Por Joan Cañete Bayle.
Por no tener, el barco pesquero abarrotado en el que viajaban las 700 personas que naufragó el domingo en la peor tragedia migratoria jamás vista en el Mediterráneo, esa fosa común, no tenía nombre. O al menos no he sido capaz de encontrarlo, así que me imagino a todos los líderes mundiales apesadumbrados, a todos los generadores de opinión en Twitter atribulados y a todos los opinantes y tertulianos azorados porque no van a poder popularizar un hashtag solidario, tipo #JeSuisCharlie o #BringBackOurGirls, con el que expresar su empatía, solidaridad y, qué demonios, simpatía con las 700 víctimas, ” hombres y mujeres como nosotros, hermanos que buscan una vida mejor, hambrientos, perseguidos, heridos, explotados, víctimas de guerras, que buscan una vida mejor”, en palabras del Papa Francisco, ese antisistema.
Por no tener, los 700 muertos tampoco tienen nombre. Entendedme: claro que tenían nombre, seguro que habría Mohammeds y Fatimas, Khaleds y Noors, pero tener esos nombres es como no tener ninguno. No queda bien, #JeSuisMohammed. Cosas de la pobreza, tampoco podremos recurrir al anglicismo de que tenemos que hacer el esfuerzo de ponernos en sus zapatos, porque en realizada no tenían ni para zapatos. Descalzos, vestidos con copias falsificadas de camisetas de equipos de fútbol europeos (qué desfachatez, cuánto daño hace la piratería a nuestras economías) y el estómago vacío: así los tiene la pobreza y así los cogen las mafias para aprovecharse de su desesperación.
Tal vez por ahí nuestros atribulados buscadores de hashtag encuentren el camino: #JeSuisAntiMafia. Es largo y poco comercial, lo admito, pero ahí todos podemos estar a favor, ¿no? ¿Quién va a estar a favor de las mafias? Sin duda las mafias son las malas de lo que sucede en el Mediterráneo: se aprovechan de esa pobre gente que huye de la guerra, y de la miseria, y del hambre, y del terrorismo de Al Qaeda y del Estado Islámico, y los engañan prometiéndoles que los llevarán a Europa, y esa pobre gente paga para subirse a un ataúd flotante más dinero de lo que les costaría un billete en bussiness en cualquier aerolínea no ya low cost, sino de bandera. Mala gente, estas mafias, piensan quienes han denegado los visados de refugiados, quienes han expoliado el norte de África (y el continente entero), quienes llevan décadas haciendo todo lo posible para crear el vacío de poder, el horror y el abismo en el que ha germinado el atroz yihadismo. Bien pesando, #JeSuisAntiMafia no sirve, que Los Soprano, El Padrino, Uno de los Nuestros y Boardwalk Empire son grandes series y películas, ¿no? ¿A quién no le gusta un poco la mafia?
Igual la solución es #JeSuisEuropeo. Sí, este hashtag debería funcionar. Al fin y al cabo, hay ahora mismito miles y miles de personas en las plazas de las capitales de toda Europa menifestándose en contra de la barbarie de las políticas migratorias de sus gobiernos, ¿no? En estos precisos momentos en que escribo esto hay miles y miles de personas camino de Bruselas exigiendo un visado de refugiado para todos los perseguidos por la guerra, el terorrismo y la miseria que nosotros, los europeos, como occidentales, tanto hemos contribuido a crear. ¿No? ¿No? ¿No se supone que somos nosotros los europeos los que consideramos sagrado el valor de la vida y de los derechos humanos? ¿No somos nosotros los occidentales quienes exigimos a los demás que respeten los derechos humanos? ¿No es Europa almenara de civilización y democracia? ¿No somos nosotros, a diferencia de los bárbaros de otras latitudes, los que valoramos por encima de todo a la preciosa vida humana? ¿Eso que escucho es un clamor contra la Europa-Fortaleza o el ruido de miles de botas en el asfalto?
Yo tengo una propuesta: ¿Y si probamos con el hashtag #JeSuisSerHumano? Aunque, bien pensado, no creo que haga fortuna, tampoco: en el fondo, viendo como se los trató en vida y en muerte y en cómo se tratará a los que vendrán después, a los 700 muertos del domingo en el Mediterráneo, 1.100 en una semana, 1.500 sólo este año, los europeos no los consideramos seres humanos como nosotros. Son emigrantes. Son pobres. Son refugiados.
Lo mejor será que los líderes mundiales, los generadores de opinión en Twitter y los opinantes y tertulianos abandonen la búsqueda de un hashtag solidario. Total, en cuatro días hay Champions y pronto el Estado Islámico hará otra atrocidad, y nos habremos olvidado de esos 700 muertos sin nombre en un pesquero sin nombre.
Fuente: https://decimaavenida.wordpress.com/2015/04/19/jesuisserhumano/