Por Alberto Rabilotta.
Este texto es el resultado de una entrevista, precedida de conversaciones en Montreal y Francia, con Yakov Rabkin, profesor de historia de la Universidad de Montreal y autor del libro “Contra el Estado de Israel. Historia de la oposición judía al sionismo”, Editorial Planeta, Buenos Aires, 2008.
Periodista: Cuando vemos el problema del Oriente Medio la tendencia es a analizarlo como un problema específico entre Israel y los palestinos, o a enmarcarlo como un asunto regional, cuando en realidad estamos viendo que “la cola mueve al perro”, o sea que la política de Israel hacia los palestinos está determinando políticas de alcance global del imperialismo y las antiguas potencias coloniales…
Rabkin: Me parece que la situación de Israel hay que verla en términos del contexto mundial y explicar por qué Israel goza de un apoyo tan incondicional de todas las elites internacionales, lo que se manifestó muy bien en el voto unánime (que marcó la entrada de Israel) en la OCDE, unos meses después del ataque a Gaza. Ningún país, ninguno de los representantes de los 30 países que votaron, ni México ni Turquía o Japón, votó en contra ni se abstuvo, lo que quiere decir que Israel representa algo muy importante para el mundo occidental, para las elites del mundo occidental.
Y también hay que ver que está sucediendo en el interior de la sociedad israelí, porque lo que alcanzó a hacer Benjamin Netanyahu cuando era ministro de Finanzas es convertir lo que era una economía israelí más o menos igualitaria en una economía neoliberal con disparidades económicas tal vez más agudas que las de cualquier otro país de la OCDE, sin que hayan habido huelgas importantes o mucha resistencia. Y la receta no es nueva ni la inventó Netanyahu.
En la sociedad israelí siempre existió el pavor del enemigo exterior, o más bien del “enemigo étnico”, porque muchos palestinos son también ciudadanos israelíes. Es por eso que el gobierno israelí siempre aduce que la más difícil situación económica se explica por las necesidades de seguridad, y es así como en muchos aspectos Israel ha funcionado durante sus 63 años de existencia. Y esto provoca admiración en las elites occidentales.
Asimismo debemos considerar el enorme peso específico de los militares en la sociedad israelí, muy superior al que los militares tienen en cualquier otro país de la OCDE. Y esto simboliza más abiertamente el lazo entre el complejo militar-industrial y los gobernantes. Este lazo también existe en Estados Unidos, pero es menos visible. Por ejemplo, el primer ministro Netanyahu no viene de la institución militar, pero está rodeado de ministros que pertenecieron al Ejército, que fueron generales o coroneles.
Periodista: Hay una fuerte proporción de militares en la estructura de poder de Israel…
Rabkin: Muy alta, en efecto. Sobre todo porque el ejército israelí jubila obligatoriamente a sus oficiales a la edad de 45 años, lo que proporciona un potencial enorme de militares de carrera de 45 años que no tienen problemas económicos porque disponen de una muy generosa pensión del Ejército y pueden ocuparse de otras cosas. Esto crea una capa social muy importante que se vincula con las empresas industriales, que en gran parte también son de seguridad y del complejo militar, y luego esos oficiales retirados entran en el Parlamento…
Periodista: Lo que estás diciendo es que el Ejército es una escuela de formación de cuadros para el sistema israelí.
Rabkin: Exactamente. O como se decía en la ex Unión Soviética, el sindicato es la escuela del comunismo. Hay que incorporar estos elementos en el análisis porque son importantes. Israel, y esto es obvio desde hace tiempo, juega un papel geoestratégico importante como cabeza de puente de los intereses occidentales, junto al Egipto de Mubarak, Jordania, Arabia Saudí, con Marruecos en el Oeste, pero hay que destacar que Israel es el más fidedigno aliado de Occidente…
Periodista: Y en todos sentidos el más europeo…
Rabkin: Exacto, es el único aliado europeo. Pero tampoco debemos olvidar que en Occidente hay simpatía hacia sociedades fundadas sobre el modelo del colonialismo europeo, como son los ejemplos de Estados Unidos, Canadá y Australia. Para las elites occidentales Israel representa la continuación de la tradición de las políticas de usurpación de tierras y de la exterminación de las poblaciones indígenas, porque de cierta manera todos los conquistadores y colonizadores se han comportado como el pueblo elegido. Es por eso que dicen que Israel tiene el derecho específico al concepto de pueblo elegido.
