La teoría de cómo liberar la nación latinoamericana de Honduras de la dictadura narco estatal en la que se encuentra postrada, la resumen en elecciones democráticas con la participación de nueve partidos políticos, cuyos cantos demagógicos comienzan a sonar, pero un hondureño describe la falsedad de este trillado discurso.
Por Ronnie Huete Salgado.*
Latinoamérica, 19 de abril. Las disposiciones en la construcción de una Honduras libre de las cadenas invisibles del esclavismo moderno, se han concentrado en discursos sedientos de agua para aliviar la sed de la pobreza con propuestas coherentes y no decoradas con demagogia.
Pero la sed de la pobreza en esencia quien la conoce, no son sus politiqueros etiquetados en la burda derecha o la burocrática izquierda. Recientemente conocí a “Miguel”, cuyo nombre real no revelare por razones de seguridad.
Miguel vende pan desde hace 30 años, actualmente tiene 49 años de edad es padre de familia de cuatro hijos, jóvenes desempleados que aguardan pacientemente la llegada de su padre, todas las tardes cuando el avasallador calor de este verano infernal, calma su furor.
Su casa es protegida por cuatro perros guardianes, quienes al sentir el olor de su amo salen latiendo con alegría para recibirlo, son las cinco de la tarde aún el sudor que expele el cuerpo de Miguel, transmite el cansancio que provoca el caminar por varios barrios populares de Tegucigalpa, cargando consigo varias cajas repletas de pan para vender.
Sí, la venta de pan es así comenta Miguel, antes de regalarme una bolsa de semitas que amablemente me compartió para seguir con la amena conversación.
Ciudad peligrosa
“Miguel” vive en las faldas del picacho de donde se divisan los enormes cerros forestados de miseria, y muy pocos edificios tapizados por el lujo sangriento del capitalismo. “Miguel” vive específicamente en la “José simón azcona” cuyo barrio colinda con el popular barrio Canaán y el Reparto por arriba.
Sectores catalogados de sumo peligro en la Tegucigalpa de este siglo, tildada como una de las ciudades más peligrosas del mundo.
El nombre del barrio en donde vive Miguel hace honor a un ex presidente hondureño de ascendencia española, que aportó en gran manera a las grandes desigualdades humanas que existen en esta segunda década del siglo XXI, y cuya descendencia “azcona” sigue los mismos pasos de explotación y sobrevivencia del erario.
Miguel me invitó a su casa, muy alegre me comentó que recién había hecho unas reparaciones en su techo y que ya tenía paredes en donde habitar, puesto que antes era una semi choza que el mismo había construido y ahora recién reparó.
El amable señor, cuya piel quemada por el sol le ha proporcionado una fuerte resistencia de vida que sólo él puede describir, me comenta que la lluvia es una bendición de Dios, pero que años atrás al no poseer un techo, parecía lo contrario, puesto que sus hijos en ese momento niños, padecían las enfermedades que sólo la miseria puede provocar.
El sabor de la comida
Miguel me presenta a su esposa, alegremente me recibe, me aprieta la mano con una fuerza que solo la rudeza de la vida puede brindar, “María” como la llamaremos por seguridad, me pregunta si tengo hambre y antes de responderle me sirve en un plato plástico, frijoles, arroz y una taza plástica de café, coma me dice, siéntase en su casa.
Los hijos e hijas de miguel son jóvenes adultos, todos graduados del colegio y con muchas aspiraciones y sueños que parecieran inalcanzables en la sometida Honduras, cuya dictadura moderna se encarga se asesinar a los que luchan por liberarse de las cadenas invisibles de la esclavitud.
Miguel es tapicero de oficio y sus hijos también, de inmediato me muestran las magnificas obras de arte que poseen y que han construido gracias al ingenio creativo que poseen y los grandes esfuerzos que han hecho para comprar la materia prima.
Para fabricar estos muebles me comenta Miguel a veces comemos salteado, pero cuando logramos vender uno de ellos, disfrutamos más el sabor de la comida, que surge del esfuerzo que hacemos.
Sus hijos describen que a veces muestran los muebles en la calle “parchamos” como le dicen ellos, para exponer los muebles y así venderlos, porque la zona en donde viven no les permite conseguir clientes.
Lacayos de Ricardo Álvarez
Sin embargo los últimos días de “parcheo” han sido estropeados por las amenazas de la Alcaldía municipal, que se encarga de desalojar a cualquier vendedor que busca el trabajo.
Sí, que busca trabajar y no delinquir como muchos funcionarios públicos han hecho teniendo a sus anchas una infinita impunidad y respaldo de la sociedad burguesa, acostumbrados a sembrar el miedo y el terror a través del crimen organizado y el narcotráfico, quienes son los verdaderos gobernantes de estas Honduras.
