Las acciones efectistas siempre se hacen basadas en hechos impactantes que debiliten a los enemigos políticos. Esta afirmación es válida para cualquier coyuntura donde se desarrolle una situación en la búsqueda del poder utilizando vías legales o ilegales.
En Venezuela la campaña de la oposición para seleccionar su candidato a las próximas elecciones presidenciales tiene una característica común en todos y cada uno de los precandidatos: sus discursos se enmarcan en una andanada de acusaciones en contra del actual Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Los adversarios a Chávez hacen su publicidad teniendo como eje central la descalificación abierta a la Revolución venezolana. En este escenario electoral la guerra mediática toma como base, el fracaso del gobierno en la lucha contra la inseguridad, la construcción de viviendas y en la política petrolera. Las amenazas internacionales buscan declarar a Venezuela Estado forajido, para legitimar una intervención extranjera.
El plan consiste en desconocer las próximas elecciones del siete de octubre de 2012, crear el caos civil, la violencia, tal como lograron con los ciudadanos en Libia y Siria. Se olvida la oposición golpista, que no estamos en los Estados Árabes. América del Sur está en proceso de unificación y las relaciones internacionales de Venezuela indican una nueva realidad en la geopolítica latinoamericana y el mundo, muy positivas para nuestro país.
Las encuestas y estudios de opinión de las tendencias electorales a diez meses de las elecciones presidenciales son muy claras y contundentes. La victoria de Hugo Chávez va a ser indiscutible, de allí surge la teoría del caos como herramienta de los enemigos de la Revolución Bolivariana, para tratar de acceder al control del territorio venezolano con la ayuda de las fuerzas políticas y militares de los gobiernos opuestos al Estado humanista, en contraposición con el neoliberalismo.
Toda la campaña electoral de los precandidatos de la risible y caricaturesca “mesa de la unidad”, gira en torno a la figura del líder del pueblo venezolano. No hay propuestas nuevas ni convincentes. Sólo argumentan los mismos elementos asomados por Carmona Estanga, cuando asume la presidencia de facto el 11 de abril de 2002 durante el golpe de estado. Eliminarán la actual Constitución, destituirán todos los poderes públicos, reorganizarán las fuerzas armadas, volverán los dieciocho mil funcionarios que paralizaron a PDVSA. En fin, los conspiradores disfrazados de candidatos y sus asesores, conscientes de la imposibilidad de ganar las elecciones, se van por la calle del medio. Los revolucionarios deben pasar esta otra prueba y asumir con fuerza la defensa del proceso de construcción del Socialismo Bolivariano, contra los golpistas que siguieron libres después de hacerle tanto daño a Venezuela.
El año 2012, definirá el rumbo que tendrá Venezuela y Latinoamérica. El factor externo será fundamental en la campaña electoral de la oposición junto al factor mediático, que siempre es el protagonista en los planes desestabilizadores del país. La búsqueda de personajes ligados al paramilitarismo en Colombia para actuar en nuestra nación, es una forma de intervención.
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