Yo sostengo que la formación de Israel no tiene sus orígenes en el judaísmo ni en la tradición judía, y menos aún en la experiencia de vida de los judíos. Sus orígenes están en el colonialismo británico del siglo 19, en el protestantismo con su lectura literal de la promesa de tierras en la Biblia. No debemos olvidar que la “tierra prometida” de Israel no era única. La idea de que hay “tierras prometidas” para los blancos no es nada nuevo: Tasmania figuró como la tierra prometida para los blancos, Estados Unidos fue la tierra prometida para los blancos, para citar dos ejemplos.
De nuevo subrayo que quienes crearon el sionismo y la ideología que fundó el Estado de Israel estaban en revolución abierta y explicita contra el judaísmo. La justificación que mantenía Ben-Gurión (1) cuando decía que “la Biblia es nuestro mandato para esta tierra”, estaba destinada a un auditorio de religión y cultura protestante. Pero la Biblia también sirvió de justificación para ocupar tierras y desalojar la población local en África del Sur, en Tasmania y en otros lugares. Y por supuesto lo mismo sucedió en América latina.
Periodista: Nos encontramos en medio de una coyuntura de grandes crisis y transformaciones del capitalismo, de grandes reacomodamientos después del desmoronamiento de la Unión Soviética, con la emergencia de nuevas potencias regionales que están alcanzando influencia global, como China, pero también con la emergencia de ambiciones coloniales de países europeos, como demuestra la guerra para efectuar un cambio de régimen en Libia. Parecería que entramos en una nueva etapa de rapiña por territorios, mercados y recursos naturales. Y en este contexto me pregunto en qué medida Israel, con sus políticas hacia los palestinos y su desprecio de las leyes internacionales –que se manifiesta en el uso masivo de su poderío militar y las ejecuciones de oponentes- no constituye desde hace tiempo el laboratorio de esta nueva era de rebatiña de tierras, mercados y recursos naturales que está manifestándose en varias regiones del mundo. Israel contraviene las leyes internacionales y los derechos humanos universales con total impunidad y al desnudo, sin tapujos, y suscita la admiración de las elites occidentales.
Rabkin: Hay que resaltar que es muy paradójico, porque Israel fue el último en llegar a la cola del colonialismo, y además este colonialismo israelí se presentó como formando parte de una lucha de liberación nacional, aprovechándose de los 14 principios del presidente Woodrow Wilson (2), pero al mismo tiempo Israel sirve de vanguardia de la nueva etapa, que confronta los países blancos, de origen europeo, a los demás países.
Israel ha influenciado la política estadounidense, pero no en el sentido de la influencia del cabildeo sionista sobre el Congreso de Washington, y tampoco en el sentido del “complot judío” y todo lo demás. La influencia que Israel ejerce sobre Estados Unidos se debe a que proporcionó el ejemplo de cómo se pueden manejar la política exterior y militar, y desde los sucesos del 11 de septiembre del 2001 Washington está haciendo exactamente lo que Israel venía haciendo desde hace tiempo y bajo la crítica anodina de Estados Unidos.
Por ejemplo, tenemos la práctica que los israelíes califican de “targeted assasinations” (opositores marcados para ser asesinados), que no era una práctica reconocida en Estados Unidos, porque nunca reconocieron si habían asesinado o intentado asesinar a un opositor. Ahora han incorporado abiertamente esa práctica, como muestra el ejemplo reciente de Osama bin Laden, un caso típico porque el individuo estaba en la cama, desarmado y pudo ser detenido sin ningún problema, pero lo mataron a la manera israelí, como un “targeted assasination” israelí.
