El Partido Popular (PP) ha ganado la mayoría absoluta en el congreso español tras las elecciones de este 20 de noviembre. Los 186 diputados con que contará en el Congreso el partido encabezado por Mariano Rajoy le harán disponer de una cómoda mayoría -absoluta, la llaman los medios- para gobernar sin necesidad de alianzas. La otra fuerza del bipartidismo ibérico, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), cierra su mandanto con un descenso en el favor de los electores que los hace caer de 169 a 110 diputados.
Pero al verlos juntos en el voto popular (no el del Partido de ese nombre, sino el del total de los ciudadanos) la suma de PP y PSOE pierde diez puntos en comparación con las elecciones de 2008: un 73% frente al 83% que tenían en la legislatura anterior, y el abstencionismo de los electores creció un 2% para abarcar al 29% de las personas con derecho a votar. En términos de votos, el PP creció apenas medio millón mientras el PSOE perdió más de cuatro millones de papeletas a su favor.
Descontando los votos nulos, del total de 35 millones de electores, sólo 10, 8 millones (apenas el 30%) han votado al PP pero gracias a un sistema electoral que favorece a las grandes maquinarias políticas, España contará con un gobierno de derecha que se hace llamar como tal, luego de tener otro que ha perdido el poder por hacer políticas de derecha llevando el nombre de “socialista” y “obrero”.
Interesante que la fuerza política que más crece -algo que muchos atribuyen al desgaste del PSOE- sea la izquierda que se hace llamar como tal. Izquierda Unida obtuvo casi 1,7 millones de votos, lo que le permite pasar de 2 a 11 diputados, mientras la izquierda nacionalista vasca -Amaiur- obtiene 7 diputados, superando al Partido Nacionalista Vasco que desciende de 6 a 5 escaños.
En su comparecencia tras la victoria electoral, Mariano Rajoy, el futuro presidente del gobierno español, reconoció que enfrentará “la más delicada coyuntura en que se haya encontrado España en los últimos treinta años”. La “más delicada coyuntura” es que el país se encuentra en una profunda crisis económica, con un desempleo que ronda el 20% y que en el caso de los jóvenes duplica esa cifra.
Rajoy, que gusta decir que “hay que gestionar los fondos públicos como Dios manda”, declaraba la pasada semana al diario El País que “habrá que recortar en todo” para cumplir con el 4,4% de déficit público. En referencia a las imposiciones de la Unión Europea, no ocultaba su obediencia a los mercados que recientemente han impuesto sus gobiernos -sin urnas mediante- en Grecia e Italia: ”todo el mundo tiene que saber que para mi Gobierno será prioritario cumplir los compromisos que España ha asumido en Bruselas”.
En cuanto a su política exterior, Rajoy ha mostrado sus simpatías por la monarquía marroquí, que asesina y tortura impunemente, diciendo “Marruecos es un país que ha hecho avances en materia de derechos humanos y que está intentando generar progreso económico” para inmediatamente afirmar: “En Cuba yo quiero democracia, quiero libertad, quiero derechos humanos”.
Los cubanos las queremos, más que el señor Rajoy, pero no como nos ordenan los mercados ni sus marionetas como él. Quien comenzará a gobernar en España en nombre de una minoría para imponer las recetas que los banqueros y los dueños de las transnacionales ya gestionan en Grecia e Italia, no tiene nada que enseñarnos. Adelantamos nuestra solidaridad con quienes en las calles de España han sido víctimas de la más brutal represión por reclamar “Democracia real Ya” y que seguramente ahora la sufrirán más cercana al estilo de Marruecos. Veremos cómo le va al señor Rajoy, gobernando “como Dios manda”, en un país cada vez más cansado de que le vendan como democracia algo en lo que ya muchos han dejado de creer. (Publicado en CubAhora)