El comandante Chávez tiene el mérito de haber dado inicio al proceso hacia la revolución emancipadora en Venezuela; actualizando el debate sobre la necesidad y posibilidad del socialismo en este siglo, y abriéndole espacios al sueño bolivariano de Patria Grande liberada.
Chávez, que con su admirable rebeldía ya está en la galería de honor de la historia, genera hoy una positiva valoración popular que lo incorpora como importante factor dentro del promisorio contexto nacional y continental, pendiente de otras transformaciones cruciales.
Un dirigente de ese calibre y calado popular –más allá de cualquier error cometido o diferencia puntual- es merecedor del mayor respaldo a los esfuerzos por la superación del problema de salud que lo afecta, a fin de que pueda seguir aportando.
Todos los seres humanos de buena voluntad –especialmente los/as combatientes por una sociedad mundial justa y solidaria- debemos expresar votos por su plena recuperación.
Concomitantemente con esa valoración y ese deseo, debemos rechazar categóricamente la pérfida cruzada por el retroceso político desplegada por un imperialismo, una oligarquía y una derecha feroces y des-humanizadas, capaz incluso de colocar en las paredes de la ciudades venezolanas consignas tan asquerosas como “!viva el cáncer!”
La historia indica que no hay procesos irreversibles. Que tanto la sedición contrarrevolucionaria como errores de sus fuerzas conductoras, pueden abrirles cauces inéditos al pasado perverso.
Carriles y sus sustentadores representan la vuelta a ese pasado mafioso, oligarca y re-colonizador. Y piensan no solo en los votos que le faltan (pues no le alcanzan ni alcanzarán), sino –sobretodo- en medidas apropiadas para aplastar la esperanza que la Venezuela bolivariana representa para América y el mundo.
Aprecio que el poder imperialista estadounidense y sus aliados están empecinados en ese propósito, calculando no solo su impacto regresivo en Venezuela, sino también en un continente cada vez más insumiso. Incluso no dudo que su consuetudinaria maldad haya tenido que ver con los recientes cánceres “magnicidas”.
La hora es para unificar fuerzas y voluntades colectivas, para desatar energías positivas en favor de la salud de Chávez, con la firme determinación de derrotar en cualquier escenario o circunstancia la contrarrevolución imperialista-oligárquica-derechista.
Los pueblos y la concentración de sus capacidades convertidas en conducción colectiva, no solo tienen energías creadoras para suplir limitaciones y carencias temporales y para cerrarle el paso al retroceso ominoso, sino también para profundizar los cambios.
La clave está en la creatividad en medio de las dificultades y en la fuerza multitudinaria que asuma la consigna: ¡No pasarán!