Y fue así porque a Washington nunca le interesó juzgar a Bin Laden, sino matarlo. Esta impunidad con la cual Estados Unidos está actuando al atacar objetivos en países soberanos me parece resultado del ejemplo israelí, y es interesante ver que cuando el gobierno estadounidense expresó algunas críticas hacia el gobierno egipcio de Mubarak, al principio de la movilización popular que finalmente logró derrocarlo, en Israel se oyeron voces influyentes que criticaban a Obama porque estaba “traicionando los valores occidentales”. ¡Miremos quiénes estaban hablando! ¡Y también lo dijo el rey de Arabia Saudí, otro “pilar” de los valores occidentales!
Estados Unidos se convierte en discípulo de Israel en lo tocante a las relaciones con los países árabes, y sabemos que Israel ha servido de modelo para formar a marines estadounidenses en la base militar de Okinawa (Japón), que Israel exporta la competencia de seguridad al mundo entero, y de veras son muy buenos en lo que deviene cada vez más importante para las sociedades occidentales: control de la población, control de grupos disidentes o enemigos.
El hincapié sobre la violencia ha sido la práctica más corriente de toda la historia del movimiento sionista desde antes de la existencia del Estado de Israel. Desde que los sionistas llegaron a Palestina crearon los hechos con métodos violentos. Después de la Segunda Guerra Mundial los países occidentales, por varias razones y entre ellas la descolonización y la Guerra Fría, por momentos abandonaron esa práctica. Pero Israel nunca la abandonó y de cierta manera preservó el “impulso” occidental de ocupar, destruir e imponerse.
Si durante una época los occidentales se sintieron incómodos en hacerlo abiertamente, sobre todo porque en un contexto de Guerra Fría debían hacer como que jugaban el papel de “descolonización” y sus etcéteras para no “perder” África o América latina frente a los soviéticos, ahora ya no tienen necesidad alguna de seguir restringiendo el uso de la fuerza y la violencia.
Periodista: La existencia misma de un “campo socialista” frenaba ciertos tipos de acciones o de comportamientos en las relaciones internacionales…
Rabkin: Cierto. Pero en alguna medida se preservó en un lugar muy pequeño, como Israel, el “virus” occidental del uso de la fuerza para someter o colonizar a otros pueblos, y ahora ese virus está propagándose. No es de origen israelí ni de origen judío, es de origen europeo y fue muy bien preservado en Israel, que fungió como hospedante de valores occidentales que son tan agradables al rey de Arabia Saudí, quien los está aplicando con la represión en Bahrein.
Periodista: El sistema capitalista enfrenta ahora problemas internos de funcionamiento que son casi insolubles en el contexto del desarrollo alcanzado en esta etapa de avances tecnológicos de globalización de las economías y de dictadura del capital financiero. Los graves problemas del desempleo, la exclusión social para la mayoría de los jóvenes y la baja de los niveles de vida de los trabajadores, jubilados y las clases medias no pueden ser resueltos en el sistema actual, sin hablar de los problemas del cambio climático y la destrucción del medio ambiente, entre otros problemas más que amenazan el futuro de la humanidad, y en este contexto que apunta a movilizaciones e insurgencias populares, como estamos viendo en España y vimos en Egipto, Túnez y otros países del Oriente Medio, da la impresión de que los países occidentales recurrirán cada vez más a formas de opresión, al autoritarismo o el totalitarismo, y en ese sentido las prácticas internas y externas de Israel parecen ser un “ejemplo útil” para esos países.
