Por Alberto Rabilotta.
Este martes los quebequenses fueron a las urnas y además de la derrota del gobernante Partido Liberal de Québec (PLQ) dirigido por Jean Charest, el resultado fue un ajustadísimo triunfo del Partido Quebequense (PQ) dirigido por Pauline Marois.
Las elecciones en la “Belle Province”, como se define a sí misma la provincia de Québec, siempre son algo más que comicios provinciales. En varios momentos los resultados de las elecciones en Québec tuvieron impacto histórico en Canadá, en América del Norte, y hasta mundial en lo tocante a la implantación del libre comercio y el neoliberalismo.
Pero comencemos por el comienzo, un vistazo a los resultados a los partidos políticos quebequenses.
Los resultados electorales
La victoria del PQ es tan corta (54 de los 125 diputados de la Asamblea Nacional de Québec), que el futuro del gobierno de Pauline Marois estará en manos de la oposición desde el primer día de la apertura de los trabajos de la nueva sesión parlamentaria, cuando los nuevos diputados sean llamados a efectuar el tradicional voto de confianza en el nuevo gobierno. Este ha sido el peor resultado posible para el PQ, según algunos observadores.
El independentista y socialdemócrata PQ recibió el 31.9 por ciento de los votos, apenas más que el 31.2 por ciento de los votos que tuvo el federalista y conservador PLQ de Jean Charest, que iba a la búsqueda de un cuarto mandato consecutivo, y que ganó en 50 de los 125 distritos electorales.
En el distrito electoral de Sherbrooke, donde fue electo y reelecto en tanto que candidato Conservador a nivel federal de 1984 a 1998, y a partir de esa fecha como candidato Liberal a nivel provincial, el saliente primer ministro Jean Charest fue derrotado por un candidato del PQ.
Esta derrota de Charest obligará a los Liberales a buscar un nuevo jefe mientras que la comisión presidida por la jueza France Charbonneau investiga casos de corrupción que tocan al PLQ, lo que augura que los Liberales estarán debilitados por años a venir.
La tercera fuerza, con 19 diputados y el 27.1 por ciento del voto popular, es el nuevo partido Coalición Avenir Québec (CAQ) dirigido por François Legault, ex ministro del PQ que por sus recetas simplistas y cortantes puede ser enmarcado dentro del “populismo conservador” típicamente norteamericano, reaccionario tanto en lo social como en lo económico.
Resurgimiento del populismo conservador
En cierta medida el CAQ revive, como el partido Acción Democrática de Québec (ADQ) a partir de los comicios del 2007, las raíces de ese “populismo conservador” que antiguamente vehiculaba el partido del Crédito Social en Québec y en Alberta, y que habían casi desaparecido con la polarización que a partir de los años 70 se cristaliza entre independentistas del PQ y federalistas del PLQ.
Esta polarización ocupó todo el espacio político hasta finales de los 90 y redujo a la marginalidad la expresión política del populismo conservador, lo que en la práctica significó que esa y otras tendencias conservadoras, así como las tendencias progresistas, para sobrevivir se incrustaron en los dos partidos principales.
Lo mismo sucede a nivel canadiense y hasta la desintegración del antiguo Partido Conservador Progresista (PCP) en 1993 por las políticas del primer ministro Brian Mulroney, liberándose de esta manera los remanentes del antiguo populismo conservador, que renacen a finales de los 80 en Alberta con la creación del Partido de la Reforma (PR).
Es a partir de la experiencia del PR que en el 2002 el actual primer ministro de Canadá, Stephen Harper, lanza el partido Alianza Canadá, que un año más tarde le servirá de trampolín para alcanzar -por medio de una coalición con los remanentes del PCP-, la dirección del actual Partido Conservador de Canadá (PCC).
¿Surgimiento de una izquierda quebequense?
En las elecciones federales del 2011 resurgió a nivel canadiense, y por el masivo voto de los quebequenses que lo convirtieron en la segunda fuerza política en el Parlamento de Ottawa, el Nuevo Partido Demócrata (NPD).
De manera mucho más discreta en las elecciones del pasado martes en Québec se cristaliza como una fuerza política reconocida el partido Québec Solidario (QS).
El partido QS, que tiene una ambiciosa agenda de transformaciones socioeconómicas y también reivindica la independencia de Québec, pero no a partir de un estricto punto de vista nacionalista, como el PQ, estará representado en la Asamblea Nacional quebequense por sus dos dirigentes, Françoise David y Amir Khadir.
