La ex directora del Instituto de Salud Pública de Santiago (ISP), Ingrid Heitmann, reveló que el gobierno de Augusto Pinochet dispuso de toxinas botulínicas capaces de eliminar a miles de personas.
En una entrevista que la doctora Heitmann dio a la agencia alemana DPA, dijo que las toxinas estaban escondidas en un subterráneo del ISP, ubicado a un costado del Estadio Nacional en Santiago.
Heitmann, que dirigió el ISP entre 2007 y 2010, afirmó que “eran dos cajas llenas de ampollas con toxina botulínica, suficientes para matar a la mitad de Santiago”. Añadió que “se podía matar a muchísimos, pero no sé cuantos”.
La ex directora del ISP dijo que las ampollas permanecieron en secreto en el subterráneo del instituto durante 27 años y cuando se les descubrió fueron incineradas en 2008, sin informar al entonces gobierno de Michelle Bachelet ni a la justicia.
La existencia de estas toxinas era desconocida. “La Policía de Investigaciones fue muchas veces al ISP, pero no las encontró”, indicó Ingrid Heitmann. “No revisaron nunca el subterráneo”, concluyó. Según el cable DPA, las toxinas ingresaron desde Brasil.
La doctora Heitmann, que fue detenida y torturada dos veces en la dictadura, se declaró “espantada” al conocer la existencia de estas ampollas.
La decisión de destruirlas la tomó sin pensar que “pudieran ser importantes para un proceso judicial, no se sabía lo de Frei”, señaló en referencia al caso del ex Presidente que murió en la clínica Santa María en 1982, al parecer envenenado.
Hasta el momento sólo se conocía el uso de gas sarín y de talio por parte de los organismos represivos de la dictadura. En el caso de Frei Montalva, se sospecha que se usó talio y, en menor medida, la toxina botulínica.
La toxina botulínica es una neurotoxina emanada por la bacteria Clostridium Botulinum y provoca una parálisis muscular progresiva. Basta una cantidad ínfima para matar a una persona y una sola ampolla arrojada dispersada sobre una ciudad podría matar a miles.
Puede aparecer accidentalmente en latas de conservas ya vencidas y diluida en cantidades infinitesimales se usa como bótox en aplicaciones cosméticas. Está prohibida por las convenciones de Ginebra y de Armas Químicas.
Foto: Reuters
Todo, pero todo puede esperarse de este asesino.