Rabkin: Son muy útiles y en realidad Israel recurrió a la violencia desde su origen, mientras que en países como Canadá se perdió esa determinación de usar la violencia contra su propio pueblo. Pero esa determinación está renaciendo, como vimos durante la reunión del G20 en Toronto (2010), se usó la violencia más allá de los límites que conocíamos en países tan pacíficos como Canadá.
Podemos ver la vinculación en la cooperación que en materia de seguridad tiene Canadá con Israel, una vinculación que es bien visible aun con un África del Sur pos-Apartheid, como fue el caso durante la Copa Mundial de Fútbol. Las compañías israelíes de seguridad ganaron la licitación para la seguridad de ese evento en un país en el cual las disparidades económicas han aumentado después de la caída del Apartheid, lo que de por sí explica que en África del Sur hayan multiplicado por cuatro el número de policías. Hay que controlar esta población afectada por el crecimiento de las disparidades económicas, y el problema es el mismo aunque el gobierno sea blanco, negro o amarillo.
Y seguramente veremos lo mismo en otros países, e Israel está en una muy buena posición para vender competencias y equipos, para enviar instructores en materia de represión y control de la población, porque este es el producto número uno de exportación de Israel.
Y nuevamente, Israel ha funcionado como un laboratorio donde se puso en el refrigerador lo que durante décadas no se podía mostrar, y que ahora se saca del refrigerador para usarlo. Israel ha servido no solamente de laboratorio sino de depósito de algo que tenía que ser escondido, que olía mal. Y ahora está exportando algo maloliente que es de origen europeo pero que durante algunas décadas los occidentales por diversas razones no pudieron o se atrevieron a utilizar.
Periodista: En efecto hasta los 60 la brutalidad de los países colonialistas contra las poblaciones civiles en África, Asia y otras partes del mundo eran noticia cotidiana en los diarios, como yo mismo recuerdo. Luego vino la ola de descolonización que junto a la existencia de la Unión Soviética permitió contener parte de esa brutalidad, pero ahora con la desaparición de la Unión Soviética y China en la vía capitalista y participando de alguna manera en la carrera por apropiarse de los recursos globales, es evidente que esas prácticas han vuelto a formar parte del arsenal de Estados Unidos y sus aliados europeos, y quizás hay que ver el caso de Israel en ese contexto…
Rabkin: Hay una evolución en esa dirección. Pero también tocaste aspectos internos que conciernen a esas sociedades occidentales. Debido a la lucha por la descolonización el racismo olía mal y no podía ser mostrado ni aceptado públicamente, pero ahora resulta que ya no huele tan mal. Estamos regresando a una realidad y a un discurso étnico-racista, exclusivista, religioso, islamofóbico, y las formas que asume depende de la sociedad, pero lo que es indudable es que la derecha étnica y racista va ganando más popularidad, como se ve claramente en Europa, en Estados Unidos y en Canadá.
El hecho de que un pastor protestante en Estados Unidos quería quemar el Corán demuestra la insatisfacción económica de las capas sociales inferiores está siendo canalizada hacia el enemigo étnico-religioso, que es siempre imaginario, como sucedió en el caso extremo de los nazis que decían que los judíos estaban controlando el mundo y que por eso había que exterminarlos.
Este fue un caso extremo, pero lo que no es un caso extremo y lo que el fundador de Israel Theodor Herzl sabía muy bien, es que hay que erigir una muralla para proteger los intereses occidentales, y lo dijo abiertamente. Y también hay que recordar que Chaim Weizmann, el primer presidente de Israel que anteriormente fue un activista del movimiento sionista, en gran parte influenció a Arthur Balfour cuando éste era Secretario de Relaciones Exteriores (1917) de Gran Bretaña.
Para convencer a Balfour de que el sionismo era algo bueno para el imperialismo británico, Weizmann usó entre otros el siguiente argumento: el sionismo atraerá a muchos judíos, porque si no los atraemos serán muy activos en el movimiento socialista y comunista, lo que era verdad. Esto se refleja en la carta de Balfour a Walter Rosthchild, porque a veces se nos olvida que la Declaración de Balfour fue en realidad una carta a Rosthchild.