Con el 6.0 por ciento de los votos a escala provincial, pero mayormente concentrados en Montreal, donde ganó dos distritos electorales (Amir Khadir en Mercier y Françoise David en Gouin), el partido QS tiene una experiencia acumulada, un importante núcleo de militantes y una coyuntura favorable para constituirse en una opción política perdurable y de peso.
En la elección federal del 2011 los votantes quebequenses desertaron el Bloque Quebequense (BQ), el partido que defiende la plataforma independentista del PQ en el Parlamento canadiense, para apoyar al NPD, y este viraje masivo puede ser algo más que un cambio político circunstancial.
En los últimos meses cientos de miles de estudiantes vienen librando una dura lucha contra el alza del costo de los estudios superiores decidido por el gobierno de Charest, y este movimiento concitó un amplio respaldo popular, que se manifestó en los “cacerolazos” y las manifestaciones espontáneas en Montreal y otras ciudades.
Ciertamente que esto creó un contexto favorable para Québec Solidario, que desde el comienzo apoyó las reivindicaciones estudiantiles, pero también es cierto que eso no se reflejó en el voto del martes pasado porque muchos simpatizantes de QS “votaron útil” en la mayoría de los distritos electorales, para derrotar a los Liberales y elegir a los más probables ganadores, o sea los candidatos del PQ.
Como se puede ver, y como uno escucha de los propios estudiantes, esta lucha ha sido una “marcante” experiencia política para muchos jóvenes, no solo por la arbitraria legislación destinada a reprimirlos y por la brutal represión policial, sino fundamentalmente por los debates políticos que animaron los estudiantes, por sus esfuerzos para respetar los principios de la lucha y conciliar los diferentes intereses en juego de los estudiantes, y el fascinante trabajo de organización que permitió tal movilización.(1)
Para conocer el futuro mira cómo votan en Québec
Mientras que el resultado concreto de esta elección es un gobierno del PQ “con las manos atadas”, porque es minoritario, carece de aliados que le permitan alcanzar una mayoría en los votos decisivos e incluso puede caer en cualquier momento, la tasa de participación electoral fue del 72 por ciento, un fuerte repunte frente al 57.4 por ciento de las elecciones del 2008.
La alta participación de los votantes quebequenses en elecciones y referendos ha servido, en varios momentos decisivos, para definir el rumbo de la política canadiense.
Evadiendo escribir sobre el debate constitucional, sobre la eventual soberanía de Québec que desde 1976 viene marcando la política de esta provincia, y de Canadá en muchos aspectos, vale precisar que fue el electorado de Québec y políticos provenientes de Québec quienes modularon la política y la sociedad canadiense en las décadas que van desde finales de los 60, con el liberal Pierre-Elliott Trudeau, pasando por los 80 con el conservador Brian Mulroney, y desde 1993 hasta el 2005 con los liberales Jean Chrétien y Paúl Martín.
Los 15 años de Trudeau, diciéndolo de manera breve, completan el “Estado benefactor” al ampliar a nivel nacional la socialización del sistema de salud. El país se moderniza, se amplía el papel del Estado en la economía y Canadá adopta una política internacional con algún margen de independencia –en ciertos temas- respecto a Washington.
Pero en lo constitucional, por su concepción de un federalismo basado en el multiculturalismo y excluyente de cualquier idea de independencia para Québec, entre otras cosas más, la era de Trudeau es una de confrontación creciente con la mayoría francófona de Québec, como lo muestra el referendo que en 1980 lanzó el gobierno del PQ para pedir a los quebequenses un mandato para realizar la independencia. Un referendo que el PQ perdió.
Es el electorado quebequense en 1984, al votar masivamente por el Conservador Brian Mulroney para desalojar a los Liberales del gobierno de Ottawa, que hace entrar a Canadá en el “eje anglosajón” y neoliberal de Margaret Thatcher y Ronald Reagan.
Mulroney logra el apoyo del PQ (interesado ya en integrarse a la economía estadounidense para no ser cortado de la economía canadiense en el caso de una independencia de Québec) para impulsar las negociaciones del primer Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos y Canadá, y dos veces Mulroney obtiene el apoyo masivo del electorado quebequense para reelegirse y poder firmar el TLC con Estados Unidos (1988) y la inclusión de México (TLCAN) en 1993.
La era Mulroney se termina en medio de escándalos por corrupción, de divisiones entre las diferentes corrientes del PCP, de escisiones que llevan por un lado a formar el primer y único partido independentista quebequense a nivel federal, el Bloque Quebequense (BQ), y otras que alimentan el ya naciente movimiento del populismo conservador federal en Alberta.
