Venezuela, Cuba y Nicaragua advirtieron este martes ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el riesgo que existe de que Estados Unidos (EE.UU.) ejecute una invasión militar a Libia, aprovechándose del conflicto interno que hay en ese país.
La mayoría del naciones presente en el órgano de la ONU condenó la violencia en Libia, país al que se terminó expulsando del Consejo de Derechos Humanos del organismo multilateral.
Los representantes de los tres países latinoamericanos antes mencionados coincidieron en que el pueblo libio debe definir su destino, “sin intervención extranjera” y además, reafirmaron que una acción militar “incrementaría el riesgo de aumentar la violencia” en la nación árabe.
El primero en pronunciarse fue el embajador de Venezuela ante la ONU, Jorge Valero, quien en la reunión exhortó a los países amantes de la paz a detener la invasión promovida por Estados Unidos y sus aliados para invadir a Libia, con el objetivo de apropiarse de su riqueza petrolera.
“Es la hora de la diplomacia para la paz y no para la guerra (…) Rechazamos la posición guerrerista, quienes promueven la intervención militar a Libia no buscan defender los derechos humanos, sino establecer un protectorado para violarlos y aprovecharse de los recursos de esta nación, especialmente los energéticos”, exclamó Valero.
Posteriormente, el embajador cubano, Pedro Núñez Mosquera, reiteró el repudio a la intervención militar en Libia, afirmando que su país “aboga por una solución pacífica” y crítica la doble moral de Estados Unidos que también “es responsable de la muerte y tortura de cientos de miles de personas alrededor del mundo”.
Núñez Mosquera afirmó que aceptar la intervención militar por parte de Estados Unidos a Libia también “traería grandes consecuencias para la economía mundial” y, por ende, aseguró que “constituye un serio desafío al principio de la igualdad soberana de los Estados”.
Entretanto, la representante de Nicaragua, María Rubiales, también dijo que a su país le preocupa la pérdida de vidas humanas y repudió el hecho de que las cadenas de noticias internacionales, “a antojo de los países imperialistas, “brindan información inflada y exagerada”, para incitar a una intervención extranjera.
“Incitan a una intervención militar extranjera que abrirá las puertas aquellos que quieren aprovecharse del petróleo libio (…) no tienen más objetivo que conseguir sus recursos naturales (de Libia), por eso Nicaragua repudia este hecho”, expresó Rubiales.
Con estos argumentos, las tres naciones latinoamericanas hicieron un llamado a reflexionar sobre el asunto de Libia y a promover el diálogo y las negociaciones entre las fuerzas del presidente libio, Muammar Al Gaddafi, y sus opositores.
Como respuesta a esta posición, la representante de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, arremetió contra la posición política a favor de la paz y señaló que su país “rechaza de manera completa la distorsión de las políticas y posturas de Venezuela, en momento que este órgano actuó unido por el pueblo libio”.
En este sentido, Valero señaló que “es comprensible que un Gobierno con tan largo historial de violación a los derechos humanos en su país y en el mundo responda con falsos argumentos los demostrables señalamientos que hizo la delegación venezolana sobre la política intervencionista de Estados Unidos”.
En esta sesión extraordinaria de la Asamblea General de la ONU se expulsó a Libia del Consejo de Derechos Humanos (CDH) del organismo internacional.
El argumento para la expulsión adoptada fue la ola violencia desatada en los últimos 15 días en el país árabe, donde movimientos en pro y en contra del líder libio Gaddafi han protagonizado enfrentamientos, los cuales han dejado saldo de al menos 600 personas muertes, según diferentes fuentes.
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