Desde sus orígenes el sionismo sirvió a los intereses del imperialismo y hay hechos concretos para probarlo. Había intereses de clase muy concretos y eso concuerda con el esquema general de que siempre el nacionalismo étnico ha permitido a las clases dirigentes controlar la población y canalizar el descontento en una dirección que no perjudique los intereses de las clases dirigentes, No es nada nuevo, pero funciona muy bien.
Israel siempre ha funcionado de esta manera y nunca pasó a la época de valores liberales de igualdad de derechos para todos. Hasta casi mediados de los años 60 los palestinos que habitaban en el Estado de Israel estaban bajo un régimen militar, con un toque de queda que no les permitía circular después de las 18:00 y siendo general Ariel Sharon autorizó matar a palestinos que por razones diversas no podían regresar a sus casas antes de las seis de la tarde. Israel funcionó así con plena admiración de la izquierda socialdemócrata europea.
Es muy fácil echarle la culpa exclusivamente a los partidos de derecha. El papel de la izquierda socialdemócrata en el desenvolvimiento de la política de Israel hasta llegar a su estado actual es muy importante. Hasta hoy el Partido Laborista de Israel es miembro de la Internacional Socialista. Y me parece que hay una responsabilidad de la izquierda europea, que ya casi no existe pero que existía en los años 50 y 60 y que defendía y admiraba a Israel mientras ignoraba completamente la expulsión de los palestinos árabes en 1948, el toque de queda hasta los años 60 y otras cosas más. Esa izquierda se despertó en 1967.
Pero en la guerra de 1967, y aun con la ocupación de los territorios que provocó tanta emoción, Israel se comportó de manera mucho más moderada que en 1948, cuando hizo expulsiones masivas de palestinos, mató a palestinos y destruyó sus casas. En el caso de la guerra de 1967 tomó bastante tiempo para que se aplicara el derecho para los israelíes europeos de colonizar las tierras que quisieran en los territorios ocupados.
El Estado israelí muestra el camino de cómo se puede encontrar o crear el enemigo interno y externo para poder neutralizar -en nombre de la seguridad y lucha contra el terror – cualquier oposición a las políticas internas o externos de los gobernantes.
Periodista: Se ha borrado bastante de la memoria histórica que el racismo de los nazis existía simultáneamente, a veces en proporciones importantes, en la mayoría de las sociedades occidentales, en Europa y América del Norte…
Rabkin: Se habla mucho del papel de Estados Unidos en la lucha contra los nazis y por la libertad, pero durante la segunda Guerra Mundial y hasta más tarde las unidades militares estadounidenses estaban segregadas, los blancos por un lado, los negros y amerindios en el otro, para hablar claramente, y la segregación en la sociedad estadounidense coexistía con una política exterior favorable a la descolonización. Y también debemos recordar que el antisemitismo, el antigitanismo, el antiislamismo, todo eso es parte de la tradición de intolerancia y arrogancia europea, que se manifestó desde el conquistador Hernán Cortez hasta los peregrinos británicos que a partir del siglo 16 se instalaron en Estados Unidos, Australia y otras regiones. Por todos lados fue lo mismo.
El hecho de que en los años 60 y 70 hubo una “pausa” en esta continuidad de intolerancia y arrogancia eurocentrista se debe en parte a que la Guerra Fría abrió una ventana que está cerrándose. El multiculturalismo que se practicó durante esas dos o tres décadas ha sido declarado por los gobernantes del Reino Unido, Alemania, Suecia, Holanda, Francia y otros países como un fracaso y una política que se debe abandonar. Todos estos países van en la misma dirección porque hay estas disparidades económicas internas, hay más desempleo y exclusión, y hay que encontrar rápidamente el chivo expiatorio.
