Golpes brancos do capital financiero / 1:
Agora é a vez da Hungria
Por Juan Luis Berterretche.
Hungría gobernada hasta abril del 2010 por los social-demócratas, transitó por los repetidos y previsibles caminos que en 2011 recorrerían luego Irlanda, Portugal, España, Grecia e Italia.
Luego de la total restauración capitalista post implosión de la URSS, Hungría consiguió mantener por algunos años un sistema de beneficios sociales a la población. En 2008, a partir de una leve infracción de los nefastos objetivos de Maastricht en materia de déficit (3,8%) se colocó en la agenda destructiva del capital financiero A fines de 2008, la troika que forman el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) impusieron al gobierno social-demócrata húngaro un Plan de Ajuste Estructural al estilo de los aplicados en Latinoamérica en la década del 80 del siglo pasado. Se trataba de la experiencia piloto en Europa de un modelo que luego se repetiría en otros países con ínfimas variaciones.
En contrapartida de un préstamo de 20.000 millones de euros para enjugar el déficit, la Troika impuso un aumento del IVA en 5 puntos, (el impuesto al consumo más retrógrado y que actualmente alcanza allí, el 25%); la edad legal de jubilación elevada a los 65 años; la congelación de los salarios de los funcionarios públicos por dos años; la supresión de un pago extra a los jubilados; la disminución de subsidios a la agricultura y los transportes públicos, etc. El FMI aportó 12.300 millones, la Unión Europea, 6.500 y 1.000 el Banco Mundial -que de esta forma adquiría el derecho de monitorizar la economía magiar-. El préstamo de la Troika multiplicó la deuda con sus intereses, transformándola en un cáncer de la economía que exige nuevos y sucesivos ajustes reaccionarios. Como pasó en otros países europeos de “segunda”, las medidas de austeridad inducidas por el FMI y la UE acrecentaron la oposición de la ciudadanía al gobierno social-demócrata y beneficiaron a la derecha conservadora, que ganó las elecciones legislativas de abril de 2010. Cualquier semejanza con los procesos políticos de Portugal, España y Grecia, no es casualidad.
El triunfo del nuevo primer ministro conservador, Viktor Orban, fue rápidamente saludado por la agencia de calificación de riesgo Fitch Ratings que destacó que su partido, el FIDESZ, habiendo obtenido la mayoría necesaria para modificar la Constitución, “representa una oportunidad para introducir reformas estructurales” /2. Obviamente se referían a reformas en el sentido retrógrado que exige el capital financiero internacional. La previsible derrota social-demócrata no solo permitió el triunfo de un primer ministro de conservador sino que allanó el camino a la extrema derecha (JOBBIK) que ingresó por primera vez al parlamento con un porcentaje del 16,6% del electorado.
Pero la derrotada experiencia social-demócrata alertó al gobierno conservador sobre las consecuencias que tendría para su partido continuar aceptando las exigencias del FMI. A mediados de 2010 el gobierno de Viktor Orban resistió nuevas medidas de austeridad contra la población para equilibrar el presupuesto, como exigía la Troika. Mientras diseñaba una tasa temporal sobre el conjunto del sector financiero, que recaudaría alrededor de 650 millones de euros por ejercicio durante 2010 y 2011, suprimió de hecho las prestaciones por desempleo, se ubicó en contra de las pensiones, destruyó el sistema sanitario, mientras restauraba arteramente el sistema complementario de sanidad privada,. De una manera aún más radical que sus predecesores neoliberales de la social-democracia, que únicamente soñaron con ello, pero cuyos proyectos se vieron minados por los mismos sindicatos que entonces apoyaban a Viktor Orban.
De inmediato el FMI se retiró de las negociaciones mientras los bancos amenazaban con retirar sus inversiones de Hungría. La disputa continuó durante todo el segundo semestre de 2010 y el correr de 2011. La crisis de la deuda griega y luego la amenaza de bancarrota italiana desplazaron a un segundo plano la resistencia a los ajustes del gobierno conservador húngaro. El riesgo de derrumbe del euro y de desintegración de la Unión Europea era más apremiante que disciplinar un país menor de la economía del continente y que no pertenecía al entorno de la moneda común.
En noviembre de 2011, mientras el compinche de Wall Street, Standard&Poor’s puso la deuda soberana húngara “bajo vigilancia negativa”, Viktor Orbán, alentado por el caos económico de Europa, declaró que “Hungría no necesita ningún acuerdo de préstamo con el FMI. Si el FMI regresa al país, yo me voy” /3.
Con Mario Draghi como presidente del Banco Central Europeo en representación de los banqueros liderados por Goldman Sachs; Christine Lagarde /4 en la dirección del FMI como agente de Wall Street y el complejo industrial-militar y dos “golpes blancos” exitosos: en Grecia con Lucas Papademos /5 y en Italia con Mario Monti /6, el escenario político europeo ha mejorado ostensiblemente en los meses finales de 2011, para la dictadura del capital financiero.
Es el momento entonces, de ocuparse de Hungría y del díscolo conservador Viktor Orban que ha tenido la osadía de aprobar con su mayoría parlamentaria del FIDESZ una reforma constitucional donde restringe la independencia del banco central húngaro. A partir de allí se interrumpieron las negociaciones con el FMI y la UE el 16 de diciembre pasado. Las dos instituciones consideran que el nuevo estatuto del Banco Nacional de Hungría pone en entredicho su independencia. Para el capital financiero es éste un ataque a uno de los pilares inalterables del neoliberalismo. Es el tema menos mencionado por los medios, pero sin lugar a dudas, el punto más irritativo para el sistema capitalista europeo. Paralelamente, el Parlamento ha instaurado una mayoría de dos tercios para modificar cualquier asunto fiscal, lo que hace mucho más difíciles las negociaciones al respecto.
