La expresión que construye el título de este artículo corresponde a una infeliz declaración a los medios de comunicación, emitida por la alcaldesa de Maracaibo Evelyn Trejo, militante del partido un nuevo tiempo y esposa del ex gobernador del Zulia, Manuel Rosales. Se refería a la tragedia de la refinería de Amuay como una celebración. Parece que la explosión en esa industria petrolera les alegró tanto que perdieron todo sentido de humanidad y sindéresis pensando que derrocaban al presidente Chávez. Se descubre cada vez más la intención de los que quieren volver al poder.
¿Fue una afirmación inconsciente? ¿Fue premeditada esa expresión macabra y necro política?
Actualmente en Venezuela se vive una confrontación decisiva para el devenir de este país y de Latinoamérica toda. Se están confrontando en una batalla cruenta dos modelos de sociedad, una que se niega a morir, pero que está agonizando y otra que emerge desde los más profundos sentimientos de un pueblo que lucha por su liberación.
En todo el mundo, se conoce el sentimiento de cambio que condujo al pueblo venezolano a buscar una alternativa distinta a la ofrecida por los partidos de la derecha y decidió el triunfo de Hugo Chávez Frías, por la construcción de una nueva política social, por nuevos hombres e ideales.
La economía de mercado quiere ser instaurada y con ello acabar con la inclusión de las mayorías, desviar la nueva visión geopolítica de unidad latinoamericana, desaparecer los beneficios sociales y devolver a manos de los banqueros ladrones fugados a Miami la banca nacional.
Se trata de la batalla entre los anacrónicos esquemas del puntofijismo en contra de las nuevas formas de hacer política. Por ello es mentira que el candidato de los grandes grupos económicos de Venezuela y las grandes potencias capitalistas, represente algo innovador. Es falso de toda falsedad. Ese patiquín del este de Caracas, se reviste de un lenguaje demagógico y chabacano. Le falta decir el viejo chiste electoral: “les voy a hacer un puente y si no hay río, también haré el río”
Recuerda mucho ese candidato que asalta embajadas, al extinto Carlos Andrés Pérez, en su segunda campaña su lema era “con los adecos se vive mejor” y resultó que cuando ganó las elecciones, lo primero que hizo fue aplicar las medidas del Fondo Monetario Internacional o el paquete neoliberal, provocando el famoso caracazo, dejando cientos de muertos en las calles de la capital de Venezuela en el año 1989.
No debe existir ninguna duda. En un supuesto negado triunfo de Radonski, vendrá la persecución, represión y muerte al pueblo venezolano, para poner en práctica los planes de privatización de las empresas del Estado y volver a dejar en manos de FEDECÁMARAS y el gobierno de los Estados Unidos nuestra economía. Para ello los medios de comunicación juegan su papel adormecedor. Tratan de imponer la idea del progreso como un contrasentido del bienestar social aplicado por el Comandante Chávez. A Radonski hay que decirle como hizo Roberto Malaver, parodiando al personaje de los dibujos animados: ¿“Qué hay de nuevo viejo”?