil ver en la pregunta la expresión de la intención de voto de los encuestados quienes fácilmente interpretan la interrogante en dirección al sentido de pertenencia, hoy muchos hondureños y hondureñas, para el caso, que integran a LIBRE, siguen identificando su pertenencia con otro partido, especialmente el Liberal. En cualquier caso, sería erróneo confundir la intención de voto, en medio de un ambiente fuertemente presionado por la represión, la idea de que se pueden sufrir consecuencias negativas si se habla abiertamente de las preferencias, y en la que los ciudadanos no se pueden expresar con libertad sobre este tema. Habría sido interesante consultar acerca de la percepción que tiene la gente sobre la libertad con que se puede expresar sobre diversos temas.
Llama la atención la pregunta ¿Qué tan de acuerdo está usted en que las organizaciones populares participen en las elecciones a través de los partidos políticos?[7], la que tiene una dedicatoria particular, y cuyos resultados son prácticamente divididos en dos partes (poco más del 52% opina en contra). Esta pregunta, válida, parece tratar de determinar la legitimidad de la participación política de los sectores sociales, lo que pareciera un poco fuera de contexto dentro del marco de lo que se investiga (aunque el enfoque de la encuesta es muy general).
La otra cuestión es que, a pesar de que se habla reiteradamente de crisis, y de crisis política, no se consulta sobre las posibles vías de solución a las mismas. Además se omite el tema de la Asamblea Nacional Constituyente, un tema apoyado en dos ocasiones distintas por un amplio sector de la población (medio millón de firmas para la cuarta urna, y un cantidad superior a esta en la consulta ciudadana de 2010), seguramente valía la pena consultar al respecto, y sorprende su omisión en una encuesta organizada por un grupo muy afecto a la idea de la refundación del país. En contraste, si incluyeron preguntas menos relevantes como los medios de comunicación preferidos por la población.
Difícilmente podemos hacer un análisis de este extenso y valioso trabajo, pero si es importante que señalemos que el uso que han hecho de él los medios de la oligarquía local han sido intensivos[8], y dirigidos completamente a destruir la imagen del Partido LIBRE, lo que no es más que el aprovechamiento mediático de un evento que pretenden se convierta en acontecimiento, por lo pronto, queda claro que para un partido político que tiene las simpatías del pueblo pero ninguna cobertura mediática, el trabajo intensivo en todas las comunidades del país es imperativo.
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[1] Tabla No 26 del Documento “Percepciones sobre la situación hondureña en el año 2011”, página 14
[2] Tabla No 56 página 17
[3] Tabla 51, página 16
[4] Tabla 41, página 15
[5] Tabla 5, página 11
[6] En su opinión, ¿tienen capacidad los partidos tradicionales para seguir gobernando el país?, página 17
[7] Tabla 63, pagina 17
[8] http://www.proceso.hn/2012/01/24/Pol%C3%ADtica/Sorpresiva.picada.de/47491.html también se hizo eco de los resultados en Diario El Heraldo, y Canal 5