Se construye una base económica en Venezuela que rompe los esquemas tradicionales del crecimiento sin desarrollo y la propiedad sobre los medios de producción sin sentido social. Dentro del sistema capitalista, la riqueza es totalmente individualista, genera bienestar pero para un sector reducido de la sociedad, produciendo pobreza masiva y excluyendo a los trabajadores. El modelo político y económico implantado actualmente en nuestro país, está en contraposición con el permanente privilegio de las élites y esta razón va desplazando sistemáticamente a los grandes monopolios que abarcan la producción de bienes materiales para la vida.
Las cuestionadas expropiaciones, han servido por ejemplo, para democratizar la actividad agrícola, incluye a cientos de familias en el aparato económico y abre espacios a la sabiduría popular que fue invisibilizada. Se está demostrando la larga experiencia que tienen nuestros trabajadores en la construcción, agricultura, manufactura, pesca y otros.
En Europa y los Estados Unidos, se vive una grave crisis económica, demostrándose el fracaso del mercado. Este determina lo que se produce y como se produce, imponiendo los precios de los bienes de consumo. De esta manera, la desigualdad y la miseria surgen como un fenómeno muy propio de ese proceso de explotación del trabajo. La gran mentira del mercado benefactor se evidencia en los cordones de marginalidad de las inmensas urbes del mundo donde predomina el capitalismo, son verdaderos “apartheid”, en donde se desenvuelven millones de seres humanos sometidos a la dura tarea de sobrevivir como sea, aun a costa de la vida misma.
Hoy el compromiso debe consustanciarse con un cambio en el país y toda Latinoamérica. La alternativa para igualarnos es el Socialismo, la desaparición de la propiedad privada, la erradicación del negocio de la salud y la educación. Nacionalizar toda la banca, sin dejar brechas a los estafadores que se enriquecen a costa del esfuerzo de las familias que ahorran o depositan sus finanzas y luego los entes bancarios cierran y sus dueños desaparecen por arte de magia.
El Estado debe asumir y dirigir la conducción de todas las áreas de la producción, tomar las riendas absolutas del sistema educativo, para cumplir con la Constitución y la formación del nuevo republicano.
Los medios de comunicación deben asumir su rol de formar ciudadanos libres, amantes de la nación y conocedores de su historia y tradiciones, fortaleciendo la Identidad Nacional y masificar las ciencias y la tecnología. Acabar de una vez con el mito excluyente entre el trabajo manual y el intelectual. La transformación del modo de producción capitalista en socialista, es la verdadera revolución.
Por allí andan en campaña electoral los enemigos de la revolución bolivariana, hablan del “progreso”, pero pensando devolverle el poder a los ricos, mirarán con orgullo el padecimiento y los sufrimientos de los excluidos, los pobres y hambrientos
¿Volveremos al pasado de discriminación social? Hasta ahora parece difícil, este pueblo aprendió y participa activamente en el desarrollo nacional.