“Miguel” comparte que la humildad y la paz son los valores que deben de prevalecer entre los humanos, porque la vida es de resistencia. “Miguel” y “María” han inculcado a sus hijos el trabajo y a no creer en los vacios discursos de los politiqueros, y que ahora disfrazados en una falsa izquierda, sólo conocen la resistencia o la revolución a través de los lujosos viajes que realizan o en las conversaciones que desarrollan junto a la derecha extrema para “salvar a Honduras”.
Esos viajes financiados con la cooperación internacional o por el propio gobierno de Porfirio Lobo Sosa, hacen posible que sus discursos sean escuchados desde Sudamérica, cuyo contexto predica la “revolución” y la miseria que desconocen, pero que bien hacen alarde de ella para vivir y comer por ella.
Esa soberbia que caracteriza a estos personajes de esta seudo-izquierda, sólo son dignos de lastima, ante la verdadera revolución y resistencia que los hondureños pobres libran para sobrevivir el día.
Animales de pezuña
Invito a estos seudo revolucionarios que conozcan en esencia los barrios en donde realmente se desata la lucha de clases, y no la politiquería comercial que les permite frecuentar los altares del comercio y el consumismo a los que ellos mismos denigran en sus discursos, pero que en esencia disfrutan a sus anchas.
Lo más digno que pueden hacer ciertos “animales de pezuña” que se alimentan de la izquierda hondureña, desde hace décadas es retirarse o tener la dignidad de no mencionar el nombre de la pobreza o la miseria, para saciar su hambre de poder, porque luego se convierten en igual o peor que la derecha fascista actual.
Miguel es desinteresado a la política, dice que nunca ha votado, pero sí cree en la lucha real que le hace resistir la vida, que ofrece la segunda nación más pobre de América latina, Honduras.
Los hijos de Miguel el día de ayer fueron desalojados frente a la Embajada de Taiwán, situada en las lomas del guijarro, los lacayos del ineficiente y tristemente célebre alcalde de la capital hondureña, Ricardo Álvarez fueron enviados a combatir a los pobres, a correrlos y a decomisar los muebles que habían fabricado para vender.
Pero gracias a la intervención de algunos periodistas independientes extranjeros y un hondureño, los jóvenes pudieron conservar su trabajo de tapicería.
Tierras inseguras
Esa es la revolución diaria que emprenden los sin trabajo, los sin dinero, los cansados de ser explotados y que ahora enfrentan cara a cara al enemigo de clase, sí, a esa burguesía terrorista inculta, que es capaz de asesinar por mantener o incrementar su ambición de poder.
Sí, esa oligarquía que enamora a seudo revolucionarios con un poco de las migajas que caen de la mesa del poder que lideran.
La conversación con Miguel fue larga, rápidamente la noche cayó en la sometida Tegucigalpa, lo que me imposibilito salir de la casa de Miguel, puesto que la delincuencia que camina libre en el entorno del barrio que habita Miguel, comienza la guerra que a diario lideran por el control total de la zona.
Los disparos son parte del sonido común en la noche y en la madrugada, dice Miguel, y al amanecer, es normal observar uno de los tres vehículos que posee la Morgue Judicial para levantar los muertos que amanecen en tierras inseguras.
Difícilmente se puede hablar de paz en una nación en donde la delincuencia prolifera en complicidad con las autoridades, no se puede hablar de paz donde el estomago es doblegado por el hambre, es imposible mencionar la paz en donde no hay trabajo, es prohibido hablar de paz para los que quieren generarse trabajo propio, porque son sometidos a la crueldad de la tortura pública, es imposible hablar de paz en donde el derecho a la educación es irrespetado, no se puede hablar de paz en cerros cuyo entorno es dominado por la pobreza, en fin, muchos se llenan la boca de que la lucha debe ser pacifica, sin embargo esa palabra sólo es un antónimo de lo que en esencia se vive.
Esta historia es parte de una serie, del trabajo independiente que realizó el Periodista latinoamericano Ronnie Huete Salgado, quien desarrolló una investigación silenciosa internándose en los sectores más peligrosos de Tegucigalpa y Comayagüela, cuya capital es catalogada como una de las ciudades más peligrosas del mundo.
Ronnie Huete es Periodista de Centroamérica, Honduras. El autor de este artículo es corresponsalía voluntaria de la revista Caros Amigos editada en são Paulo, Brasil para Centroamérica, La Agencia informativa Latinoamericana Prensa Latina, Kaos en la red y el portal http://desacato.info editado en Florianópolis, Brasil.
Cualquier atentado o amenaza para el autor de este artículo es responsabilidad de quienes representan y gobiernan el Estado de Honduras.