Por Orlando Balbás.
Existen infinidades de afirmaciones, criterios e ideas del libertador Simón Bolívar que indican su trascendencia en el tiempo y su permanencia como guía en la generación de las políticas de estado en Latinoamérica y el mundo entero. Cumpliéndose este 24 de Julio de 2010 el aniversario de su nacimiento, el Padre de la Patria continúa siendo objeto de grandes discusiones y polémicas, aun más cuando el gobierno actual, presidido por el Presidente Hugo Chávez Frías, tiene sus bases de sustentación en la artillería de su pensamiento y por ello la Republica se denomina Bolivariana. A propósito, la exhumación de los restos del libertador para hacer los estudios correspondientes de su ADN y aclarar las dudas generadas por diferentes investigadores e historiadores en torno a su muerte, sirvió de instrumento para propagar a través de los medios de comunicación cualquier cantidad de estupideces y afirmaciones que solo están en las mentes corroídas de mala intención y en grado superlativo, conductas disociadas que los oposicionistas tomaron para desacreditar el proceso revolucionario. Se aplaude y apoya la actividad realizada por expertos y científicos que participaron en la toma de muestras de los restos del libertador Simón Bolívar y esperemos con paciencia los resultados de los estudios que en un tiempo de un año pudieran estar listos. Hay teorías que pasan desde el envenenamiento con arsénico, la suplantación del cadáver de Bolívar, hasta su fusilamiento en un barco de bandera estadounidense como lo afirmara Mier Hoffman de acuerdo a la lectura de la bitácora encontrada en documentos desclasificados del departamento de Estado norteamericano.
Pasemos entonces a citar, algunos de los siempre álgidos pronunciamientos del libertador, en este caso del discurso de la instalación del Congreso de Angostura, el 15 de febrero de 1819: “Señor: Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando convoca a la Soberanía Nacional para que ejerza su voluntad absoluta…solamente una necesidad forzosa, unida a la voluntad imperiosa del pueblo, me habría sometido al terrible y peligroso encargo de Dictador Jefe Supremo de la República… ¡Legisladores! Yo deposito en vuestras manos el mando supremo de Venezuela…Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerlo y el se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía…”
En la diatriba política, la oposición venezolana y extranjera, ha tergiversado de forma cínica, el objetivo y naturaleza esencial de estas expresiones, que se sitúan en un contexto histórico – político. Bolívar simplemente venía de ejercer una responsabilidad como dictador jefe supremo y evidenció la necesidad de ir estructurando la República democrática, estableciendo el congreso como el centro de las decisiones electorales para elegir un presidente que surgiera del consenso entre las partes involucradas en el proceso de independencia. El mismo libertador, quiso desaparecer la figura del jefe supremo por la madurez que adquirió la nación venezolana. El camino era el de la soberanía Nacional, obtenida en la lucha por la liberación de Venezuela y de toda la America del sur, ese era el proyecto de Simón Bolívar. No hay dudas que actualmente en nuestro país se realizan constantemente elecciones populares y universales y a las comunidades cada vez más, se les otorga espacios de participación. Mal puede alguno juzgar de dictadura o camino hacia ello, pues desconocería todo el proceso que implica constitucionalmente y en la práctica, descentralizar hacia las grandes mayorías que se organizan en consejos comunales y ahora unificarlos en comunas, para dinamizar la democracia y el poder popular. El libertador está hoy más vigente que nunca.