Periodista: Hablando de chivo expiatorio. Para quien lee algo de lo que publica la prensa israelí, y yo no leo las publicaciones de los colonos y extremistas (3), lo increíble es ver que se habla sin tapujos en términos racistas, que se reivindica el eugenismo. Para quien hemos leído un poco la historia de los siglos 19 y 20 es casi inimaginable ver que ideas fascistas, racistas, están circulando en grupos influyentes de la sociedad israelí. ¿Cómo interpretar esto?
Rabkin: En gran parte el multiculturalismo y los valores liberales que se implantaron después de la segunda Guerra Mundial vienen de una interpretación del genocidio nazi, y esta interpretación sugiere que para evitar este tipo de tragedias hay que respetar los derechos humanos independientemente de la raza, religión, etcétera. De ahí la Declaración de los Derechos Humanos de Naciones Unidas de 1948.
Y estas reglas fueron bastante bien respetadas. Pero no es la única interpretación del genocidio nazi. También se puede interpretar el genocidio nazi de otra manera, de que desgraciadamente en ese entonces los judíos éramos muy débiles y que por eso nos mataban. Y en consecuencia debemos ser más fuertes para que esto no vuelva a suceder. Conceptualmente no hay contradicción, se trata simplemente de efectuar un cambio de papeles, de cambiar la correlación de fuerzas.
Esto lo escribí en un diario alemán para el día del 60 aniversario de Israel, diciendo que Alemania aprendió la lección y fundó una sociedad liberal, democrática, progresista, mientras que Israel aprendió oficialmente la segunda lección, de que tenemos que ser fuertes para defendernos, sin fiarnos en los principios liberales, democráticos y pluralistas.
Una visión muy cínica, que es entendible. Y por eso no me sorprende que en los círculos de la derecha israelí se maneje hoy el eugenismo. Siempre se manejó el eugenismo. Hay que entender que en política interior de Israel la integración de los judíos árabes o árabes judíos de países musulmanes, los sefardíes, se hacía con muchísima dificultad porque no eran europeos. La discriminación contra los no europeos dentro de la sociedad judía de Israel ha sido enorme. Hay toda una literatura sobre eso y no es nada nuevo.
También, por ejemplo, desde que se comenzó a construir el país se habló de “material humano”, del “buen material humano”, del “menos bueno material humano”. Hay que entender que en los años 30 el eugenismo sobrevivió en la sociedad sionista que existía en Palestina. Hay libros que podemos citar, y que cito en la versión más reciente de mi libro, hay artículos de Raphael Falk, quien escribe sobre el eugenismo en la historia sionista. Esto no es algo nuevo y por eso no me sorprende que ahora se hable así en círculos israelíes.
Nuevamente, lo que fue prohibido, mal visto y olía mal en el mundo occidental, se conservó bastante bien en la sociedad israelí.
Periodista: Lo que muestra una contradicción absoluta e irreconciliable del sionismo con la esencia misma del judaísmo…
Rabkin: Los sionistas siempre han dicho que el sionismo es una revolución contra la tradición judía, contra el pasado judío, y una revolución es evidentemente ruptura, es negación. Vladimir Lenin nunca pretendió que su legitimidad reposaba en el hecho de que era nieto de los Romanov. Su legitimidad era la revolución. Para mí es muy cómico ver que Netanyahu, quien es una persona perfectamente laica, que transgrede uno de los 10 mandamientos, basa su argumentación para la ocupación y expansión territorial de Israel en el derecho divino. Como también fue el caso de Ben Gurión, quien era ateo.
Me sorprende que el apoyo que Occidente da a Israel, sobre todo en Estados Unidos, provenga en gran parte de los sionistas cristianos, que en Estados Unidos son 50 millones de personas, casi cuatro veces más que la totalidad de judíos en el mundo, unas 13 millones de personas.
Hay una continuidad entre el protestantismo de los siglos 18 y 19 y el sionismo de hoy día. Mientras que hay una ruptura entre el judaísmo del siglo 19 y el sionismo. Me parece una evidencia que tratándose de un régimen revolucionario, en el caso del sionismo, no existe continuidad con el pasado.
