España Una
Una unidad negada en cuatro idiomas
a la que nadie averiguó el acento
que por historia aplaude su esperpento
y que unitaria muerde hasta las comas.
Una unidad compendio de maromas
a cargo de un cuartel y de un convento
que a ello debe la plebe su sustento
y su botín los dos viejos sarcomas.
Una unidad cautiva, que se hereda,
como el cansino garbo de una farsa
a la que no le caben más estrenos.
Uniforme al rigor de la moneda,
una unidad que no llega a comparsa
y por cantar de más canta de menos.
España Grande
Una grandeza a bordo de un fecundo
mondongo de porqueros y piratas
dados a la rapiña en sus regatas
por las aguas de América y el mundo.
Pantomima de un soplo moribundo
que no sobrevivió a las garrapatas,
varices de un hidalgo en alpargatas
patán a veces, casi siempre dundo.
La fábula de fustas y de riendas
narrada por la más ilustre escoria
bajo palio, tricornios y peinetas,
que instituye por miedo a las enmiendas
la amnesia colectiva a la memoria
de la grandeza oculta en sus cunetas
España Libre
España es una grande y libre España,
un delirio febril bajo un pingajo
que se urdió por las armas y a destajo
en la urgencia de obrar una patraña.
Un exabrupto en traje de campaña
para que se nos lleve quien nos trajo.
Una puesta de sol sobre un gargajo
que no discierne un crimen de una hazaña
Una leyenda negra que no escampa
tutelada al favor que imponga el clero
y sus pardas guerreras adhesiones
España es una grande y libre trampa
que se dejó la historia en el tintero
y sin más argumento que cojones.
(De Gara)