Sonhos e ilusões

Cronopiando por Koldo Campos Sagaseta. 

A gente têm sonhos e ilusões. Dos primeiros passei boa parte da minha vida falando e escrevendo. De minhas ilusões quase nunca lhes digo nada.

Que qual a diferença? Que como distinguir sonhos de ilusões?

Eu sempre recorri aos olhos. Me consta que tem aqueles que preferem o ouvido, o tacto, também o gosto, como tem aqueles que optam por se basearem no olfato, mas, no meu caso e entre todos os sentidos, lhes confesso que o da vista é aquele que mais me ajuda a diferenciar uma ilusão de um sonho.

Para sonhar fecho os olhos, para me iludir, os abro… e fecho os demais sentidos. Até clausuro esse que alguns chamam de bom senso. Fico sozinho com meus olhos sem que nenhum outro sentido os perturbe.

Ainda que quando com os anos vão ficando sábios, embora também velhos, ou talvez por isso, os olhos com frequência se enganam, se entretêm, se despistam, ficam no riso espontâneo de um momento feliz, na alegria de um lampejo fugaz.

Os sonhos, porém, sempre têm um longo percurso e precisam de todos os sentidos, até dos olhos quando atinam a ver através da memória e são capazes de escrutar, inclusive, as ausências.

Ou dito de outro modo: Um sonho seria a república; uma ilusão seria que um abençoado elefante socasse seu caçador com a tromba. Um sonho seria a democracia; uma ilusão seria que, enfim, nos descobrissem os extraterrestres e pousassem suas naves entre nós. Um sonho seria a independência; uma ilusão seria que num envelope, grande e livre, não ficasse impune vintém a ser roubado.

Tradução: https://www.facebook.com/amlapav.idiomas 

Sueños e ilusiones

Cronopiando por Koldo Campos Sagaseta.

Uno tiene sueños e ilusiones. De los primeros me he pasado buena parte de mi vida hablando y escribiendo. De mis ilusiones casi nunca les cuento.

¿Que cuál es la diferencia? ¿Qué como distinguir sueños de ilusiones?

Yo siempre he recurrido a los ojos. Me consta que hay quienes prefieren el oído, el tacto, también el gusto, como hay quienes optan por basarse en el olfato pero, en mi caso y entre todos los sentidos, les confieso que el de la vista es el que más me ayuda a diferenciar una ilusión de un sueño.

Para soñar cierro los ojos; para ilusionarme los abro… y cierro todos los demás sentidos. Hasta clausuro ese que algunos llaman común. Me quedo a solas con mis ojos sin que ningún otro sentido los perturbe.

Aún cuando con los años se van haciendo sabios, cierto que también viejos, o tal vez por ello, los ojos con frecuencia se engañan, se entretienen, se despistan, se quedan en la risa espontánea de un momento feliz, en el alborozo de un chispazo fugaz.

Los sueños, sin embargo, tienen siempre un largo recorrido y necesitan de todos los sentidos, hasta de los ojos cuando atinan a ver a través de la memoria y son capaces de escrutar, incluso, las ausencias.

O dicho de otro modo: Un sueño sería la república; una ilusión sería que un bendito elefante la emprendiera a trompadas con su cazador. Un sueño sería la democracia; una ilusión sería que, por fin, nos descubrieran los extraterrestres y aterrizaran sus naves entre nosotros. Un sueño sería la independencia; una ilusión sería que en un sobre, grande y libre, no quedara un impune céntimo que robarse.

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