Periodista: El sionismo abandonó los principios morales del judaísmo, que impregnan los del cristianismo e islamismo, pero estos principios fueron desde el siglo 19 y siguen siendo actualmente parte del sustento moral de las ideas socialistas, lo que a mi parecer explica las simpatías y la participación activa numerosos judíos en los movimientos obreros y revolucionarios desde el siglo 19 en adelante. Dicho de otra manera, era posible transferir a nivel de la realización social los principios morales provenientes de la religión judía…
Rabkin: Cierto, hubo sionistas que eran atraídos por ese tipo de sionismo, como Albert Einstein y Martín Buber, y en su mayoría eran judíos alemanes, que en Israel son considerados como muy inocentes. Es interesante destacar que ningún judío alemán, con todo el enorme papel que han jugado en la construcción de la industria israelí, el sistema judicial y la cultura israelí, ningún judío de origen alemán jugó un papel importante en la política israelí, que ha sido un terreno exclusivo para judíos ruso-polacos, o sea para los judíos del antiguo imperio ruso, que incluía Polonia y los Estados Bálticos.
Quienes verdaderamente crearon la sociedad israelí, los Ben Gurión, Weizmann, tenían una visión revolucionaria en el sentido de que había que imitar a quienes perseguían a los judíos. Vladimir Jabotinsky (4) por ejemplo, admiraba a Benito Mussolini, y hay que entender que en los años 30 del siglo pasado hubo instancias de colaboración entre el régimen nazi y las organizaciones sionistas para organizar granjas de formación para el movimiento sionista en Alemania, y que fue Adolf Eichmann (5) quien estaba a cargo de formar los sionistas que partirían a Palestina.
Esto demuestra que hay cierta compatibilidad conceptual y que ambos eran guiados por valores liberales prácticos, estos son los puntos comunes. Otra vez, no hay que exagerar, no hay que comparar o pensar que Israel se comporta como la Alemania nazi, lo cual sería absolutamente falso, pero hay que entender que hay compatibilidades conceptuales entre las lecciones que los sionistas que fundaron Israel sacaron de la segunda Guerra Mundial, y lo que se practicó durante un tiempo en Europa, un tiempo que está terminando…
Notas
1.- David Ben Gurión, el primero en ejercer –a partir de mayo de 1948- la función Presidente del Consejo de Estado Provisional y de primer ministro de Israel.
2.- Woodrow Wilson, presidente de Estados Unidos de 1913 a 1921 y autor de los “14 principios” que fueron la base del Tratado de Versalles de 1919 que puso fin a la primera Guerra Mundial, entre ellos el principio de la autodeterminación de los pueblos.
3.- Para ejemplo ver los siguientes portales: http://www.israelnationalnews.com/ ; http://www.israel7.com/ ; http://www.youtube.com/watch?v=2U92n1DRR7g
4.- Vladimir Jabotinsky, nacido en Ucrania y fundador del grupo sionista Irgún, que utilizó métodos terroristas contra los ocupantes británicos y la población palestina.
5.- Adolf Eichmann, oficial nazi directamente implicado directamente en los planes de exterminación de los judíos.
La Vèrdiere, Francia.
Fuente: Alainet.org
Parabéns pela matéria.
Gostaria de informar que o livro de autoria do prof. Yakov Rabkin mencionado na matéria foi publicado no Brasil com o título Judeus contra judeus- A história da oposição judaica ao sionismo, pela editora Acatu e pode ser adquirido em livrarias da rede Cultura, Livrarias Travessa em todo o país, ou solicitado diretamente à editora Acatu, pelo email [email protected] ou por tel. 11 4702 3940.
Obrigada! Não sabíamos que existia o livro em português, com certeza muito valioso e de uma clareza poucas vezes vista em relação a este assunto.