La lluvia de asesinatos en Honduras ya es una tempestad normal que es abrazada por algunos defensores de derechos humanos, quienes se encargan de convertirla en una caja fuerte, para que no se mojen las millonarias donaciones que reciben.
Latinoamérica, 30 de sep. Mientras organismos de derechos humanos no gubernamentales y oficiales de Honduras decoran sus discursos en pro de los derechos humanos, en ese país se registró una tasa anual de homicidios de 86,5 por cada 100 mil habitantes en 2011 y su estadística tiende a ascender.
El discurso de estas empresas disfrazadas de súper héroes de los derechos humanos ya no es creíble ante el mundo, puesto que sus palabras y estadísticas representan su mano extendida para que la cooperación internacional llene sus bolsillos.
La creación de una Secretaria de Justicia y Derechos Humanos, se resume en un fracaso ante el incremento de los asesinatos de abogados, periodistas, campesinos, y todo ciudadano hondureño que lucha por sobrevivir o se opone a la dictadura que vive ese país centroamericano.
Sin embargo, lo más vergonzoso es escuchar a dirigentes de derechos humanos escudarse en una bandera roja y negra o con simbolismos etiquetados en la izquierda para decir que su corazón, es puro y sus intenciones son las más nobles.
Tiro en la cabeza
Lo mismo ocurre con el oficialismo, quienes condenan y se autoproclaman procuradores de derechos humanos, no obstante el irrespeto a la vida en un país de 8 millones de habitantes se incrementa.
Algunos organismos oficiales y no gubernamentales de derechos humanos en Honduras pareciera que esperaran con ansias a una persona asesinada, torturada, desaparecida o con un tiro en la cabeza, para salir golpeando su pecho “puro” y vivir de los muertos.
Sus actuaciones son más inhumanas de quienes se han vuelto expertos en arrebatar la vida de los ciudadanos en Honduras. Si las víctimas son abogados, periodistas o cualquier sobre nombre que el sistema utiliza para levantar una clase social, los activistas de los derechos humanos, levantan la voz y politizan el tema a su favor o para extender la mano.
En una reciente conversación con una alta funcionaria de derechos humanos en Honduras, hizo énfasis que es necesario recibir cualquier tipo de agresión o ser un titulado universitario para defender sus derechos humanos, de lo contrario eso sería imposible.
Humano burgués
Hasta el respeto a los derechos humanos en Honduras tiene clase, se debe ser licenciado para defender la vida de un ser humano, pero que pasa con la mayoría de las personas que habitan en una nación en donde estudiar es un lujo.
O con los campesinos del Bajo Aguán en el Caribe hondureño o en la Isla Zacate Grande en el pacifico de Honduras, en donde las personas en su mayoría, o son pescadores o agricultores y en gran parte no han tenido acceso al estudio.
Estas poblaciones que conforman la mayoría en Honduras, junto a los pueblos originarios y afrodescendientes, son las más vulnerables en perder la vida, puesto que aun se mantiene la herencia colonial de la extinta corona española y su abandono para el cumplimiento de sus derechos es latente.
Su olvido ha traído como consecuencia que sus asesinatos engrosen las estadísticas que tanto hacen alardes organismos de derechos humanos oficiales y no gubernamentales, quienes con sus lágrimas de cocodrilo extienden la mano ante el mundo para pedir sumas millonarias de dinero.
Mellizos de la sociedad
Negociar con los muertos asesinados ya es un estilo de vida que puede pagar las escuelas bilingües de sus hijos, sus consultas médicas en el exterior o en clínicas privadas, sus lujos, en fin todo lo que merece un revolucionario del siglo XXI o un burgués retrógrada, ambos mellizos de la sociedad.
La convulsión de este mundo violento, específicamente en Honduras, ha hecho posible la edificación de un sentimiento bizarro en donde el hambre de las grandes mayorías o el irrespeto a sus vidas sólo son estadísticas que justifican millonarias donaciones.
Mientras el ciudadano común se hace más fuerte para sobrevivir a la peor de las violencias registradas en Honduras y en el mundo, sin embargo de ¿cuántos millones será la próxima negociación con los muertos?
Que la conciencia de cada uno de estos organismos y sus representantes sea su juez, y que el Estado a través de sus líderes, es decir el pueblo sea el reflejo de algunos de estos seudo-defensores de los derechos humanos, para que recuerden de donde provienen.
*El autor de este artículo es corresponsalía voluntaria de la revista Caros Amigos editada en são Paulo, Brasil para Centroamérica, La Agencia informativa Latinoamericana Prensa Latina, Kaos en la red y el portal http://desacato.info editado en Florianópolis, Brasil.
Imagen: http://archivo.elheraldo.hn
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