En las elecciones de 1993 el PCP se derrumba y prácticamente desaparece del Parlamento canadiense.
Después de retirar masivamente el apoyo a los Conservadores en las elecciones federales de 1993, el electorado quebequense da un giro radical y vierte su apoyo al BQ, el partido nacido de la escisión del PCP, pero el voto del resto de Canadá permite el retorno de los Liberales a Ottawa, con la elección de Jean Chrétien.
En las siguientes cinco elecciones federales y hasta su desplome en las del 2011, el BQ logra la mayoría de la representación de diputados de Québec en el Parlamento de Ottawa.
Desde su llegada a Ottawa Chrétien ratifica el TLCAN y continúa la política de libre comercio, pero da prioridad al saneamiento de las finanzas públicas, restablece una política monetaria para estimular la substitución de importaciones industriales que mejora la situación de la industria, aumenta las exportaciones y crea más de dos millones de empleos, y adopta una política exterior menos fijada sobre las exigencias de Washington, como demostró su rechazo a participar en la invasión de Irak en el 2003.
La década del gobierno liberal de Chrétien fue nuevamente, en el plano político y constitucional, una sucesión de confrontaciones con los independentistas del PQ, comenzando con el referendo sobre la independencia de 1995, que el PQ perdió de justeza y en el cual el gobierno federal intervino ilegalmente con fondos, lo que provocó el escándalo que puso en crisis el final del mandato de Chrétien y el breve paso de Paúl Martín (2003-2005) como primer ministro, y que llevó al desplome del PLC en Quebec, del cual aun no se ha recuperado.
En el 2006, cuando es electo el conservador Stephen Harper al frente de un gobierno minoritario, los conservadores solo ganan diez de los 75 diputados federales de Québec, resultado que se repite en el 2008.
Y en el 2011 los votantes quebequenses dan otro viraje, rechazando el neoliberalismo a ultranza de Harper, y para ello abandonan masivamente el BQ, que de 49 diputados electos en los comicios del 2008 cae a 4 diputados en los del 2011.
Los votantes quebequenses también abandonan a los Conservadores (que de 10 diputados bajan a cinco), a los Liberales (que de 14 diputados bajan a siete) y hacen elegir 59 diputados del NPD, o sea más de la mitad de la bancada neodemócrata en Ottawa.
¿Y que nos dice el resultado de la elección en Québec?
El resultado de la elección de este martes en Québec nos muestra el estado de la situación y un electorado que, como se ha visto en el pasado, parece presto a dar un viraje “a la primera de cambio”, sin preaviso.
El estado de la situación es un gobierno del PQ minoritario, sin poder ni capacidad de alianzas que le permitan gobernar con un programa propio y respetar sus promesas, un gobierno que tampoco caerá fácilmente porque su principal adversario, el PLQ, por el momento tratará de evitar otra elección y una peor derrota.
En otras palabras, estamos en un momento de gran fluidez política, con fuerzas políticas desgastadas y sin opciones que presentar en una provincia muy sensible al contexto político nacional, regional e internacional, y por otra parte un electorado impaciente, y una juventud que se radicaliza como en los momentos que precedieron los virajes políticos en los años 70.
Antes y después de 1976 el fundador del PQ, René Lévesque, me dijo en varias entrevistas que tuvimos que él concebía la independencia de Québec en el contexto de la descolonización, de la recuperación de la soberanía política que permitiera establecer la justicia social y la independencia económica, razón por la cual cada vez que podía me interrogaba sobre todo lo que este periodista podía saber sobre la situación del movimiento de los países no-alineados (NOAL).
Pero el PQ, donde convergían diversas tendencias nacionalistas y algunas de ellas conservadoras y pro-estadounidenses, rápidamente abandonó el ideal de Lévesque.
Lo que me lleva a pensar que ahora, con un QS que rescata los elementos socioeconómicos de ese ideal y que atrae el interés de los jóvenes, como el PQ a mediados de los 70, sería imprudente descartar un viraje “en la primera de cambio”.
Montreal, Canadá.
– Alberto Rabilotta es periodista argentino – canadiense.
(1) NdE: Respecto a la lucha estudiantil, ver el artículo http://www.alainet.org/active/56714, que es parte de la revista “Juventudes en escena”.
http://alainet.org/active/57733&lang=pt
Foto: http://pt.euronews.com/2012/09/05/quebec-independentistas-ganham-eleices/