Mañana lunes 11 de julio del 2011 el pueblo dominicano expresará su rechazo a la situación que padece con un contundente paro nacional.
Cierto que el descontento contra el gobierno del PLD es enorme y que su gestión merece más que una huelga general de un día.
Cierto también que al gobierno de turno le caen densas culpas por lo que acontece, pero en verdad la responsabilidad en lo relativo al empobrecimiento de gran parte de la sociedad, a la crisis de todos los servicios públicos, a la corrupción y la narco-corrupción estatal galopante, a la degradación moral e infuncionalidad de las instituciones, a la depredación y contaminación del ambiente…es una responsabilidad compartida en el marco de un capitalismo en crisis mayor, de un modelo neoliberal destructivo de seres humanos y naturaleza, un imperialismo feroz, una clase dominante voraz y una partidocracia gobernante (balaguerista, peledeista y perredeísta) realmente perversa.
Por eso decimos sin titubeos que este presidente, esta dictadura bipartidista (PLD-PRD), este sistema…merecen que pasemos de esta expresión del descontento masivo (el paro nacional) al despliegue ascendente de la insumisión social, la desobediencia civil y la rebelión generalizada: al despliegue del poder de la indignación nacional capaz de derrotarlos.
La clave para contribuir eficazmente a la creación de una fuerza alternativa transformadora, esta precisamente en cuidarnos de que esta huelga (que hay que impulsar con todas las energía positivas) no la conviertan en una huelga electoral, solamente anti-PLD y, sobre todo, impedir que posteriormente opere como factor desmovilizador.
De ahí la importancia del después del lunes 11. Entender que en lo adelante -además de auspiciar múltiples, diversas y confluyentes energías movilizadoras y contestatarias- nos cuidemos de darle respiro al gobierno de turno o de ofrecerle a la dirección del PRD oportunidades de simulación, rehabilitación y lavado de cara; puesto que ella, es tan responsable del desastre nacional como lo han sido las del PRSC y el PLD.
Es fundamental, en consecuencia, la acción independiente de las izquierdas (políticas, social y cultural, intelectual) y las fuerzas transformadoras del país. Más aun ante la inminencia de unas elecciones dominadas por esos dos partidos, organizadas dentro de mecanismos antidemocráticos y tramposos, y llamadas a reproducir mas de lo mismo y cada vez peor.
Hay que empeñarse en transformar el descontento en indignación multitudinaria contra el sistema y crear poder alternativo desde el pueblo movilizado.