Los grandes medios europeos hace algunas semanas que iniciaron una campaña para desalojar al primer ministro húngaro. Financial Times del 26 de diciembre pasado, alertaba contra la Ley de Estabilidad Fiscal aprobada en el parlamento magiar que imponía una tasa del 16% para el impuesto a la renta. Bajo el peyorativo título Hungría desafía a Bruselas y el FMI con la ley de impuesto plano. Le Monde el 04 de enero pasado pontificaba: “Frente a la deriva autoritaria y nacionalista del primer ministro Viktor Orbán, Europa no puede permanecer impasible”. Süddeutsche Zeitung, el diario de Munich recuerda que “los Estados Unidos consideran que la situación es preocupante hasta el punto de replantearse volver a retomar su programa en húngaro en Radio Free Europe, la antigua emisora de información para los países comunistas, mientras la UE parece no querer saber nada y continúa sus relaciones con el ‘demócrata Orbán’”. Los banqueros austríacos desde Der Standard de Viena destacan con alarma la caída del florín (forinto) húngaro frente al euro, el 05 01 2012.
Las tramposas calificadoras de riesgo también han hecho su aporte a la campaña. La agencia de calificación Fitch bajó el pasado viernes (06 01 2012) el rating de la deuda soberana de Hungría al nivel de BB+, lo que supone equipararla al “bono basura”. Además, el informe hecho público por la agencia sitúa en perspectiva negativa la deuda húngara, con lo que no descarta más rebajas en el futuro. Fitch es la tercera entidad calificadora que reduce la nota de la deuda soberana del país a este nivel. Moody’s anunció esa decisión el 6 de diciembre pasado y 15 días más tarde lo hizo Standard & Poor’s.
En Budapest las publicaciones, Magiar Narancs, Magyar Hírlap, Magyar Nemzet, el semanario conservador Heti Válasz, e incluso el diario de “centro izquierda” Népszabadság se sumaron a la campaña del “golpe blanco” de la Unión Europea, aconsejando al primer ministro a dimitir antes que se “desate la violencia”.
El escenario del “golpe blanco” contra Orbán está montado. Incluso la oposición consiguió orquestar una manifestación de protesta contra el autoritarismo del primer ministro, de unas decenas de miles en Budapest el pasado 2 de enero.
Como en Bulgaria, Rumania, Lituania y otros países de la desaparecida URSS el desencanto de la población está referido al sistema político europeo donde la democracia “representativa” vigente, funciona con la ultraderecha, la centroderecha, la “centroizquierda” y la “izquierda” turnándose en los gobiernos o juntos en gobiernos de coalición para aplicar el mismo programa anti-popular impuesto por la dictadura de los banqueros. Mientras en Bulgaria las últimas elecciones presidenciales se destacaron por un 60% de abstención y otro 20% de electores que vendieron su voto, en Hungría hoy el 54% de los electores declaran no apoyar ningún partido.
Montevideo 8 de enero de 2012.
Notas
1/ “Desde ahora, la Troika puede aplicar ‘golpes blancos’ en la Europa endeudada con los bancos de las naciones ‘triple A’ “…”Con Papademos en Grecia y con Mario Monti en Italia, dos neoliberales “atlantistas” subordinados al “sobredimensionado” capital financiero internacional, se está homogeneizando el panorama político europeo. Con un par de “golpes blancos” cambiaron dos gobiernos sin tener que realizar ninguna “amenazante” consulta popular”. Nuevas pautas en la “democracia” europea, Juan Luis Berterretche, 15 11 2011.
2/ Hungría: Fitch celebra el resultado electoral, Le Figaro, 26 abril 2010: http://www.lefigaro.fr/flash-eco/20…
3/ Sitio web hirszerzö.hu citado por Presseurop en su edición del 17 11 2011.
4/ Christine Lagarde fue abogada del bufete Baker & Mckenzie de Chicago, e integrante del Center for Strategic & International Studies (CSIS), el think-tank del lobby petrolero y la industria armamentista en EEUU. Desde el CSIS Lagarde defendió los intereses de Boeing y Lockheed-Martin en una venta a Polonia de cazas F-16 por 3.500 millones de U$S.
5/ Lucas Papademos, ex vicepresidente del Banco Central Europeo (2002-2010) profesor en la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard, con carrera académica en la Universidad de Columbia y doctorado en el Massachusetts Institute of Technology, el conocido MIT. Fue también economista sénior en el Banco de la Reserva Federal de Boston. Es miembro de la Comisión Trilateral desde 1998. Un neoliberal, “atlantista” puro, que transmite absoluta tranquilidad al mercado financiero.
6/ Mario Monti es director europeo de la Trilateral, el lobby neoliberal fundado en 1973 por David Rockefeller; tiene un post grado de economía en la universidad de Yale. Cumple entonces con la condición ineludible de neoliberal adiestrado en ajustes anti-populares en universidad estadounidense. Es asesor de los consejos de administración de FIAT y de seguros Generali. Y asesor internacional de Goldman Sachs y Coca Cola. ¡Qué más se puede pedir!
Imagem tomada de: http://vamosacambiarelmundo.org